El Programa Cetáceo Libre, dentro del Proyecto Gran
Simio (GAP/PGS-España), ya es una realidad y se ha unido al mismo una Goleta de
dos palos llamada “Morena”, antiguo pesquero alemán convertido en buque escuela
de investigación, siendo el primer barco al servicio de los derechos
fundamentales de los cetáceos. Su zona geográfica de acción está siendo la
costa sureste peninsular y sobre todo, toda la costa alicantina donde jamás se
han realizado estudios de observación de cetáceos en embarcación y donde
posiblemente nos encontraremos con grandes sorpresas.
Precisamente el mes de Julio de este año, por
distintas observaciones realizadas por otras embarcaciones de forma fortuita en
Denia, Altea (Alicante) y Cabo Palos (Murcia), se ha podido observar que existe
un paso continuado (al menos durante el mes de julio y agosto) de rorcuales muy
cerca de la costa.
La misión de Cetáceo Libre es poder realizar un censo de
cetáceos, encontrar las vías de emigración de los rorcuales a su paso por
Alicante (tenemos que tener en cuenta que desde Denia sobre todo parten barcos
hacia Mallorca) para así poder evitar posibles accidentes de colisión con estos
grupos de cetáceos. Así mismo, buscar poblaciones que sean estables para su posterior
estudio con fotoidentificación de sus aletas (DNI de los cetáceos), ver que
especies de delfines y otras clases de cetáceos nos visitan en esta importante
zona turística, buscar las problemáticas medioambientales de las costas y la
pesca y defender los tres derechos fundamentales de los grandes simios y
cetáceos que son: el derecho a la vida, a la libertad y no ser torturados ni
física ni patológicamente.
Dentro de este Programa, sin duda esta la
información al público allá donde atraque la Morena, para difundir que debemos
respetar a los cetáceos, al mar que es fuente de vida y en contra de los
delfinarios y orcarios, dando a entender que es mejor ver a estos maravillosos
e inteligentes animales en libertad que en un espectáculo circense haciendo saltos
y comportamientos que no son propios de su especie y desde luego, que es mejor
que vivan en libertad en su medio que es el mar y no en una piscina que se les
hace muy pequeña para ellos, soportando estrés continuados que les acelera su
muerte natural.
La reunión anual de la Asociación Americana para el
Avance de la Ciencia (AAAS) en Vancouver (Canadá), han concluido de forma
unánime (reúne cientos de científicos de muy diversas ramas), que “los
delfines y cetáceos en general deben ser tratados como personas, con sus
derechos a la vida y a la libertad”. Esta declaración se basa en años de
investigación que demuestran que tanto delfines, ballenas y todas las especies
de cetáceos, tienen cerebros grades y complejos y un nivel de autoconciencia
similar al de los humanos. Tales descubrimientos han llevado a los referidos
científicos a concluir, “que aunque
los cetáceos no son humanos, si son personas en un sentido filosófico, lo cual
tiene implicaciones de largo alcance”. Y una de estas implicaciones es el
trato que se da a los delfines, orcas y belugas en los diferentes delfinarios y
orcarios, pidiendo “el cierre inmediato de todos y cada uno de estos lugares
donde a los cetáceos son tratados de forma inhumana”, demandando sus
derechos fundamentales que son los mismos que Proyecto Gran Simio pide a los
Grandes Simios.
Incondicionalmente, esta declaración del mayor grupo
de científicos del mundo no se ha hecho esperar y la India acaba de prohibir
los espectáculos de delfines declarándolos personas no humanas. En Costa Rica,
Hungría y Chile está totalmente prohibido los delfinarios y su caza penada por
Ley. En un comunicado realizado por el Ministerio de medio Ambiente Indio, el
gobierno declara que: “Los cetáceos son, en líneas generales muy
inteligentes y sensibles. Científicos que han investigado el comportamiento de
los delfines han sugerido que la inusualmente alta inteligencia, en comparación
con otros animales, significa que a los delfines se les debe considerar como
personas no humanas; y como tales deben tener sus derechos específicos. Es
moralmente inaceptable mantenerlos en cautiverio para fines de entretenimiento”.
