sábado, noviembre 30, 2019

PEDRO POZAS ELEGIDO POR LA SECRETARIA DEL CAMBIO CLIMÁTICO DE LAS NACIONES UNIDAS COMO OBSERVADOR EN LA COP25



Pedro Pozas Terrados, Directos Ejecutivo del Proyecto Gran Simio, miembro de la mesa contra el Tráfico de Especies y Caza Furtiva del Ministerio de Transición Ecológica, miembro del Comité Español de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y del Grupo de Trabajo de la UICN sobre el cambio climático, escritor, naturalista, ecologista y animalista; ha sido nombrado por la Secretaria del Cambio Climático de Naciones Unidas como OBSERVADOR de la COP25, junto con otras 103 personas de diferentes organizaciones civiles.

Proyecto Gran Simio estará presente en todo momento en este acontecimiento de gran importancia para el futuro de la humanidad y como observador irá informando cómo se desarrolla está COP25 y los resultados y acuerdos que se vayan realizando.
Los políticos deben dar un salto sin precedentes en la toma de decisiones contra el cambio climático. Ellos serán los responsables del éxito o el fracaso en la conservación de nuestro planeta.

sábado, noviembre 23, 2019

DERROCHE DE LAS LUCES DE NAVIDAD - PATÉTICO

Se va a celebrar en pocos días la COP 25 en Madrid con el intento de llegar a acuerdos globales para paliar en la medida de lo posible el cambio climático que los gobiernos han permitido poniéndonos en una situación grave de emergencia climática.
¿Y qué hace el Alcalde de Madrid? Gastar un 27,7% más del presupuesto para los adornos de navidad de la ciudad sin precedentes en tres millones de euros, más el gasto de luz durante más de un mes de millones de bombillas. ¿Esta es la forma de luchar contra el cambio climático? ¿De lanzarse “el yo más” entre los Alcaldes de Vigo y Madrid? ¿Es serio este tipo de políticas? ¿Es que ningún partido o movimiento ecologista puede anunciar públicamente el derroche del gasto público?
Esta es la demostración patética que tienen nuestros políticos de afrontar la grave crisis del cambio climático y después aprueban penalizaciones al ciudadano en nombre de la emergencia climática.
Por otro lado tenemos al Alcalde de Vigo gastándose tres millones de euros para ser la ciudad más alumbrada del mundo. ¿A que están jugando estos irresponsables con el dinero público?
Los adornos de navidad deberían ser realizados con moderación, con gastos mínimos y con acumuladores de energía solar. No debe permitirse el gasto de tres millones de euros para algo que no beneficia nadie, teniendo otras prioridades urgentes en el bienestar de los ciudadanos como la gente que duerme en las calles, la sanidad y otras importantes acciones sociales.
Mientras que tengamos políticos que compitan a ver quién tiene más millones de bombillas encendidas entre sus respectivas ciudades con dinero público, nos dirigiremos sin remedio al abismo de un cambio climático de consecuencias imprevisibles que afectará la vida de los seres humanos.

PEDRO POZAS TERRADOS






domingo, noviembre 17, 2019

COMPASIÓN = EMPATÍA


  ¿La compasión es patrimonio exclusivo del hombre? ¿Es acaso la empatía lo que mueve la compasión en los seres vivos? Hoy en día existen infinidad de casos publicitados en las redes sociales o no, en los que hemos visto a seres vivos de otras especies tener empatía y compasión por el dolor o la alegría de un miembro de la misma especie o de especie diferente.


           Los seres humanos nos creemos tener la potestad de la compasión como elemento esencial de la humanidad, como signo evidente de la inteligencia superior en relación al resto de los seres vivos.

            El egocentrismo del Homo sapiens aún no ha sabido descender de las escaleras de la evolución y posicionarse humildemente en escalones inferiores. Creemos tener unas capacidades cognitivas que nos hacen ser diferentes e inteligentes al resto de otras formas de vida que pueblan lo queramos o no nuestro maravilloso planeta. Desde siempre hemos querido mantener una línea roja sin que nadie pise más allá de nuestro estatus en la punta del vértice de una pirámide que debería ser invertida.

