martes, agosto 18, 2009

PROYECTO GRAN SIMIO ALERTA DE LA DESAPARICIÓN ACELERADA DE LAS POBLACIONES DE GRANDES SIMIOS

PROYECTO GRAN SIMIO ALERTA DE LA DESAPARICIÓN ACELERADA DE LAS POBLACIONES DE GRANDES SIMIOS DEBIDO PRINCIPALMENTE A LA DESTRUCCIÓN MASIVA DE SU HABITAT Y PIDE QUE LAS SELVAS TROPICALES SEAN DECLARADAS PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD.


Sólo quedan entre 20 ó 30 chimpancés en el Parque Nacional de Tai de Costa de Marfil, en el que más del 90% de sus poblaciones en todo el país han desaparecido. Así lo asegura el Proyecto Gran Simio, en un informe elaborado a raíz de los datos que les van llegando del equipo nativo que trabaja para el Proyecto en el mencionado parque nacional. Pero las estimaciones no sólo quedan ahí, aseguran sus responsables. En Tanzania en la que algunos años se censaban 10.000 chimpancés , sólo quedan 100 en Gombe y 600 en el Parque Nacional de Mahale. En Senegal sólo se detecta pequeñas poblaciones. 200 son sólo los Gorilas del Rio Cross que aún sobreviven y mientras en Sumatra y en Borneo, sus selvas están desapareciendo y con ellas los orangutanes de los que sólo se les da cinco años de vida. De los ocho Parques Nacionales en Congo, las poblaciones de gorilas ha descendido en un 90%. 130 son los gorilas de montaña que quedan en el parque natural de Kahuzi-Biega (Kivi).Los bonobos se encuentran en el mismo borde de su extinción. La situación, según el mismo informe, es alarmante, ya que es generalizada y las estimaciones de poblaciones de grandes simios han cambiado de forma dramática.

Según el Proyecto Gran Simio las consecuencias son claras: Aumento de la caza furtiva para mercado de carne y tráfico de bebes con destino a zoológicos y particulares, destrucción del hábitat por compañías madereras occidentales y asiáticas, utilización del combustible carbón vegetal en detrimento de los bosques, enfermedades como el ébola que diezman poblaciones enteras y el aumento de plantaciones monocultivo como la Jatrofa o Palma de Aceite para uso principalmente del biocombustible; son algunas de las causas de esta inquietante situación por la que atraviesan los grandes simios.

Por todo ello, esta Asociación pide que de forma inmediata, las selvas tropicales sean declaradas Patrimonio de la Humanidad. Además de conservar la biodiversidad necesaria para mantener la ecología ambiental de la Tierra y de culturas humanas de gran valor, aseguran que es una fuente importantísima de lucha contra el cambio climático, al ser los bosques primarios grandes reservorios de CO2, albergar el sistema de vientos planetario que regula el clima mundial y que parten desde el ecuador a los distintos hemisferios y la gran importancia del nitrógeno en las hojas y ramas más externas de los árboles incrementando con ello la cantidad de luz que se refleja de vuelta hacía el espacio y por tanto contribuyendo al no calentamiento de la atmósfera.

“Ante todos estos datos actuales que distan mucho de los que se creía, urge una protección urgente de todas las poblaciones de grandes simios y de su propio hábitat, como un último intento en salvar a nuestros compañeros evolutivos. La declaración de todas las selvas tropicales como Patrimonio de la Humanidad, con una fuerte protección, es la única forma de salvar las pocas poblaciones que existen así como la biodiversidad tropical en toda su magnitud ”, ha declarado Pedro Pozas Terrados, Director Ejecutivo del Proyecto Gran Simio en España.

Pozas advierte que líderes indígenas y de campesinos son asesinados y poblaciones enteras expulsadas de sus territorios, con el objetivo de la destrucción de las selvas para monocultivos de palma de aceite, soja, jatrofa y otros cultivos con destino exclusivo al Biodiesel o Etanol, dos agrocombustibles que según la opinión de este experto, se han convertido en un crimen contra la humanidad.

La protección mundial de la selvas tropicales sería el camino único para parar este colosal desastre, apunta el portavoz de la mencionada Asociación.
PROYECTO GRAN SIMIO - PRENSA
FIN DE COMUNICADO.