Estas declaraciones que deberían hacer reflexionar
al resto de los gobiernos del mundo y el informe presentado en la reunión de
Vancouver, avalan este Programa que hemos puesto en marcha en Alicante con la
ayuda inestimable de la Asociación “Marinos” y desde luego del Armador y Patrón
de la Morena que se ha unido al Proyecto Gran Simio de una forma desinteresada
y altruista.
Por todo ello, el programa Cetáceo Libre da la
oportunidad a que eco-voluntarios participen en el Programa con un aporte
económico al Proyecto, embarcándose en
La Morena y observar a los cetáceos en libertad en lugar de en un delfinario,
participando en una investigación científica que será de gran importancia y
enriquecerá sin duda la biodiversidad de la zona sureste peninsular.
Cetáceo Libre dispone de un Equipo Científico muy
cualificado capitoneado por Ana Cañadas, una gran experta mundial en cetáceos,
con un amplio currículum de publicaciones e investigaciones científicas sobre
los cetáceos, apoyado por una tecnología puntera en el seguimiento y recogida
de datos.
DIARIO DE NAVEGACIÓN
SALIDA 5/6 DE JULIO 2013
Llegué por la tarde a las ocho a
la Morena anclada en el Puerto de Alicante. Mochila acuestas, bocadillos, saco
de dormir y otro saco de esperanzas e ilusiones por ver cumplido una vez más,
uno de los sueños que llevo dentro en mi corazón desde la niñez, cuando me
empapaba los libros de Julio Verne y sus aventuras en el mar. Hace muchos años
estuve embarcado en el Toftevag, otro velero de madera que estudiaba las
poblaciones de cetáceos en el mar de Alboran.
Subir en un una goleta de madera,
con infinidad de detalles que más bien parece el “H M S Beagle” con el que
Darwin dio casi la vuelta al mundo, es subirse a bordo de una aventura soñada,
trasladarse a la época de los grandes aventureros del mar. Pisar su cubierta de
madera, es pisar la sensación de encontrarte en otro mundo. Mirar sus grandes
palos, su barca de remos, la proa, cada detalle, cada nudo marinero...te abre
los ojos y la imaginación y dentro de ti, palpita el ansia de querer estar
navegando ya, cabalgar sobre las olas del mar en busca de nuestros amigos los
cetáceos, en busca de la libertad de nuestro yo y el contacto con el mar que
nos dio la vida y creó este maravilloso mundo solo amancillado y amenazado por
el hombre.
Tras los abrazos y saludos de
todos los navegantes, nuestro patrón José Juan
nos indica que podemos elegir litera o bien dormir en cubierta. Tuvimos
una reunión por la noche para informar de los planes del día siguiente. La
intención es adentrarnos a 60 millas mar adentro y patrullar por la zona donde
la profundidad del mar esta en mil y
pico metros y donde posiblemente podamos observar cahalotes que les gustas las
zonas profundas para alimentarse de calamares.
En el puerto se escuchaba una música continuada, que aunque era lejana,
la verdad es que tarde un poco en dormirme. Además la inquietud de salir a las
seis de la madrugada, hacia que estuviera soliviantado, deseando coger mis
prismáticos, instalarme en la proa y escudriñar el mar en busca de nuestros
amigos.
Algunos mosquitos hicieron acopio
de nuestra sabia, pero no importaba. Faltaba horas para la marcha y según
avanzaban los minutos, mi corazón palpitaba con más rapidez.
Y...llegó la hora en que sentí
como nuestro Patrón ponía en marcha el motor...ese ronroneo que estaba
esperando que sonara. Como un rayo me levante...casi hinco mi cabeza en la
litera de arriba...me calcé las playeras...es mejor llevar sandalias...... y
armado con mis prismáticos, subí a la cubierta. En ella, ya había movimiento.
Juan Carlos marinero, comenzaba ayudado por el hijo de José Juan, a recoger los
amarres. La Morena comenzaba a moverse y pronto su proa enfilaba despacio hacia
la bocana del puerto, mientras que el sol tímidamente comenzaba a salir y sus
rayos nos regalaba una estampa mágica, difícil de describir y a la que desde
luego invito a todas y todos a disfrutar de esos momentos en que sientes una
felicidad indescriptible.