           Estudiosos y filósofos aún siguen anclados en un pasado que en nada se parece al actual. En un pasado donde los no humanos son cosas, objetos para utilizar y comer, para divertirse y hacerles trabajar para nuestro propio beneficio. Ante ello, es difícil romper el pensamiento incrustado en nuestras sociedades, donde ir a un zoológico es sinónimo de diversión y disfrute, de cultura y de amor por la naturaleza, pero que sin embargo nadie se pone en el lugar de esos animales que allí están aburridos, como verdaderos cromos vivientes, sin vida, con enfermedades psicológicas graves. ¿Acaso no sería compasión el no incentivar esta clase de centros donde se mantienen cautivos a seres vivos que sienten y sufren como nosotros? ¿A caso no sería tener empatía de estar en contra de una fiesta nacional donde aún se siguen utilizando el dolor y el sufrimiento para el disfrute alegre de los que son espectadores de tal vil crueldad? ¿A caso un toro no sufre…no siente?.

           La compasión y la empatía también sin duda están presentes en todos los seres vivos. Ver a un perro que no se separa de su amigo humano cuando está enfermo e incluso cuando lo llevan al hospital se pasa días enteros en las puertas del mismo esperándole es compasión. Ver como una familia de bonobos reduce su marcha por la selva para ir al compás de uno de sus miembros que está herido en una pierna es empatía. Ver como un chimpancé mastica la comida y se la da a otro de su misma especie que no puede masticar porque no tiene dientes es compasión. Ver como varios rorcuales se sitúan por debajo de otro rorcual enfermo para que pueda respirar es compasión. Ver como un chimpancé cuando te has hecho daño en la mano corre hacia ti, te abraza, te da besos en la mano…eso es compasión, empatía. Podría seguir enumerando cientos de casos en que los seres vivos nos muestran tener verdadera compasión hacia otros seres vivos.

           Por todo ello, considero que muchas capacidades cognitivas que creíamos tener exclusivamente los humanos, son extrapolables a otras especies como tener una cultura exclusiva, utilización de herramientas, sentido del pasado y del futuro, dolor por los que mueren, reconocimiento a sí mismos, empatía y como no compasión.

            La dignidad del ser humano debe avanzar con claridad hacia un respeto por la vida en todas sus representaciones. Hemos colocado a las plantas en el último escalón de la famosa pirámide de la vida, en la base de los más olvidados, de los menos importantes, de los que no tienen inteligencia. Qué equivocados estamos. Precisamente la flora, nuestros árboles, bosques y selvas deberían estar en la cúspide con una protección exclusiva dentro de nuestras constituciones y leyes. Sin las plantas, la vida en su conjunto de nuestro planeta no existiría, ni los animales, ni nosotros, ni el oxígeno que mantiene nuestra atmósfera. Sin embargo si desaparecemos nosotros o los animales, ellas seguirán viviendo. No nos necesitan. Ya existe estudios científicos donde indican que las plantas son inteligentes, que se comunican entre ellas, que actúan ante situaciones adversas, que se protegen así mismas cuando se ven en peligro, que tienen empatía entre especies diferentes. Esto es algo fantástico, hermoso. Un mundo lleno de vida inteligente, de especies que buscan subsistir y extenderse. Vivimos en un planeta diverso donde ni si quiera conocemos la mitad de las maravillas que nos depara y ya una  sola especie está exterminando a millones de ellas, donde una sola especie está alterando nuestro sistema planetario. Y si, hay que tener compasión y empatía por nuestros bosques y selvas, por las flores silvestres y hasta por esa hormiga diminuta que ni si quiera ponemos atención hacia ella y que son imprescindibles para mantener un suelo aireado y oxigenado. Yo he visto como habiendo sido pisada una hormiga por una bicicleta y quedando herida, sus compañeras en lugar de huir y alejarse, iban hacia ella intentando ponerla de pié, intentando reanimarla. ¿A caso eso no es compasión, no es tener empatía ante un semejante?

