viernes, noviembre 18, 2016

LA INCULTURA POLÍTICA ARRASA EL SUEÑO DE LA DEMOCRACIA

          
 ¿Qué le ocurre a la sociedad española? ¿Cómo permite que la corrupción haya entrado en muchas de las instituciones y se sigan votando a los mismos? ¿Dónde está la cultura política y la capacidad intelectual de tener una visión amplia y apoyar y votar a las formaciones políticas que nos presentan nuevos rumbos de esperanza? ¿Porqué se permite que los medios de comunicación en lugar de informar se posicionen a favor de unos o de otros atacando a los nuevos y ocultando a los malos? Ante la situación crítica de una España desinformada, debemos razonar y analizar el porqué no se castiga la corrupción y se sigue votando a un partido que se encuentra muchos de sus dirigentes y su propia sede en los tribunales de justicia. En cualquier país europeo, los escándalos que han protagonizado el Partido Popular y muchas de sus declaraciones que han sido muy criticadas, hubiera supuesto la inmediata dimisión de muchos de sus dirigentes y el castigo en las urnas. Pero por desgracia, España es diferente. No hay una oposición real que pueda combatir en el Parlamento los desmanes del Partido del Gobierno y así nos va. Casi un año sin gobierno para que ahora los socialistas se unan a la derecha como muchas veces hacen en el parlamento europeo o para quitar derechos a los ciudadanos cambiando a sus anchas la Constitución. Esa es la realidad. Se gobierna con el miedo a quitar las pensiones sabiendo que existen muchas personas mayores que dependen de las mismas. Se criminaliza a un partido nuevo, joven, con ganas de hacer política en beneficio de los ciudadanos como Podemos y las multinacionales y consejos de los medios de comunicación les atacan de una forma feroz, investigando sus vidas casi desde que nacieron, buscando sombras con la única finalidad de hundir a un partido que poco a poco está conquistando las instituciones. Hay miedo si, a que la política se convierta en política real, a que la democracia no sea solo una palabra en boca de los que quitan los derechos a la sociedad, a que los políticos de autenticidad nos representen y el Parlamento y Senado sean de verdad la casa del pueblo y no el muro de la intolerancia.

          
  Es una vergüenza que un partido socialista haya permitido de nuevo gobernar a un partido que se encuentra diariamente implicado en los tribunales por corrupción, que se haya unido a un partido que permitió el perdón fiscal a miles de ciudadanos por no llamarles otra cosa, que insolidariamente y cometiendo delitos fiscales, han robado a la sociedad de una manera descarada y consentidA por el Ministerio de Economía mientras se expulsaban a familias enteras de sus casas, se subían los impuestos, se dañaba la sanidad pública y la educación e imponía leyes que recortaban las libertades y en contra de la Constitución. Es una vergüenza que un partido que dice llamarse socialista esté castigando a unos Diputados que con el corazón y con conciencia para no engañar al electorado, han votado NO a permitir un nuevo gobierno del PP que dice públicamente no va a cambiar nada de lo aprobado y que es mayoría en el senado. Es una vergüenza que se les llene la boca de Constitución y demócratas y por otro lado crean que un reglamento socialista está por encima del la Constitución que ampara a los Diputados que voten en conciencia. Estamos llegando a un punto, donde  la Constitución sólo es válida en la boca de los políticos que la incumplen y no sea válida a la hora de aplicarse a la sociedad.

            Es una cobardía como ha declarado Pedro Sánchez, que se permita a las multinacionales presionar y advertir a los políticos que si no pasan por el agujero de la aguja para hilar, activarán toda la maquinaria contra los que no obedezcan sus directrices. ¿En qué país estamos viviendo? ¿Es acaso esto democracia? ¿Cómo se permite investigar a los nuevos políticos de Podemos como si fueran delincuentes rastreando su vida pasada para después compararlos con los mismos que han robado millones de euros de las arcas públicas? Esta no es una España libre, culta y abierta. Pero lo triste de todo esto y que me llena de amargura, es ver como aún existen ciudadanos que votan a unos partidos  que no tienen respeto con el lector, que incumplen los programas políticos, que sus palabras se las lleva el viento del engaño y utilizan las instituciones para dar miedo y mantener así una política abusiva que favorece a las grandes riquezas mientras les llena de fango a los ciudadanos que de verdad sostienen un país roto desde hace décadas. Un país envidioso que aún no ha enterrado las graves heridas de su historia y que sin embargo abre nuevas heridas que hunden a la sociedad.