Para más información, pueden ponerse en contacto con:
Pedro Pozas Terrados
Secretario General
Proyecto Gran Simio / España
http://www.proyectogransimio.org/
nautilusmar@yahoo.es
Teléfono: 678 708 832

jueves, agosto 13, 2009

HUMOR - NOCHE H - GRANDES SIMIOS

LA GUERRA CONTRA BACTERIAS Y VIRUS: UNA LUCHA AUTODESTRUCTIVA

Os presento en esta ocasión, el artículo de un gran científico que por decir verdades, muchas puertas se le están cerrando en el mundo académico que también como el político, está manipulado.

Le conocí en el curso de verano sobre Darwin de la UNED en Logroño el pasado mes de julio. Los dos dimos una charla y estuvimos al día siguiente en la misma mesa redonda con los alumnos que asistieron al mismo. Me sorprendió en un principio su abierta sinceridad y conectamos rápidamente. Es la primera vez que un científico reconoce lo que de verdad ocurre en la ciencia y que mil veces he manifestado en esta bitácora de la igualdad.

Es un luchador contra el sistema, uno de los pocos doctores que de verdad intentan dar luz a sus alumnos sobre las realidades que nos ocultan, de expresar libremente como un científico debe hacerlo, sin tapujos y con la mente abierta a todo aquello que pueda ser estudiado o descubierto sin desechar ideas sistemáticamente por muy absurdas que sean.

Ha escrito libros y tiene numerosos artículos que recomiendo su lectura. Por ser como es, por ir contra corriente, muchas puertas las tiene cerradas, pero como a los grandes hombres, he querido desde este rincón, alabar su trabajo, alentarle para que continúe en la misma línea, para que no perdamos a un científico de los de verdad y que pueda seguir denunciando abiertamente lo que pasa, como y porqué.

El me dice que soy su manager porque en las conversaciones que hemos mantenido, siempre valoro su trabajo y su dedicación. Pues si, en Defensores de la Igualdad siempre he querido resaltar a los sabios como Nicolas Tesla que hicieron mucho por la humanidad y que después no han sido reconocidos.

Máximo Sandin, es un genio que lo tenemos ahí, que puede aportar grandes cosas e ideas, pero que sin embargo muchos de sus propios compañeros y el sistema establecido, intentan ahogar sus palabras, ocultar sus trabajos, minimizar sus conocimientos.

Por todo ello, le ofrezco esta ventana de la libertad, de la igualdad, para que sus palabras, su ciencia, sus trabajos sean divulgados. Se que sólo es un pequeño granito de arena, pero es todo lo que puedo dar a este gran sabio de nuestros tiempos. Máximo se merece mucho más, pero en este país y en otros supongo, cuando vas contra el sistema aunque el engranaje esté equivocado, eres inmediatamente apartado del camino.

Gracias Máximo por tu valentía y aquí va tu excelente artículo.

ARTICULO:
LA GUERRA CONTRA BACTERIAS Y VIRUS: UNA LUCHA AUTODESTRUCTIVA

La guerra permanente contra los entes biológicos que han construido, regulan y mantienen la vida en nuestro Planeta es el síntoma más grave de una civilización alienada de la realidad que camina hacia su autodestrucción.
Las dos obras fundacionales que constituyen la base teórico-filosófica del pensamiento occidental contemporáneo, de la concepción de la realidad, de la sociedad, de la vida, y que han sido determinantes en las relaciones de los seres humanos entre sí y con la Naturaleza son “La riqueza de las naciones” de Adam Smith y “Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural o el mantenimiento de las razas favorecidas en la lucha por la existencia” de Charles Darwin. La concepción de la naturaleza y la sociedad como un campo de batalla en el que dos fuerzas abstractas, la selección natural y la mano invisible del mercado rigen los destinos de los competidores, ha conducido a una degradación de las relaciones humanas y de los hombres con la naturaleza sin precedentes en nuestra historia que está poniendo a la humanidad al borde del precipicio. El creciente abismo entre los países victimas de la colonización europea y los países colonizadores, las decenas de guerras permanentes, siempre originadas por oscuros intereses económicos, la destrucción imparable de ecosistemas marinos y terrestres… sólo pueden conducir a la Humanidad a un callejón sin salida.