            Hasta que el ser humano no haya comprendido que una simple flor es una muestra de la belleza y la vida en este universo que nos ha tocado vivir, hasta que no seamos capaces de sentir compasión mirando a los ojos de un ser vivo cautivo en un zoológico y comprendamos que nos está pidiendo libertad, hasta que no seamos capaces de llorar ante esas personas que mueren en el mar huyendo de la destrucción y las guerras, hasta que nuestras lágrimas no caigan viendo la desolación de una selva destruida…no habremos comprendido el verdadero sentido de la compasión y la empatía.

           No. La compasión no es un término exclusivo de nuestra especie. Es un don otorgado por la vida misma a todos los que formamos parte de este maravilloso universo llamado Tierra.



PEDRO POZAS TERRADOS


LOS HÉROES DEL ESPACIO



El 20 de julio de 1969, la misión Apolo 11 llegó a la Luna y dos humanos, pisaron su superficie dando a entender al mundo la capacidad técnica de conquistar el espacio mirando con ojos de codicia hacia ese universo  que en silencio contempla desde allá arriba los pasos de la humanidad. Queda en segundo plano que dicho esfuerzo no fue realizado por un consenso mundial de avance tecnológico en beneficio de la Tierra, sino por una carrera espacial para ver quien ponía antes la bandera en la superficie lunar. A mi modo de ver nada ha cambiado desde aquellas fechas en la que los españoles llegaban a las tierras de otros y plantaban los estandartes  haciéndose dueños de una tierras ya habitadas y que con la espada y la cruz, ocasionaron verdaderos genocidios en poblaciones humanas asentadas desde hacía miles de años.
            Se ha celebrado el 50 aniversario de ese pequeño paso del hombre y ese gran salto de la humanidad que en verdad hasta el momento no ha servido para nada. La humanidad sigue sufriendo de hambre, de sed, de guerras, terrorismo, de masivas columnas humanas que huyen de sus propios países donde la vida no vale nada para hundirse en la indiferencia de los mal llamados países del G-8….G-20…o G de lo que sea. Tenemos un grave problema de emergencia climática, de políticos que miran a otro lado muchos de ellos corruptos y otros ignorantes, de multinacionales que no les importa arrasar recursos naturales sin importarles sus consecuencias, de una sociedad hipnotizada por las nuevas tecnologías que intentan convertirnos en meras marionetas de un sistema donde solo unos pocos se benefician y se hacen ricos a costa de los demás. ¿Es este el gran salto de la humanidad?
            Pero lo que más me indigna es el total abandono  e indiferencia de aquellos que han hecho que el hombre avance supuestamente hacia un “progreso” de nuestras vidas y nuestras ciudades. Esos caballos indispensables para el traslado de personas empujando  carretas y caravanas. Esos perros que desde que el hombre recuerda han estado siempre a nuestro lado, dándonos compañía, salvando vidas, siendo los ojos de personas que no les llega la luz de la vida. Esos otros seres sirviendo de alimento, otros siendo utilizados en laboratorios para estudios de enfermedades contribuyendo con su propio sufrimiento el bienestar de los humanos, esas mulas y burros que hoy se abandonan y que fueron el pilar fundamental de nuestros pueblos para la agricultura y para llevar pesadas cargas que el hombre no podía hacerlo. Esas abejas que sin ellas y sin su polinización  estaríamos abocados a una emergencia alimentaria. Esa lana que cubre nuestro cuerpo en los días fríos de invierno. Así podría estar refiriéndome a multitudes de servicios que los animales no humanos han y están desempeñando a favor de nuestro beneficio. Y por desgracia, que poco les agradecemos su lealtad y su entrega.
