lunes, abril 03, 2006

INFORME SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO

LA DESTRUCCIÓN DE LAS SELVAS MUNDIALES
EL MITO DEL CO2 Y EL “EFECTO INVERNADERO”

LA CAUSA REAL DEL CALENTAMIENTO DEL PLANETA: LA DEVASTACIÓN DE LAS SELVAS TROPICALES DEL MUNDO.

UNA ACCIÓN URGENTE PARA SALVAR LAS SELVAS QUE QUEDAN, PUEDE AÚN PREVENIR LO PEOR DE UNA CATÁSTROFE CLIMÁTICA GLOBAL.

EL MITO DEL “EFECTO INVERNADERO”

Se ha dicho que el dióxido de carbono en la atmósfera, CO2, ha aumentado en un 42% desde 1850 y en un 18% entre 1960 y 2003. Eso, nos han dicho, es la causa del calentamiento global de hoy.

La siguiente tabla muestra que el incremento del porcentaje de CO2, calculado como lo hacen, no guarda relación alguna con los actuales niveles de CO2 en la atmósfera. Sus cifras son meras ilusiones matemáticas.

(El cuadro no lo puedo incluir ya que no me lo permite este formato - quien lo quiera puede contactar con migo a mi dirección de correo)



En los cuatro casos citados la concentración de CO2 más fuerte está 1.000 veces más alta que la concentración más baja. No obstante, calculando como se hace erróneamente, en todos los casos las cifras han aumentado un 42%, independientemente del cual sea el nivel de contenido de CO2 en la atmósfera. El porcentaje calculado de esta manera no tiene ninguna relación con el incremento real del contenido de CO2 en la atmósfera, y el único valor que importa es el incremento en el contenido, o proporción, de CO2.

Permítanos tomar otro ejemplo más para dejar claro este importante punto:

Suponga que tenemos dos contenedores, cada uno con un metro cúbico (1.000 litros) de agua destilada pura.

En un contenedor añadimos un minúsculo grano de sal de mesa.

Después añadimos nuevamente otro grano minúsculo de sal de mesa.

Ahora es perfectamente correcto afirmar que el contenido de sal en el agua ha aumentado un 100%. Pero sería muy difícil encontrar un instrumento analítico capaz de medir esto en la realidad con tan insignificante incremento.

En el otro contenedor, añadimos un kilo de sal de mesa.

A continuación añadimos aún otro kilo de sal de mesa.

En este caso también sería correcto decir que el contenido de sal en el agua ha incrementado en un 100%. Pero la concentración de sal en el agua es muy distinta, y ahora podríamos incluso saborear la diferencia.

En un caso estamos hablando de un grano de sal y en el otro de cientos de miles de granos, pero en ambos casos el incremento llega al 100%, sin dar ninguna indicación ni de los niveles relativos de sal contenidos, ni de su importancia.

Esta es una forma errónea y una no matemática manera de medir tanto los niveles de sal en el agua, como los niveles de CO2 en la atmósfera.

EL VERDADERO INCREMENTO DEL CO2 ATMOSFÉRICO

El aire de la atmósfera es una mezcla de gases: Nitrógeno (N) 78%, Oxígeno (O) 21%, Argón (Ar) 0,93% y indicios de otros gases inertes, dióxido de carbono (CO2) 0,038%, pequeñas cantidades de varios contaminantes, así como de vapor de agua.

Es de consenso mundial que en el año 1850 el CO2 constituía el 0,0265 % ( = 265 ppm) de la mezcla de gases. Actualmente está en el 0,0376% (= 376 ppm). Mientras podría ser cierto decir que el CO2 puro como tal se ha incrementado un 42% a lo largo de los últimos 153 años, el CO2 como parte de la mezcla de gases atmosféricos se ha incrementado sólo en un 0,0111% (0,0376% - 0,0265 %). Este es el verdadero incremento de CO2 en la atmósfera de la Tierra.

Como hemos visto anteriormente, una pequeña cantidad infinitesimal de un componente puede bien aumentar un 100% y aún continuar siendo totalmente insignificante en relación con la totalidad. Lo significativo es el incremento del CO2 en relación con la totalidad de los componentes del aire, no el incremento del CO2 calculado en términos absolutos como un elemento aislado.

La verdadera evolución de los niveles de CO2 atmosféricos es como sigue:


CO2 en la atmósfera, año

Incremento real del CO2 como un componente de la atmósfera.

1850 265 ppm = 0,0265%
1850 - 2003 0,0111%
1960 317 ppm = 0,0317%
1960 – 2003 0,0059%
1970 326 ppm = 0,0326%
1970 – 2003 0,0050%
2003 376 ppm = 0,0376%

Nota [1] (Al final del documento)

Se hace así evidente que la proporción de CO2 en la atmósfera desde 1850, en 153 años, ha aumentado solamente un 0,0111%. Desde 1960, durante los últimos 43 años medidos, el incremento ha sido del 0,0059% .