La gran industria farmacéutica se puede considerar, dentro de este proceso destructivo, un claro exponente de la aplicación de estos principios y de sus funestas consecuencias. La concepción del organismo humano y de la salud como un campo para el mercado, como un objeto de negocio, unida a la visión reduccionista y competitiva de los fenómenos naturales ha conducido a una distorsión de la función que, supuestamente, le corresponde, que puede llegar a constituir un factor más a añadir a los desencadenantes de la catástrofe. Un ejemplo dramáticamente ilustrativo de los peligros de esta concepción es el alarmante aumento de la resistencia bacteriana a los antibióticos, que puede llegar a convertirse en una grave amenaza para la población mundial, al dejarla inerme ante las infecciones (Alekshun M. N. y Levy S. B. 2007). El origen de este problema se encuentra en los dos conceptos mencionados anteriormente, que se traducen en el uso abusivo de antibióticos ante el menor síntoma de infección, su utilización masiva para actividades comerciales como el engorde de ganado, y su comercialización con evidente ánimo de lucro, pero, sobre todo, de la consideración de las bacterias como patógenos, “competidores” que hay que eliminar.

Esta concepción pudo estar justificada por la forma como se descubrieron las bacterias, antes “inexistentes”. El hecho de que su entrada en escena fuera debido a su aspecto patógeno, unido a la concepción darvinista de la naturaleza según la cual, la competencia es el nexo de unión entre todos sus componentes, las estigmatizó con el sambenito de microorganismos productores de enfermedades que, por tanto, había que eliminar. Sin embargo, los descubrimientos recientes sobre su verdadero carácter y sus funciones fundamentales para la vida en nuestro planeta han transformado radicalmente las antiguas ideas. Las bacterias fueron fundamentales para la aparición de la vida en la Tierra, al hacer la atmósfera adecuada para la vida tal como la conocemos mediante el proceso de fotosíntesis (Margulis y Sagan, 1995). También fueron responsables de la misma vida: las células que componen todos los organismos fueron formadas por fusiones de distintos tipos de bacterias de las que sus secuencias génicas se pueden identificar en los organismos actuales (Gupta, 2000). En la actualidad, son los elementos básicos de la cadena trófica en el mar y en la tierra y en el aire (Howard et al., 2006; Lambais et al., 2006) y siguen siendo fundamentales en el mantenimiento de la vida: “Purifican el agua, degradan las sustancias tóxicas, y reciclan los productos de desecho, reponen el dióxido de carbono a la atmósfera y hacen disponible a las plantas el nitrógeno de la atmósfera. Sin ellas, los continentes serían desiertos que albergarían poco más que líquenes”. (Gewin,2006), incluso en el interior y el exterior de los organismos (en el humano su número es diez veces superior al de sus células componentes). La mayor parte de ellas son todavía desconocidas y se calcula que su biomasa total es mayor que la biomasa vegetal terrestre. Con estos datos resulta evidente que su carácter patógeno es absolutamente minoritario y que en realidad es debido a alteraciones de su funcionamiento natural producidas por algún tipo de agresión ambiental ante la que reaccionan intercambiando lo que se conoce como “islotes de patogenicidad” ( Brzuszkiewicz et al., 2006) una reacción que, en realidad, es una reproducción intensiva para hacer frente a la agresión ambiental. De hecho, se ha comprobado que los antibióticos no son realmente “armas” antibacterianas, sino señales de comunicación que, en condiciones naturales, utilizan, entre otras cosas, para controlar su población: “Lo que los investigadores conocen sobre los microbios productores de antibióticos viene fundamentalmente de estudiarlos en altos números como cultivos puros en el laboratorio, unas condiciones artificiales comparadas con su número y diversidad encontrados en el suelo” (Mlot, 2009). A pesar de todos estos datos reales, se puede comprobar cómo la industria farmacéutica sigue buscando “nuevas armas” para combatir a las bacterias (Pearson, 2006).

