Muchas veces no sabemos disfrutar de lo que tenemos
junto a nosotros, de la gran riqueza ecológica que nos rodea en nuestra propia
casa, en nuestra ciudad, en nuestro entorno cercano.
Colmenar Viejo y Tres Cantos
están ubicados en lugares privilegiados, donde la naturaleza es el factor
importante en nuestras vidas y por supuesto en el conocimiento de la vida. El
Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama nos espera a la vuelta de la
esquina, en el recodo de nuestro domicilio. Solo unos pasos y ganas de
disfrutar de las maravillas de nuestro ecosistema, separan la felicidad de andar
por los bosques y veredas cercanas a nuestras ciudades, de respirar el
aroma del campo viendo a lo lejos los
humos insanos de una ciudad como Madrid que padece la enfermedad de nuestra
civilización, la contaminación aguda y las enfermedades y muertes que por
desgracia conlleva nuestro desarrollo “civilizado”.
Pero además, gozamos de un
gran pulmón, El Pardo, donde aves en peligro de extinción como el Buitre Negro
y el Águila Imperial, campan a sus anchas. Además ambas localidades se
encuentran en el mismo borde del Parque Regional de la Cuenca del Manzanares,
la máxima protección que una Comunidad puede otorgar a un espacio natural y
para acabar con esta explosión medioambiental, junto a Tres Cantos también se
encuentra una Zona Especial de Protección de Aves, Soto de Viñuelas, con
cañadas y veredas, vértebras de la riqueza que envuelve nuestro lugar de
descanso.
Pero en el llamado Parque de
los Alcornocales de Tres Cantos, la magia se mezcla con la fantasía y existe un
camino llamado “la senda de Jaime” en honor a un tricantino que nos dejó amante
de los árboles, amante de las plantas, de la vida, de la ilusión. Puso nombre a
los árboles plantados, con preguntas y respuestas escondidas, que hacen del
paseo por el sendero, sea un juego de acertijos y de búsquedas de mensajes
apasionantes.
Cuando paseas por entre los
árboles en este lugar mágico, parece como si te quisieran hablar, te dan la
bienvenida y te agradecen que les admires. A cambio, ellos nos dan su energía
positiva, su oxígeno, su silueta vigilante del camino. El canto del bosque a
pocos metros del asfalto.
Pero lo más encantador de la
senda de Jaime, es llegar a un rincón
idílico donde el viajero, el caminante, puede sentarse y en silencio o
cantando, descubrir la biblioteca del bosque, una casita que parece el hogar
del duende de la floresta, donde sus inquilinos son libros y folletos, donde
antes de abrir la puerta te pone: “Coge y deja otro”, donde la cultura se
mezcla con la naturaleza, donde el papel vuelve a la esencia del bosque y donde
la ilusión de encontrar un libro que te guste, se abre todos los días para
aquel que visita el sendero de Jaime.
Sentado en un banco de
madera puesto por nuestro gran amigo Jaime, puedes abrir la puerta de la
cultura, leer allí mismo, llevarte dejando otro libro, para que el próximo
caminante pueda disfrutar igualmente de esa entrega gratuita que debe ser la
cultura y la vida en la naturaleza.
Si tienes una tarde o una mañana con tiempo, si tienes unas horas para caminar, si buscas la aventura y el silencio, el estar unido a la naturaleza no lejos de casa, el encontrar tal vez tu sueño o simplemente observar una flor, el decir hola a otro caminante o llevarte un libro con un mensaje alentador o descansar bajo la sombra de una majestuosa encina que te espera; no dudes en pasear por el “Sendero de Jaime”, sentir como crecen los árboles y disfrutar de la única biblioteca del bosque que existe en la zona norte de Madrid y tal vez la única de España. Será un recuerdo inolvidable, una experiencia única y una aventura de las que no olvidarás jamás.
PEDRO POZAS
TERRADOS (NEMO)
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