Partes por millón, ppm, ya es, por definición, una expresión porcentual. 1 % = 10.000 ppm y 1 ppm = 0,0001%. El uso del ppm es solamente una forma más conveniente de expresar valores pequeños, para no tener que repetir cada vez un montón de ceros.

Las mediciones oficiales del CO2 en la atmósfera están basadas en muestras tomadas por el Observatorio Mauna Loa, en Hawaii (lejos de zonas contaminadas por industrias) y están expresadas en ppm.

Se están utilizando figuras porcentuales reales recogidas del Observatorio de Mauna Loa para calcular nuevos porcentajes. Calculan efectivamente el incremento porcentual de las cifras numéricas, no el incremento real del contenido de CO2 en la atmósfera, y pretenden que estas cifras representen el incremento del CO2 desde 1850, 1960, etc. Es del todo falso con respecto a la tabla real del mencionado observatorio. Así las cifras que presentan al mundo los informes de los defensores del CO2 como único principal responsable del cambio climático, representan solamente el incremento absoluto de CO2 puro, sin ninguna relación con el nivel de CO2 en la mezcla de gases que constituyen la atmósfera (véase la tabla de la página 1). Un incremento de 1 grano de sal, o de 1 kilo de sal, llega a ser todo lo mismo.


LA DESTRUCCIÓN PLANIFICADA DE LAS SELVAS TROPICALES PROVOCA EL CAMBIO CLIMÁTICO DE HOY


Antes de 1960, nadie detectó ningún signo que presagiase el actual recalentamiento del planeta. Por el contrario, algunos científicos hablaban incluso del acercamiento de una nueva Edad de Hielo.

Desde 1960, el CO2 contenido en la atmósfera se ha incrementado un 0,0059 %, y en los últimos 33 años (1970-2003), el incremento ha sido del 0,0050%. No es creíble que tan pequeño incremento pueda provocar los actuales cambios dramáticos en el clima mundial: Megasequías, inundaciones, mayor número y más fuertes huracanes, aumentos del nivel del mar, incremento de la frecuencia y en la fuerza de los terremotos, etc.

Por otro lado, la destrucción de las selvas tropicales ha ido acelerándose exponencialmente desde 1960, siguiendo a la independencia de muchos países tropicales.

El aumento de los signos del calentamiento global, evidentes desde los años 60, puede ahora relacionarse estrechamente y matemáticamente con el aumento del área de selvas tropicales destruidas.

Mientras que es muy posible, incluso probable, que otros factores también contribuyen al calentamiento global, por ejemplo el bien documentado incremento en radiación UV de alta energía, la destrucción de las selvas tropicales es sin duda el factor más importante.

Los bosques tropicales tienen un papel crucial, en primer lugar para determinar la climatología local, incluso lejos de sus propios límites. La lluvia cae en una parte de la selva, se evapora, y vuelve a caer como lluvia más hacia el interior, en la dirección de los vientos. De nuevo se evapora y más adelante cae como lluvia…etc. Debido a la presencia de la selva, el agua de las lluvias es así reciclada repetidamente sobre continentes enteros.

Cuando la selva es destruida y rápidamente se convierte en praderas o sabanas, eso no vuelve a suceder. Las hierbas de la sabana tienen raíces superficiales y poca capacidad de evaporación. Así grandes áreas quedan sujetas a fuertes sequías, destrozando el sustento de millones de personas, provocando masivas emigraciones hacia España y Europa los provenientes de África.

La mayoría de las sequías, ríos enteros secados, etc., que hemos visto en las últimas décadas en África, Sudamérica y Asia, son el resultado directo e indiscutible de la destrucción de los bosques tropicales.

Pero estas selvas también tienen una influencia directa y determinante sobre el clima del mundo entero.

El planeta recibe el aflujo más elevado de energía solar en el cinturón ecuatorial. Las selvas funcionan como gigantescos acumuladores de calor, absorbiendo la energía solar durante el día, liberándola despacio durante la noche. Eso es muy evidente cuando uno vive dentro de la selva, donde la temperatura diurna raramente excede los 27-28º C y las temperaturas nocturnas se mantienen alrededor de los 21-24º, mientras al mismo tiempo las temperaturas en las áreas de sabanas adyacentes a menudo exceden los 45º y las noches pueden ser bastante frías.

