EL
AGUA: UN BIEN UNIVERSAL
“Aunque una gota
de agua simboliza el nacimiento de la vida, la pureza del alma y el espíritu de
paz que envuelve el planeta Tierra, el reloj del tiempo ha demostrado que
detrás del vital líquido, se esconde una triste historia que saca a relucir la
ancestral miseria espiritual del hombre”
Nada parece haber cambiado desde que se
celebró en Zaragoza en 2008 la exposición Internacional como único tema
exclusivo: Agua y desarrollo sostenible. Las buenas intenciones de algunos y el
negocio de otros, han hecho una vez más, que los llamamientos y acuerdos queden
en simples anécdotas y titulares de los periódicos sin que no exista un
compromiso por parte de las naciones participantes y menos de España como anfitriona.
La denominada Carta de Zaragoza, ha quedado en el olvido como la Carta de la
Tierra de 2002 en Brasil. Si es cierto que hubo buenas propuestas y debates
interesantes, pero como siempre, los políticos que al final son los que tienen
que llevar las decisiones al parlamento para su aprobación, quedaron en solo
eso, palabras que hoy día están olvidadas en el pasado, mientras que las
multinacionales y la privatización del agua se extiende como una plaga en todos
los países de la Tierra.
Solo el 3% del agua del mundo es
dulce, el resto es salado. De ese 3%, el 99% de esta agua dulce se encuentra a
gran profundidad bajo tierra o en forma de glaciares y casquetes de hielo. Sin
embargo, si el agua fuera distribuida justamente, el 1% bastaría para satisfacer
las necesidades de la población mundial. Sin embargo al consumo de los seres
humanos, hay que añadir el derroche de agua en la agricultura para alimentación
y pastos para los animales, así como el empleado por las industrias de todo
tipo que colapsan el acceso de agua para las poblaciones humanas. A esto además
hay que añadir las privatizaciones que deberían ser ilegales y las empresas que
comercian con el agua apoderándose de acuíferos y manantiales que son propiedad
de los ciudadanos, para después vender sus botellas de agua a precio de oro.
Cada vez más, la escasez del agua
está siendo un grave problema mundial. Cerca de 1.400 millones de personas en
el planeta no tienen acceso a este elemento tan preciado para los seres vivos.
El cambio climático que se está acelerando de una forma irremediable y con
consecuencias catastróficas, contribuye sin duda al acceso de agua potable, por
lo que muy pronto los conflictos entre países que comparten cuencas
transfronterizas y que afectan a 145 países como el Nilo, Amazonas, Congo,
Mekong o Danubio entre otros, serán corrientes y con consecuencias muy graves
para las poblaciones humanas. Ya se están produciendo refugiados
medioambientales que se juntan con los originados por los conflictos bélicos.
La situación es caótica y el mundo occidental mira hacia otra parte sin saber
que sufriremos igualmente tarde o temprano la escasez de este bien común tan
necesario para la vida. No somos conscientes que 6.000 personas mueren
diariamente por consumir agua en mal estado y tres millones y medio de niños
mueren al año por causa de infecciones relacionadas con el agua no potable.
Pero además de necesitar agua para vivir, necesitamos alimentos para comer y
estos principalmente necesitan de recursos hídricos que cada vez escasean más
principalmente en países que hemos llamado tercermundistas sin ningún pudor.
Cada vez que abrimos el grifo y sale
agua potable sin necesidad de recorrer kilómetros para llenar un cántaro de
agua o sin temor a que esté contaminada o dejando el grifo abierto mientras nos
duchamos….no sabemos valorar lo que tenemos y los privilegiados que somos y sin
embargo hemos transformado el agua en un negocio consentido por la ciudadanía.
El agua que se emplea en agricultura y en la industria que supone un 90% de la
disponible, no debe ser subvencionada por las instituciones y así se evitaría
el gran derroche de agua potable en nuestros campos y plantas
industriales. La globalización ha
transformado en “negocio” el abastecimiento de agua hasta el punto que muchos
políticos intentan privatizarla y que queden en manos de multinacionales
hipotecando nuestro futuro y el de las generaciones futuras.
La Asamblea General de las Naciones
Unidas aprobó el 28 de julio de 2010 una resolución que establece que el acceso
a fuentes de agua potable y segura, como también el saneamiento, son un derecho
humano esencial para el goce pleno de la vida y de todos los derechos humanos.