La aventura había comenzado. Cada
vez que La Morena navega, es una novela diferente, un relato apasionante en el
que cada uno nos sentimos protagonistas de un libro de Julio Verne.
Lara, nuestra bióloga, impartió a
los eco-voluntarios una pequeña charla en cubierta, sobre aspectos básicos de
los cetáceos, como se dividen, sus clases, como pueden observarse, distinguir a
las especies por su lomo o el resoplido de su espiráculo (lugar situado en la
parte superior de su cabeza) por donde respiran y recogen el aire.
A mitad del camino y cuando habíamos distribuido los
turnos de guardia de observación y rastreábamos el horizonte en busca de
cualquier indicio (la verdad es casi todos desde la misma cercanía a la costa
ya teníamos los cuatro ojos puestos en la superficie del mar), de cualquier
movimiento en su superficie, ésta comenzó a despertarse, hablarnos con sus
hondas las olas que subían ya a medio metro y de vez en cuando la proa del
barco bajaba y subía de una forma majestuosa y digna. El parte meteorológico
anunciaba vientos de Fuerza cuatro y se opto por dar media vuelta, ante la
dificultad de llegar a la zona deseada de sesenta millas mar adentro.
Según regresábamos a la costa, se
divisó a una tortuga marina que estaba quieta en la superficie. Inmediatamente
todas las miradas se agolparon hacia ella, se paro el motor de la Morena...¡No
perderla.....no perderla....vamos a ver que la ocurre! nos dijo el Capitán.
Pero las olas hicieron de las suyas y aunque había un grupo de gaviotas junto a
ella, la íbamos perdiendo...¡Ahí está...no perderla.....puede que la hayamos
despertado...!.....¡Yo creo que está herida...puede tener dificultades...hay
gaviotas que se atreven a intentar picotearla....!.....Se notaba la tensión
en nuestras voces, en nuestros ojos....¡la he perdido de nuevo........yo
también...! ¡Daré otra vuelta! Lara ya había corrido a pulsar el botón en
el programa de seguimiento donde indicaba las coordenadas del
encuentro...después habrá que poner el tipo de observación....¡Ya la he
visto...allí.......! ¡Bajar el bote, vamos a ver que la pasa!, nos dice el
Capitán.
El bote se baja con rapidez, pero por desgracia de nuevo
perdemos el contacto con ella. Es muy difícil en un mar con olas de medio
metro, poder mantenerla en el punto de mira por nuestros prismáticos, ya que
durante segundos se pierde y con el movimiento del barco, nos podemos alejar y
visualmente creer estar en un punto cuando podemos estar mirando al contrario.
No se tiene referencia y ello hace difícil para un ser tan pequeño y sin
movimiento, la observación. Al final la perdimos. Comenzamos a dar vueltas por
la zona, hasta que desistimos y pusimos nuevamente rumbo a la costa. Puede que
al final no estuviera herida y que la hubiéramos despertado en su largo peregrinar.
Los nervios se fueron apaciguando
y la navegación continuó hasta el final de la travesía sin otra novedad.
Habíamos comprobado en este
primer viaje de Cetáceo Libre que los
equipos de navegación y el programa científico de observación de cetáceos,
funcionaban a la perfección. Están
preparados para las siguientes expediciones de la Morena.
Aunque no hubiéramos avistado
ningún cetáceo, en próximos viajes el mar nos reservará su tesoro porque somos
los Guerreros del Arco Iris que navegamos para defender la biodiversidad del
planeta, la Tierra, madre de toda nuestra existencia. Las tortugas marinas y
cualquier agresión mediombiental al mar, también sin duda está en los objetivos
de este Programa, de este proyecto al que puedes participar y sentir como tuyo
si así lo deseas.
(Las fotografías que adornan este artículo son del autor y realizadas en la primera expedición de Cetáceo Libre en la Costa Sureste Peninsular).
PEDRO POZAS TERRADOS
Director Ejecutivo Proyecto Gran Simio
(GAP/PGS-España)
Coordinador Programa Cetáceo Libre
Teléfono: 678 708 832
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