Cuando se destruye la selva y la tierra se convierte en pasto o sabana, el cambio es dramático. El suelo y la hierva tienen una capacidad muy pequeña para absorber y almacenar calor, y la mayor parte del aflujo de energía solar se refleja directamente de vuelta hacía la atmósfera como calor. Así la atmósfera sobre las recién creadas áreas de sabana recibe durante el día una fuerte y nueva inyección de energía calórica y ninguna durante la noche. Consecuentemente, un fuerte diferencial energético se desarrolla entre el día y la noche, resultando en vientos mucho más fuertes y cálidos que anteriormente.

Todos los sistemas de vientos del planeta nacen alrededor del ecuador (véase ANEXO II) y esta inyección intermitente de nueva energía en la atmósfera, siguiente a la destrucción de las selvas, causa cambios en los sistemas de viento del mundo entero. Eso en consecuencia provoca los cambios climáticos actuales, más y más severas sequías, inundaciones, huracanes, deshielo de los casquetes polares, aumentos del nivel del mar, lo que a su vez causa cambios en la presión sobre las placas tectónicas de la corteza del planeta, incrementando la frecuencia y fuerza de los terremotos. Además, los vientos más cálidos y mucho más fuertes que antes, ocasionalmente llegan a empujar masas de aire polares frías hacía abajo sobre el hemisferio norte, causando graves daños para la agricultura norteamericana y europea.

Propondríamos que si se relacionasen los gráficos desde el año 1960 de las áreas de bosques tropicales devastadas anualmente con los correspondientes gráficos de incrementos anuales del promedio de las temperaturas máximas, incrementos en la fuerza de los vientos, el incremento de la altura de las olas oceánicas (cifras disponibles al menos del Reino Unido), las áreas afectadas anualmente por sequías severas, el número de vientos con fuerza de huracán y el número de terremotos por encima, por ejemplo, de 5 en la escala de Richter, las curvas gráficas correspondientes serían grosso modo paralelas, demostrando así una clara relación entre estos fenómenos climáticos y la destrucción de las selvas tropicales.

Es también muy significativo, que los estudios actuales para prevenir el cambio climático, abogan por la reducción de las emisiones de CO2 de vehículos e industrias (esto sería deseable por muchas otras razones, distintas al cambio climático), no dicen absolutamente nada sobre las enormes cantidades de CO2 liberadas a la atmósfera por cada hectárea de selva tropical devastada, por la quema y descomposición de la enorme masa vegetal sobre cada hectárea, incluidas las extensas masas de raíces.

Las selvas tropicales son una parte muy importante del medio ambiente mundial y de crucial importancia para el clima del planeta. Su destrucción es, ilógicamente, parte del consumo sin control de estos recursos tan beneficiosos e imprescindibles para la Tierra.

Y aún hemos visto poco de las consecuencias de este cambio climático provocado intencionalmente por el hombre. Con la eliminación de lo que aún queda de las selvas tropicales, la situación llegará a ser gravísima de verdad. Y esos cambios producidos por la intervención ignorante y destructiva del hombre en el complejo sistema de equilibrios de la Naturaleza son totalmente irreversibles.

Los políticos que hoy permiten y favorecen la destrucción de las selvas tropicales están no solamente arruinando sus propios países, están eliminando el planeta Tierra y robando el futuro de sus propios hijos.


UNA LLAMADA PARA DEFENDER LA VIDA SOBRE LA TIERRA

Quisiéramos añadir dos consideraciones importantes.

De acuerdo con los geofísicos, en su historia geológica el planeta Tierra ya ha cambiado su inclinación axial cuatro veces y su órbita dos veces. Es axiomático que lo que haya ocurrido dos veces, puede volver a suceder.

Se sabe que el reciente terremoto en el mar de Indonesia, 9,2 en la escala de Richter, llegó a cambiar la inclinación del eje de la Tierra, aunque solamente un poco, 5 cm se decía (no entendemos muy bien como se ha medido tal cambio en cm, normalmente se mide en grados de 360º). Pero esto demuestra que los terremotos pueden afectar la posición orbital del planeta. Y con la subida del mar, con el deshielo del Ártico y el Antártico, los terremotos van a ser aún más frecuentes y fuertes.

Hasta ahora, el impacto de los cambios en la presión sobre las placas tectónicas debido a la subida del mar, ha sido pequeño. Poco del hielo del Antártico se ha fundido hasta hoy y los mares han subido sólo unos 20 cm. Pero hay unos 30 millones km cúbicos, 30.000 billones de toneladas de hielo aún para fundirse. El oceanógrafo Yacques-Ives Cousteau calculó que cuando todo se haya fundido, el nivel del mar habrá subido 40 m en todo el mundo.

La capa superior de 300 m de espesor, de un espesor mediano de 3 km de hielo del casquete polar, empezó a deslizarse lentamente hacía el mar ya varios años atrás, según la expedición antártica del Reino Unido. El deslizamiento de grandes trozos de esta capa hacia el mar puede empezar pronto.