Los virus han seguido, con unos años de retraso, el mismo camino que las bacterias, debido a que su descubrimiento fue más tardío a causa de su menor tamaño. Descubiertos por Stanley en la enfermedad del “mosaico del tabaco” fueron, lógicamente, dentro de la óptica competitiva de la naturaleza, incluidos en la lista de “rivales a eliminar”. Es evidente que algunos de ellos provocan enfermedades, algunas terribles, pero, ¿no estará en el origen de éstas algún proceso semejante al que ya parece evidente en las bacterias? Veamos los datos más recientes al respecto: El número estimado de virus en la Tierra es de cinco a veinticinco veces más que el de bacterias. Su aparición en la Tierra fue simultánea con la de las bacterias (Woese, 2002) y la parte de las características de la célula eucariota no existentes en bacterias (ARN mensajero, cromosomas lineales y separación de la transcripción de la traslación) se han identificado como de procedencia viral (Bell, 2001). Las actividades de los virus en los ecosistemas marinos y terrestres (Williamson, K. E., Wommack, K. E. y Radosevich, M., 2003; Suttle, C. A., 2005) son, al igual que las de las bacterias, fundamentales. En los suelos, actúan como elementos de comunicación entre las bacterias mediante la transferencia genética horizontal (Ben Jacob, E. et al., 2005) en el mar tienen actividades tan significativas como estas: En las aguas superficiales del mar hay un valor medio de 10.000 millones de diferentes tipos de virus por litro. Su densidad depende de la riqueza en nutrientes del agua y de la profundidad, pero siguen siendo muy abundantes en aguas abisales. Su papel ecológico consiste en el mantenimiento del equilibrio entre las diferentes especies que componen el placton marino (y como consecuencia del resto de la cadena trófica) y entre los diferentes tipos de bacterias, destruyéndolas cuando las hay en exceso. Como los virus son inertes, y se difunden pasivamente, cuando sus "huéspedes" específicos son demasiado abundantes son más susceptibles de ser infectados. Así evitan los excesos de bacterias y algas, cuya enorme capacidad de reproducción podría provocar graves desequilibrios ecológicos, llegando a cubrir grandes superficies marinas. Al mismo tiempo, la materia orgánica liberada tras la destrucción de sus huéspedes, enriquece en nutrientes el agua. Su papel biogeoquímico es que los derivados sulfurosos producidos por sus actividades, contribuye... ¡a la nucleación de las nubes! A su vez, los virus son controlados por la luz del sol (principalmente por los rayos ultravioleta) que los deteriora, y cuya intensidad depende de la profundidad del agua y de la densidad de materia orgánica en la superficie, con lo que todo el sistema se regula a sí mismo. (Fuhrman, 1999). Hasta el 80% de las secuencias de los virus marinos y terrestres no son conocidas en ningún organismo animal ni vegetal. (Villareal, 2004). En cuanto a sus actividades en los organismos, los datos que se están obteniendo los convierten en los elementos fundamentales en la construcción de la vida. Además de las características de la célula eucariota no existentes en las bacterias que se han identificado como procedentes de virus, más significativo aún es el hecho de que la inmensa mayor parte de los genomas animales y vegetales está formada por virus endógenos que se expresan como parte constituyente de éstos (Britten, R.J., 2004) y elementos móviles y secuencias repetidas derivadas de virus que se han considerado erróneamente durante años “ADN basura” gracias a la “aportación científica” de Richard Dawkins con su pernicioso libro “El gen egoísta” (Sandín, 2001; Von Sternberg, R., 2002). Entre éstas, los genes homeóticos fundamentales, responsables del desarrollo embrionario, cuya disposición en los cromosomas de secuencias repetidas en tandem revela un evidente origen en retrotransposones (capaces de hacer, con la ayuda del genoma, duplicaciones de sí mismos), a su vez derivados de retrovirus (Wagner, G. P. et al., 2003; García-Fernández, J., 2005). Una de las funciones más llamativas es la realizada por los virus endógenos W, cuya misión en los mamíferos consiste en la formación de la placenta, la fusión del sincitio-trofoblasto y la inmunosupresión materna durante el embarazo (Venables et al., 1995; Harris, 1998; Mi et al., 2000; Muir et al., 2004). Pero la cantidad, no sólo de “genes” sino de proteínas fundamentales en los organismos eucariotas (especialmente multicelulares) no existentes en bacterias y adquiridas de virus sería inacabable (Adams y Cory, 1998; Barry y McFadden, 1999; Markine-Goriaynoff et al., 2004; Gabus et al., 2001; Medstrand y Mag, 1998; Jamain et al., 2001 ), aunque, en ocasiones, los propios descubridores, llevados por la interpretación darwinista las consideran aparecidas misteriosamente (“al azar”) en los eucariotas y adquiridas por los virus (Hughes & Friedman, 2003) a los que acusan de “secuestradores”, “saboteadores” o “imitadores” (Markine-Goriaynoff et al., 2004) sin tener en cuenta que los virus en estado libre son absolutamente inertes, y que es la célula la que utiliza y activa los componentes de los virus (Cohen, 2008). Por eso, resultan absurdas las acusaciones, que estamos cansados de oír, de que los virus “mutan para evadir las defensas del hospedador”. Las “mutaciones” se producen durante los procesos de integración en el ADN celular debido a que la retrotranscriptasa viral no corrige los “errores de copia”.