           Nadie se acuerda en todas las celebraciones realizadas por el 50 aniversario de la llegada del hombre a nuestro satélite, de los no humanos, que precisamente nada hubiera sido posible sin su servicio forzado y que sin duda aún estaríamos pensando en ese famoso salto de la humanidad. Sin su ayuda y sacrificio, la llamada conquista del espacio hubiera sido un fracaso estrepitoso de la ambición humana cuyo único objetivo era quedar por encima de otra potencia en lugar del avance verdadero de una ciencia que debería haber estado unida en beneficio de todos.
                       El hombre de atreverse a navegar por el espacio exterior, sacrificó a muchos animales para ver cómo les afectaba a ellos, si podrían sobrevivir, si eran capaces de volver sanos y salvos en numerosos lanzamientos. Los que más fueron usados por su analogía y acercamiento genético con el hombre, sin duda fueron los primates.  Entre 1948 y 1970, muchos macacos a los que nadie tampoco recuerda, murieron por asfixia, por colisión de la nave o por fallos técnicos como los paracaídas. Otros cientos fueron utilizados y sometidos a pruebas físicas terribles. Utilizados como cosas, como meros instrumentos para conseguir a toda prisa colocar a un hombre alrededor de la Tierra. Mártires de la astronáutica, seres sintientes que como premio al servicio de la humanidad, recibieron un maltrato inaudito, humillante y horroroso que ha sido tapado por la historia, escondido en los cajones de la ciencia ignorada, sin ser el humano capaz de resaltar el alto servicio que hicieron en beneficio de una mal entendida ciencia que arrasa con la vida, olvidando a sus verdaderos héroes.
           En los 50, la Fuerza Aérea de Estados Unidos capturó cientos de chimpancés bebes para su programa espacial a sabiendas que ellos compartían con nosotros  el 99 % del material genético y que eran inteligentes para llevar a cabo entrenamientos para pilotar naves. Por cada captura, toda la familia era exterminada, acciones que por el otro lado se complementaban con otras capturas para zoológicos o centros de experimentación biomédica. Así, muchos chimpancés seleccionados fueron llevados a la base aérea de Holloman en Nuevo México, para ser instruidos como pilotos, haciéndoles a muchos de ellos test de resistencia en centrifugadoras gigantes donde se les sometía a descompresión o bien introducidos en cápsulas que eran lanzadas a 500 kilómetros por hora frenando en seco de manera que el cerebro del chimpancé chocaba contra su cráneo y moría en el acto. Estos ejercicios macabros eran realizados una y otra vez en los que se tomaban notas para así proteger al astronauta humano que fuera lanzado al exterior. Sus vidas, las de los no humanos, solo eran meros números, sirvientes esclavos que servían para el beneficio de la “ciencia!”.
            En el Programa Mercury, los chimpancés Ham y Enos fueron enviados  al espacio convirtiéndose en su época en verdaderos héroes que salieron en las primeras páginas de los periódicos. El 29 de noviembre de 1961, desde Cabo Cañaveral, la nave Mercury 5 salió en misión de dar tres órbitas alrededor de la Tierra. Quien lo tripulaba era Enos, un chimpancé o como yo los llamo, un chimponauta. La primera vuelta se realizó sin contratiempos. Enos sabía qué hacer en cada momento. Cada botón correcto que pulsaba era premiado con una golosina. En la segunda órbita un fallo en los sistemas provocó más de ochenta descargas eléctricas a pesar de estar cumpliendo correctamente los pasos que había aprendido en su entrenamiento. La temperatura en el interior de la nave subió a 100 grados centígrados y la Nasa abortó la tercera vuelta. Según testigos presenciales en el rescate de Enos al caer al mar,  una vez sacado de la capsula, pegaba saltos de alegría y dio la mano a todos sus rescatadores.
            Muchos chimpancés y macacos al terminar el programa con los primates, vivieron durante años en pequeñas cajas y los que no murieron, terminaron deprimidos y muy enfermos.