          
  ¿Cómo es posible que el PSOE no se haya unido con Podemos? ¿Cómo es posible que desde el mismo nacimiento de Podemos, todas las fuerzas políticas tradicionales se hayan unido intentando hundir un nuevo partido que está libre totalmente de corrupción? Solo lo puedo entender de una forma. Tanto el PP como el PSOE, con intereses de las empresas y multinacionales (ahí vemos las puertas giratorias para premiar sus servicios), tienen miedo que se les acabe la torre de oro que tanto tiempo han alimentado y de la cual se han surtido amigablemente hasta que ha irrumpido un nuevo partido que intenta derrumbarla en beneficio de los ciudadanos. ¿Cómo estos partidos que tienen en sus filas a corruptos se permiten con descaro de llamar populistas a quienes están luchando por los derechos de los ciudadanos? ¿Cómo tienen la vergüenza de llamar populistas a Podemos y las fuerzas políticas nuevas que han surgido en las Comunidades, cuando ellos no cumplen numerosos artículos de la Constitución? ¿Cómo pueden tener el descaro de lanzar mensajes diciendo que no se puede romper España por los nacionalistas, cuando primeramente son ellos con sus políticas agresivas los que han impulsado esos nacionalismos? La incultura política acampa en nuestra sociedad y en lugar de visionar globalmente los acontecimientos, cerramos los ojos ante unas informaciones fijas sin pensar que nos están manipulando. Es la nueva manera de gobernar que tienen los políticos de siempre. Sus reglamentos y sus decisiones políticas están por encima de la Constitución, cuando debería ser al revés.

            Ira, descontento, frustración, angustia….es lo que siento viendo a un Partido Socialista rendirse a los pies del PP que tanto dolor y sufrimiento ha sembrado en millones de ciudadanos. Un partido que ha dejado de ser socialista y se ha convertido en el felpudo donde se limpian las botas manchadas de fango.

            Pero por desgracia, esta es la España de siempre, la dividida, la envidiosa, la que no se pone de acuerdo excepto con el futbol, la que cierra los ojos a la corrupción masiva y ataca la nueva política, la que jamás ha tenido una izquierda unida que pueda hacer frente a la derecha neoliberal, la que se olvida muy pronto de los atropellos institucionales, la que no le importa la subida de impuestos ni el sufrimiento del más pobre, la que busca en su entorno formar un capullo ciego olvidando el mundo. Una España que no aprende de los errores del pasado ni es capaz de unirse para caminar juntos con un proyecto común, renovado, ilusionado, eficaz y lleno de esperanza.

           
¿Quién puede creerse los programas políticos de los partidos tradicionales cuando de forma continuada no se cumplen? ¿Quién puede creerse en las promesas lanzadas en los mítines cuando a los pocos días cambian de parecer con disculpas que no tienen sentido? ¿Quién puede creerse sus palabras cuando a la vuelta de la esquina se ríen a carcajadas y cambian sus declaraciones como el que se cambia de pantalones? Esto no es serio ni responsable y están mostrando a la sociedad y al mundo, la ineptitud de sus decisiones y la burla a unos ciudadanos que les han votado creyendo en su dignidad y honor. Pero ahora sabemos que normalmente esos valores también se cambian como el que se muda de ropa interior.

            La política en España está hundida en el barro de la indignación, de la desesperación, de ver como se ha robado millones de euros públicos, como se ha jugado con la voluntad de un pueblo, con sus recursos, con su riqueza, con su historia, con su voto. Si yo fuera militante de alguno de los dos grandes partidos políticos, sin duda me daría de baja porque apoyarlos es contribuir con sus políticas nefastas, con su incumplimiento de la Constitución que tanto alardean de cumplirla y que sin embargo la cambiaron para hundir a España en los recortes insolidarios. Más no se puede decir ni más claro tampoco. La incultura política de nuestra sociedad, entorpece el cambio esperado hacia un rumbo más decoroso y prometedor, más de acorde con las sociedades avanzadas. Aún nos quedará ver fuertes tempestades y máxime con el triunfo de un Presidente de los Estados Unidos que niega el cambio climático, que trata a los inmigrantes como delincuentes y a las mujeres como meros objetos de deseo ¿Qué le pasa al mundo? ¿Cómo es que una sociedad que se supone avanzada y primordial en las políticas mundiales como la de Estados Unidos, votan a una persona que desprecia los progresos y avances de las sociedades modernas? Solo puedo comprenderlo si llego a la conclusión que la ceguera de la visión real o global ha sido impuesta en los ojos de los ciudadanos del mundo mediante el miedo y debido a un gran trabajo realizado desde el propio tejido social en el poder de la información manipulada y el trabajo incansable de las marionetas que se encuentran al servicio de las multinacionales.

          
  No se entiende como instituciones, partidos políticos, multinacionales, gobierno y muchos otros personajes incluido la mayoría de los medios de comunicación, atacan sistemática a Podemos que representa a más de cinco millones de personas, despreciando la democracia, insultándolos, levantando falsos testimonios, inventándose falsas subvenciones y en definitiva difamando, para que el ciudadano se crea que es cierto, ya que las mentiras dichas muchas veces se convierten popularmente en verdades.

            Y esta es la historia nefasta de una España que siempre ha estado partida en dos y una democracia enmascarada en una Constitución que por un lado quita derechos y por el otro los concede pero no se cumple. Una Constitución violada y manchada de estiércol, donde los grandes partidos políticos incumplen el mandato soberano del pueblo.







PEDRO POZAS TERRADOS (NEMO)

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