En definitiva, e independientemente de la incapacidad para la comprensión de la importante función de los virus en la evolución y los procesos de la vida motivada por la asfixiante concepción reduccionista y competitiva de las ideas dominantes en Biología, los datos están disponibles en los genomas secuenciados hasta ahora. En el genoma humano se han identificado entre 90.0000 y 300.0000 secuencias derivadas de virus. La variabilidad de las cifras es debida a que depende de que se tengan en consideración virus completos o secuencias parciales derivadas de virus. Es decir, también están en nuestro interior. Cumpliendo funciones imprescindibles para la vida. Pero también sabemos que los virus endógenos se pueden activar y “malignizar” como consecuencia de agresiones ambientales (Ter-Grigorov, et al., 1997; Gaunt, Ch. y Tracy, S., 1995).

Es decir, por más que la concepción dominante de la naturaleza, la que nos parecen querer imponer los interesados en la lucha contra ella, sea la de un sórdido campo de batalla plagado de “competidores” a los que hay que eliminar, lo que nos muestra la realidad es una naturaleza de una enorme complejidad en la que todos sus componentes están interconectados y son imprescindibles para el mantenimiento de la vida. Y que son las rupturas de las condiciones naturales, muchas de ellas causadas por esta visión reduccionista y competitiva de los fenómenos de la vida, las que están conduciendo a convertir a la naturaleza desequilibrada en un verdadero campo de batalla en el que tenemos todas las de perder.

El peligroso avance de la resistencia bacteriana a los antibióticos se puede considerar como el más claro exponente de las consecuencias de la irrupción de la competencia y el mercado en la naturaleza, pero hay otra consecuencia de esta actitud que nos puede dar una pista de hasta donde pueden llegar si se continúa por este camino: Desde 1992 hasta 1999, el periodista Edward Hooper siguió el rastro de la aparición del SIDA hasta un laboratorio en Stanleyville en el interior del Congo, por entonces belga, en el que un equipo dirigido por el Dr. Hilary Koprowski, elaboró una vacuna contra la polio utilizando como sustrato riñones de chimpancé y macaco. El “ensayo” de esta vacuna activa tuvo lugar entre 1957 y 1960, mediante un método muy habitual “en aquellos tiempos”, la vacunación de más de un millón de niños en diversas “colonias” de la zona. Niños cuyas condiciones de vida (y, por tanto, de salud) no eran precisamente las más adecuadas. En un debate en el que el periodista expuso sus datos, Hooper fue vapuleado públicamente por una comisión de científicos que negaron rotundamente esa relación, aunque no se consiguió encontrar ninguna muestra de las vacunas. Parece comprensible que los científicos no quieran ni siquiera pensar en esa posibilidad. Desde entonces, se han publicado varios “rigurosos” estudios que asociaban el origen del sida con mercados africanos en los que era práctica habitual la venta de carne de mono o, más recientemente, “retrasando” la fecha de aparición hasta el siglo XIX mediante un supuesto “reloj molecular” basado en la comparación de cambios en las secuencias genéticas de virus. Lo que ni Hooper ni Koprowsky podían saber era que los mamíferos tenemos virus endógenos que se expresan en los linfocitos y que son responsables de la inmunodepresión materna durante el embarazo. En la actualidad, Koprowsky es uno de los científicos con más patentes a su nombre.
Las barreras de especie son un obstáculo natural para evitar el salto de virus de una especie a otra. Son necesarias unas condiciones extremas de estrés ambiental o unas manipulaciones totalmente antinaturales para que esto ocurra. Y todo esto nos lleva al cuestionamiento de de muchos conceptos ampliamente asumidos que, como ajeno profesionalmente al campo de la medicina, sólo me atrevo a plantear a los expertos en forma de preguntas para que sean ellos los que consideren su pertinencia:

