Desde entonces nada ha cambiado. El consumo de carne aumenta y el mundo cada vez más se hipoteca ante una comida que no es necesaria para una alimentación sana. Las cifras son escalofriantes y el coste medioambiental inimaginable. Algo que vemos tan habitual como comer un filete, se convierte en cómplice de una destrucción ambiental de consecuencias imprevisibles. El sector ganadero produce el 65 por ciento del oxido nitroso de origen humano, que tiene 296 veces más potencial de calentamiento global que el CO2, la mayor parte procedente del estiércol. También es responsable del 37% de todo el metano producido por actividad humana (23 veces más perjudicial que el CO2), que se origina en su mayor parte en el sistema digestivo de los rumiantes y del 64% de amoníaco que contribuye de forma significativa a la lluvia ácida. El mismo informe indica que la ganadería utilizaba ya en 2006, el 30% de la superficie terrestre del planeta, en su mayor pastizales, ocupando también el 33% de la superficie cultivable.
La tala de bosques para crear pastos es una de las principales causas de la deforestación principalmente en Latinoamérica, donde el 70% de bosques desaparecidos en el Amazonas se ha dedicado a pastizales. El sobrepastoreo, está ocasionando el avance de la desertificación por una gestión ganadera inadecuada. Su actividad contribuye a la contaminación de las aguas, la eutrofización y la destrucción de los arrecifes de coral. Los principales agentes contaminantes son los desechos de los animales, los antibióticos y las hormonas. También los productos químicos utilizados para teñir pieles, los fertilizantes y pesticidas que se usan para fumigar los cultivos forrajeros, son causa añadida a todo el rosario de contaminantes de la ganadería.
La producción de forraje obliga a desviar importantes cantidades de agua dulce, un bien escaso que debe conservarse y protegerse como patrimonio de la humanidad por ser indispensable para la vida.
De los 24 tipos de ecosistemas importantes de la Tierra, existen 15 que se encuentran amenazados por esta actividad abusiva, sin contar los cientos de incendios forestales que se originan con la intención de crear pastos o por la quema de rastrojos para nuevas producciones de forraje.
A pesar de todos estos datos preocupantes, no se ha hecho nada para reducir los impactos ambientales de la ganadería. Al contrario, cada vez tienen más subvenciones y recursos para continuar con este grave problema que ningún político desea solucionar por temor a enfrentarse con el gran sector ganadero.
Cómo las administraciones y gobiernos no ponen de su parte para reducir todos los impactos señalados, es necesario una acción social a nivel global consistente en reducir el consumo de carne de nuestra dieta. El que coma cinco veces a la semana carne que lo reduzca a dos, el de dos a uno. De esta sencilla forma, estaremos contribuyendo a conservar nuestro planeta., a luchar contra la desertización y el hambre en el mundo. Si ellos no lo hacen, hagámoslo nosotros. Es tan sencillo como clasificar los residuos que generamos para el reciclaje. Fácil y a su vez nuestro bolsillo ganara un ahorro importante. La carne no es indispensable para nuestra alimentación.
Seguimos con más datos que nos da una visión global en todo su conjunto para que tomemos una decisión a favor de nuestro mundo. Para producir 300 kg. de carne se necesita una hectárea de terreno durante dos años. En ese mismo terreno y durante el mismo periodo, se podría obtener 6.000 kg. de soja o 7.000 de trigo o 12.000 kg. de maíz. Alimentos todos ellos básicos. Dicho de otra forma: con el terreno que necesita una persona para comer un plato de carne, podrían comer 20 personas un plato de soja cada una, o 25 personas un plato de trigo o 40 personas un plato de maíz. Luego estos datos muestran que si un terreno se dedica a cultivar vegetales, dará para comer a más personas que si se dedica a cultivar comida para animales. Y esto lo debemos de pensar seriamente y si visionamos a esos niños que se mueren de hambre, sin duda estaremos haciendo un bien el reducir nuestro consumo de carne, mucho más bien que dar dinero a campañas contra el hambre que seguramente se pierda por el camino. Un kilómetro cuadrado de tierra cultivada de trigo produce pan para alimentar a 855 personas, pero solo a 13 si se alimentan de carne. Esta es la gran diferencia y un gran arma para luchar contra el hambre y el cambio climático.
Para obtener un kilo de cereales se necesita unos 1.500 litros de agua. Un kilo de carne de pollo 6.000 litros de agua, de oveja 10.000 y de vaca 15.000. No estamos tampoco en condiciones de derrochar tanto agua dulce. Con lo que cuesta producir un filete de 225 gramos, se podrían obtener 50 toneladas de cereales, de valor nutritivo equivalente. Existen más cifras, pero creo que ha quedado claro que el consumo de carne esta bajo sospecha de ser unos de los responsables del cambio climático, de la destrucción de ecosistemas, del gasto abusivo de agua dulce y del aumento del hambre en el mundo.
Nosotros, personalmente, cada uno con nuestra conciencia y poniendo sobre la mesa todas las acusaciones del consumo de carne, debemos juzgar el caso y dictar sentencia. ¿es culpable o inocente?. De nuestra decisión dependerá el futuro de millones de personas.
PEDRO POZAS TERRADOS (NEMO)
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