El recientemente filtrado y supuestamente secreto informe del Pentágono, a la atención del Presidente Bush, publicado en 2005 en el periódico londinense “The Observer”, si no fue más otro ejercicio en desinformación, pronosticó que eso podría causar una subida de 1 a 2 metros del nivel del mar, posiblemente en los próximos años.

Entonces, cuando una subida del nivel del mar de hasta ahora solamente unos 20 centímetros es capaz de provocar terremotos como el de Indonesia (y anteriormente tenía terremotos de similar fuerza en Japón y en Irán), ¿qué sucederá cuando los mares suban 1 a 2 metros?

El terremoto de Indonesia ha comprobado claramente, que terremotos de gran magnitud pueden modificar el eje, tal vez incluso cambiar la posición en el espacio del planeta Tierra. Terremotos muy intensos y especialmente varios terremotos fuertes en rápida sucesión (como ya sucedía hace pocos años, aunque entonces con menor fuerza), son perfectamente capaces de cambiar la órbita de la Tierra. Y eso sería el fin de la saga del hombre y de todos sus compañeros en este planeta.

El desastre climático/ecológico es inminente, y con argumentos racionales es innegable. El Cambio Climático causará daños incalculables y sufrimientos sin par en todo el mundo. De nuevo nos remitimos al filtrado y supuestamente secreto informe del Pentágono del año pasado. Da una clara y creemos, muy realista apreciación de lo que ocurrirá en forma de guerras para obtener acceso a agua potable y alimentos (ganado y agricultura), y desastres naturales.

Queríamos añadir al informe del Pentágono, que ya en España y Europa, el cambio climático, con sus consecuencias, provocará la ruina de centenares de miles de agricultores y empresas y millones de trabajadores se quedarán sin trabajo.

La posibilidad de que el planeta Tierra también cambie su órbita es más incierta y difícil de evaluar. Estadísticamente hablando, la posibilidad es quizá pequeña, pero es innegable que si ya ha sucedido dos veces, puede suceder una tercera. Causado por el hombre, o provocado deliberadamente por el hombre, el cambio climático puede muy bien llegar a ser el factor determinante, desencadenando este desastre terminal.

Pregunta: ¿Es razonable correr estos riesgos? y ¿no es un asunto de suficiente magnitud para al menos ser debatido con urgencia y seriedad?

Y otra consideración:

Las selvas tropicales contienen cerca del 70% de todas las formas de vida que hay sobre la Tierra. Destruyendo estas selvas, su hábitat, implica también el genocidio más horrendo en la historia del hombre, exterminando el 70% de todas las especies vivas, creadas a lo largo de millones de años.

Si el ser humano existe hoy es gracias a la Naturaleza. El hombre nació de la Naturaleza. Ahora el hombre, quiere separar al ser humano de la naturaleza, destrozar la naturaleza y crear un ambiente artificial para él mismo. Es más comercial dicen. No ven nada equivocado en el exterminio de la mayor parte de la vida sobre la Tierra, solamente para hacer más dinero para ellos mismos. Si no se controla, la avaricia del hombre no tiene límite.

¿Puede eso ser justo? ¿Puede o debe una sociedad civilizada consentirlo?.

¿No son quienes promueven este total egoísmo, sin respeto para nada excepto el hombre y el dinero, sin respeto ni siquiera para la vida y las raíces de la humanidad, la Naturaleza, quienes están llevando al ser humano hacia su propia destrucción?

CONCLUSIÓN


Considerando la importancia crucial de las selvas tropicales para el clima mundial, incluso para la supervivencia del propio ser humano, quisiéramos proponer como asunto de máxima urgencia e importancia, que las Selvas Tropicales del mundo sean declaradas PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD, DE FUNDAMENTAL IMPORTANCIA PARA LA SUPERVIVENCIA DEL HOMBRE Y TODA LA VIDA SOBRE LA TIERRA, provistas con una protección internacional eficaz, y una compensación efectiva y ayudas para un desarrollo alternativo ofrecido a los países implicados.

Esta es una cuestión de moral y de respeto por la vida en su sentido más amplio y es decisivo para el futuro de este Planeta. Una acción inmediata para salvar las selvas que queden en Asia, África y Suramérica, puede aún prevenir lo peor de una catástrofe climática global


Abril, 2006


Pedro Pozas Terrados
Proyecto Gran Simio/España
Secretario General
http://www.proyectogransimio.org/
nautilusmar@yahoo.es
Teléfono: 678 708 832

[1] Todos los valores ppm citados se refieren a valores ppmv, es decir, partes por millón de volumen (no peso) de gas CO2, conforme con las mediciones oficiales del Observatorio de Mauna Loa, Hawaii. 1 ppm = 1 cm3 por 1 m3 atmósfera. Véase también ANEXO I.

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