Si tememos en cuenta que las secuencias genéticas de los virus endógenos y sus derivados están implicadas en procesos de desarrollo embrionario (Prabhakar et al., 2008), se expresan en todos los tejidos y en muchos procesos metabólicos (Sen y Steiner, 2004), inmunológicos (Medstrand y Mag, 1998), ¿cuál es la verdadera relación de los virus con el cáncer o con las enfermedades autoinmunes? ¿son causa o consecuencia? Es decir, ¿existen epidemias de cáncer o artritis o son los tejidos afectados los que emiten partículas virales (Seifarth et al., 1995)?

Si tenemos en cuenta que la inmunidad es un fenómeno natural que cuenta con sus propios procesos para garantizar el equilibrio con los microorganismos del entorno, la introducción artificial de microorganismos “atenuados” o partes de ellos en el organismo ¿no producirá una distorsión de los mecanismos naturales incluyendo un posible debilitamiento del sistema inmune que favorecería la posterior susceptibilidad a distintas enfermedades?

Y, finalmente, si tenemos en cuenta que la existencia en la naturaleza de “virus recombinantes” procedentes de dos especies diferentes es tan extraña que posiblemente sea inexistente debido a la extremada especificidad de los virus. ¿De dónde vienen esos extraños virus con secuencias procedentes de cerdos, aves y humanos?

En el caso hipotético de que los verdaderos intereses de la industria farmacéutica fueran los beneficios económicos, la enfermedad se convertiría en un negocio, pero las vacunas serían, sin la menor duda, el mejor negocio. Ya hemos visto repetidamente hasta donde pueden llegar las dos industrias que, junto con la farmacéutica, constituyen los mercados que más dinero “generan” en el mundo: la petrolera y la armamentística. Sería un duro golpe para los ciudadanos convencidos de que están en buenas manos comprobar que una industria aparentemente dedicada a cuidar la salud de los ciudadanos fuera en realidad otra siniestra máquina acumuladora de dinero capaz de participar en las turbias maquinaciones de sus compañeras de ranking como, por ejemplo, controlar prestigiosas organizaciones internacionales para favorecer sus propios intereses.
La concepción de la naturaleza basada en el modelo económico y social del azar como fuente de variación (oportunidades) y la competencia como motor de cambio (progreso) impone la necesidad de "competidores" ya sean imaginarios o creados previamente por nosotros y está dañando gravemente el equilibrio natural que conecta todos los seres vivos. Pero la Naturaleza tiene sus propias reglas en las que todo, hasta el menor microorganismo y la última molécula, están involucrados en el mantenimiento y regulación de la vida sobre la Tierra y tiene una gran capacidad de recuperación ante las peores catástrofes ambientales. El ataque permanente a los elementos fundamentales en esta regulación, la agresión a la “red de la vida”, puede tener unas consecuencias que, para nuestra desgracia, sólo podremos comprobar cuando la Naturaleza recobre el equilibrio.
MÁXIMO SANDIN