En esta resolución, la ONU llama a “los Estados y Organizaciones
internacionales a proveer recursos financieros, construcción de capacidades y
transferencia tecnológica, a través de asistencia y cooperación internacional,
en particular a los países en desarrollo, para poder aumentar los esfuerzos
para suministrar agua potable, segura y saneamiento para todos”. Sin embargo,
todo queda en simples esperanzas de unas palabras y acuerdos que no se cumplen
mientras que existan multinacionales que quieran explotar el gran negocio del
agua y se lo permitan los políticos de turno. Los ciudadanos deben tener el
control de los recursos hídricos para evitar los abusos existentes en la
actualidad. La venta de agua en restaurantes, centros comerciales, parques
temáticos, etc, debería estar prohibida por Ley en base a la resolución de las
Naciones Unidas. El agua debe ser un bien gratuito y un derecho de todos los
humanos y seres vivos. Es gracioso comprobar cómo cuando una resolución de este
organismo beneficia a las empresas y políticos se pone de inmediato en práctica
y como en estas otras que favorecen la protección de los ciudadanos y la
soberanía alimentaria, no se pongan en práctica bajo ningún concepto. Todo esto
tiene que cambiar si queremos vivir en una sociedad justa, en un mundo donde
los recursos de subsistencia sean compartidos por todos los seres humanos.
Mientras exista el hambre y la muerte de millones de personas por falta de
alimentos o de agua, no podremos considerarnos humanos porque somos cómplices
de asesinato masivo a nuestros semejantes.
Las políticas existentes en la
mayoría de los países del planeta incluido el nuestro, permiten que además de
las sequias y la falta de agua potable, se contaminen los ríos y los acuíferos
sin que existan duras penas para quien lo realiza, permitiendo que muchas
industrias estén junto a ríos para extraer el agua necesaria y después expulsar
la contaminada. No hay una planificación y conservación del agua que sea rígida
y contundente, que castiguen
ejemplarmente las malas prácticas. Muchas denuncias quedan archivadas por las
propias Comunidades Autonómicas a pesar de ser cursadas por las autoridades
competentes. Todo es un caos, hasta que nos demos cuenta de nuestro error y sea
tarde rectificar.
En mi viaje a DF México, pude
comprobar cómo los anuncios de beber agua en botella esta por todos lados e
incluso en el metro lo anuncian continuamente. En los hoteles te dan de forma
gratuita dos botellas de agua cada día. En lugar de sanear el agua potable, las
autoridades permiten que el negocio del agua embotellada se extienda por todo
el país con grandes beneficios para las multinacionales que lo explotan.
Tal vez no seamos conscientes de ello, pero
nuestros hijos y posiblemente nuestros nietos, sufrirán sin remedio las
consecuencias de nuestros abusos y la falta de interés por conservar nuestros
recursos de una forma adecuada.
No debemos olvidar en ningún momento
de los miles de muertos que se producen a diario por falta de agua potable, de
esos niños que por no poderse lavar las manos con agua, cogen infecciones
mortales. Hay recursos para evitarlo como el que se lleve agua de mar para su
aseo personal, pero el sistema globalizador está formado para que los pobres
sean más pobres y no puedan disfrutar de los mismos recursos que nosotros y eso
se llama “asesinato”. Lo queramos o no, somos cómplices de ello y tenemos que
luchar para cambiar este sistema capitalista que no detecta a seres humanos,
solo el negocio y el dinero es su principal divisa, pasando por encima de la
vida y del bienestar social.
En 2003, el tercer foro mundial
sobre el agua celebrado en Kyoto por los Pueblos Indígenas, declararon que
ellos se comprometían “a honrar y
respetar el agua como un ser sagrado que sostiene toda la vida. Nuestros
conocimientos, leyes y formas de vida tradicionales nos enseñan a ser
responsables, cuidando este obsequio sagrado que conecta toda la vida”.
Cuando el agua es concebida como sagrada, no tiene precio y su valor
transciende la especie humana. Cuanta sabiduría podríamos aprender de los
pueblos indígenas, cuanta ignorancia ostentamos al creernos ser superiores a
nuestra madre La Tierra.
PEDRO POZAS TERRADOS (NEMO)
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