            Tras el viaje de Enos, se rectificaron más de dos mil programas informáticos y el 20 de febrero de 1962, el Teniente Coronel John Glenn orbitaba la Tierra. De Enos poco se sabe. Murió de una enfermedad grave al cabo de dos meses. Del resto de los chimponautas fueron llevados a zoológicos y centros de experimentación con un claro agradecimiento por su ayuda: la cautividad y la muerte. El pago a unos seres que fueron imprescindibles para que el hombre pudiera ponerse la corona del espacio.
            Rusia, en su carrera espacial con Estados Unidos, también utilizó muchos animales para conseguir sus éxitos y avances, en plena guerra fría entre las dos potencias mundiales.
            Además de los primates y chimponautas, en 1946 varias moscas de la fruta fueron enviadas a bordo de un cohete V-2. En 1949 Albert II, un mono Rehesus fue el primer simio enviado al espacio que se conozca muriendo al fallar el paracaídas. 1950 lanzaron a un ratón. 1951 dos perros fueron enviados al espacio sin orbita: Tsygan y Dezik. 1957 la perrita Laika fue lanzada en el Sputnik 2 muriendo en la misión. 1958 la ardilla llamada Gordo fue enviada en un misil intercontinental. 1963 el gato Félix fue lanzado por Francia en un cohete consiguiendo llegar a una altitud de 120 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. 1968 la tortuga de Horsfield estuvo en un vuelo circunlunar con unas moscas de la fruta. 1970 ranas toro fueron enviadas al espacio con el fin de entender el proceso motriz degenerativo causa de la ingravidez. Otros animales como peces eurihalinos, gallipato Pleurodeles Waltl (el mayor anfibio europeo), cucarachas silbantes de Madagascar, Anita y Arabella arañas tejedoras. Todos  fueron protagonistas de estudios y lanzados al espacio para estudiar su comportamiento y su biología fuera del ámbito terrestre. Estudios imprescindibles para que los astronautas humanos pudieran con seguridad afrontar sus misiones en la mal llamada “conquista del espacio”.
            Pues bien, todos ellos han sido olvidados en los homenajes que se han realizado a nivel nacional e internacional por la llegada del hombre a la Luna. Una proeza que a pesar de todo el sacrificio realizado y todos los esfuerzos, sus programas fueron abandonados tras la finalización de la guerra fría.
            Los libros de historia deben incluir en lugar preferente a todos estos héroes no humanos que fueron utilizados contra su voluntad para beneficio de una sociedad que aplaudía la salida del hombre a la Luna mientras que los graves problemas como el hambre, las guerras, la falta de derechos humanos entre otros estragos, sembraban sin miramiento los rincones de la Tierra.
            Lo no humanos utilizados en esta carrera espacial, deben ser reconocidos como partes principales y como héroes de haber abierto con su sacrificio una ventana a las estrellas. La mayoría de ellos murieron en experimentos horrorosos como los ya descritos, otros entregados con indiferencia a destinos de cautividad y muerte. Reconocer la heroicidad y el servicio de estos seres que sentían y sufrían, debe ser una asignatura pendiente que los humanos tenemos con ellos como en tantas otras ocasiones a lo largo de nuestra existencia. Hasta que cuando veamos la imagen de un hombre en la Luna o en Marte, en nuestra mente no estén presentes estos seres que nos han ayudado en este camino interestelar, no habremos obrado con justicia y empatía. Ellos, los no humanos, se merecen nuestro reconocimiento y nuestro amor.
            Sólo quiero que la historia sea justa con todos y cada uno de los seres vivos que conformamos nuestro planeta. Que cada uno tenga su lugar neutral y objetivo en los hechos históricos de una causa o gesta en los avances de la humanidad y que no se silencien acciones que bajo nuestro punto de vista egocentrista no les demos importancia. Como dije al principio, el hombre ha progresado gracias a sus compañeros no humanos y seríamos indignos, patéticos, injustos, inhumanos y crueles no reconocerlo por el mero hecho de considerarles inferiores a nosotros.

PEDRO POZAS TERRADOS