martes, agosto 04, 2009

POR UNA LIBERTAD SIN CADENAS




Van pasando las semanas, los meses, y el apoyo prometido por el Congreso de los Diputados para adherirse a los objetivos principales del Proyecto Gran Simio y hacer una ley de grandes simios, va quedando desafortunadamente en el olvido, en una promesa sin cumplir, en una Proposición No de Ley que aún habiendo sido aprobada por la Comisión de Medio Ambiente del Congreso que se supone son los representantes del pueblo, está siendo olvidada y arrinconada. No entiendo como unos políticos que han sido elegidos por el pueblo, que han defendido nuestros objetivos con precisión el 25 de junio del 2008, que aprobaron el apoyo al PGS y la puesta en marcha de una protección inmediata, de una Ley de grandes simios en la mismísima casa de la democracia, tengan el descaro de olvidar, de sepultar bajo los escombros de la palabrería lo que ellos mismos aprobaron. ¿Hacen lo mismo con todos los temas que tratan en el Congreso? ¿Acaso los simios son menos importantes que cualquier otro asunto en el terreno medioambiental?¿Por qué se aprobó en el Congreso y ahora se olvida? ¿El gobierno no escucha al Congreso y a las decisiones democráticas de su propio partido? ¿Por qué entonces tanto esfuerzo y defensa de la PNL para más tarde quedar en nada?. ¿Cómo podemos confiar en una administración que no cumple con su palabra?. Algo tan simple como es la protección de nuestros compañeros evolutivos, sin que además no cueste nada en su aplicación, se está dejando nuevamente encerrado en un cajón con la intención de que pase el tiempo que queda de la legislatura, para que quede sin efecto lo aprobado como ocurrió en el 2006. Seguiremos esperando y luchando. Se ha realizado una pregunta parlamentaria al respecto y el gobierno sigue manteniendo el silencio y seguimos trabajando en otros frentes políticos para que lo aprobado en el Congreso, sea cumplido por el Estado.

Hace unos días, una productora me llamó por teléfono con la intención que le diera una serie de nombres, porque querían hacer un documental sobre los grandes simios y su situación y que un santuario les había denegado por el momento la entrada en el mismo y que se lo estaban pensando mucho. Sabemos que santuario es. Si que es cierto que muchos santuarios en África y en Indonesia, se han apropiado de la imagen del chimpancé o del orangután, y no permiten ninguna filmación por intereses estratégicos particulares o bien como pasa en Indonesia, porque las grandes productoras de documentales tienen comprado los derechos de imagen. ¿Con que derecho? ¿Qué derecho tienen a prohibir las filmaciones para contar una realidad? ¿En beneficio de quien o quienes están actuando de esa forma? ¿Porqué se prohíbe bajo amenaza de denuncia? Todos deberíamos trabajar a favor de los grandes simios, denunciando lo que esta pasando de verdad en las selvas tropicales, las talas por multinacionales occidentales, las plantaciones de palma de aceite para el beneficio del biodiesel. No entiendo el silencio de algunos santuarios de grandes simios, no entiendo el porqué se impide la entrada en muchos de ellos (desde luego no en beneficio de los homínidos no humanos). Esperemos que esto cambie pronto o de lo contrario no tendremos más remedio que denunciarlo por el bien de las poblaciones que están desapareciendo de una forma veloz.

Mientras, un equipo excepcional, nativo, del Proyecto Gran Simio, que acepta con gusto los voluntarios siempre que se paguen sus gastos, en estos momentos están internados en el parque nacional de Tai en Costa de marfil, trabajando sin aliento en un país donde el 90% de los chimpancés han desaparecido. Seguimos apoyando a este equipo que esta realizando un censo de las poblaciones de chimpancés que quedan en el Parque Nacional de Tai. Serge, un excepcional ecólogo, experto en plantas tropicales, está realizando una de las labores más importantes de esta zona de África y del que en más de una ocasión hemos hablado y seguiremos haciéndolo en este Boletín.

Se siguen destruyendo las selvas en todo el mundo. Los datos nos siguen llegando de una forma escalofriante y estoy preparando un nuevo informe que una vez más, nos pone los pelos de punta, donde líderes de indígenas y campesinos están siendo asesinados y donde las poblaciones de grandes simios y la biodiversidad de nuestro planeta destruida.

Los zoológicos una vez más son punto de mira del Proyecto Gran Simio, donde la mayoría de los animales incluidos los grandes simios, están en unas condiciones pésimas. A éstos de una forma en particular, son usados debido a las características cercanas al ser humano, como marionetas de entretenimiento y los “machos sementales” los “ceden” de un zoo a otro, con la única finalidad de la procreación. ¿Con que sentido? Ellos dicen que por razones científicas y de que son especies en peligro de extinción....si es así..¿por qué no se lucha en la protección de su hábitat y que las poblaciones que quedan sean protegidas?. Los que nacen en los zoológicos, no servirán nunca para ocupar los que caen en las selvas y si serán un nuevo problema que mantener y que una vez que son adultos, pierden interés y si además son conflictivos, pueden ser eliminados o donados a centros de recuperación ya de por si saturados.

Últimamente tenéis que tener un poco de paciencia con nuestra web. Para todos nosotros es el sitio más importante ya que tenemos todas las informaciones necesarias y todas las noticias puntuales, así como acciones, videos, fotografías.....Estamos mejorando su contenido y obteniendo más espacio para que podamos tener más noticias, por ello hemos cambiado de servidor y estamos resolviendo algunos problemas técnicos. El contacto en inicio y hacerse socio, no ha funcionado muy bien, pero ya estamos en camino de resolverlo. Gracias por vuestra paciencia.

No quisiera acabar, sin antes dar la bienvenida a nuestro Compañero Máximo Sandin, Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid y Doctor en Bioantropología por la Universidad Autónoma de Madrid, en la que ha ejercido su labor docente e investigadora desde 1977. En la actualidad es Profesor Titular en el Departamento de Biología en el que tiene a su cargo la docencia de Evolución humana y Ecología humana. Desde este momento, además de ser socio y apoyar nuestro Proyecto, se ha convertido en nuestro nuevo Asesor Científico. Gracias Máximo y desde esta editorial decirte que es un honor el contar contigo como Asesor. Sin lugar a dudas, Máximo es uno de los grandes científicos de nuestra ciencia actual. Con él, el PGS ha ganado volumen en el terreno científico.

Gracias una vez más por apoyarnos y por hacer realidad vuestro Proyecto, porque sin vosotros, sin vuestra ayuda y apoyo, esta lucha por nuestros compañeros evolutivos no podría existir. Gracias de corazón.

PEDRO POZAS TERRADOS

El G8 y la crisis climática: ¿coincidirán los hechos con las palabras?




Los gobiernos de algunos de los países más poderosos del mundo se reunieron recientemente en Italia y produjeron un documento titulado “Un Liderazgo Responsable para un Futuro Sostenible”. En su declaración, informan al mundo que están “decididos a asegurar el crecimiento sostenible y a enfrentar los desafíos interrelacionados de la crisis económica, la pobreza y el cambio climático”.

Podría ser divertido, si no fuera porque la situación actual es tan trágica.

El mundo enfrenta una grave crisis económica, la pobreza aumenta en todas partes – y también en esos 8 países – y la crisis climática está cercana al desastre. Todo como consecuencia directa del liderazgo “responsable” de los gobiernos de esos y otros pocos países durante muchas décadas.

Obviamente, nadie puede culpar a países como Tuvalu, Fiji, Laos, Camboya, Papúa Nueva Guinea, Gambia, Namibia, Uruguay, Cuba o la mayoría de los 192 estados miembro de las Naciones Unidas de haber creado dichos problemas. Sin embargo, la mayoría de ellos ya están impactando gravemente sobre sus pueblos.
El G8 ahora promete que “encabezará la lucha contra el cambio climático”, pero la realidad muestra que están haciendo exactamente lo opuesto: en el Reino Unido se criminaliza a militantes que intentan impedir el uso de carbón, se planea abrir Alaska a la explotación petrolera, las empresas petroleras y gaseras de los países del G8 continúan lucrando con los combustibles fósiles, al tiempo que el consumo en dichos países acelera la destrucción de bosques tropicales.

Los países que ya sufren a causa del cambio climático nunca manifestaron el deseo de ser “liderados”
por el G8. Al contrario, están exigiendo que ellos y otros gobiernos poderosos acepten su responsabilidad por los problemas que han creado y hagan algo al respecto. No para el 2050 sino ahora mismo. No con declaraciones sino con acciones concretas. No a través de “mecanismos de mercado” sino a través de estrictos mecanismos legales.

El mundo – sus pueblos y ecosistemas – ya no puede tolerar un sistema donde unos pocos gobiernos, en base a su poder económico, político y militar, usan y destruyen el planeta en beneficio propio. En tal sentido, los países del G8 deben recordar el significado de la palabra democracia y aceptar que constituyen una pequeña minoría que no ha recibido de nadie, salvo de ellos mismos, el mandato de liderar a los demás.

El mundo no quiere ni necesita su “liderazgo”, pero sí necesita que actúen de manera “responsable” para enfrentar el desastre climático que han creado. El mundo necesita que hagan coincidir sus palabras con hechos.
MOVIMIENTO MUNDIAL POR LOS BOSQUES TROPICALES