No es la primera
vez que hablo sobre la macabra situación en la que viven miles de personas
muriéndose de hambre, huyendo de guerras, llamando ilegales a personas que
intentan buscar una vida digna aunque sea a coste de su vida y que nosotros las
tratamos como una peste humana levantando muros de vergüenza y genocidio. Este
mes iba hablar del porque los gobiernos ponen también muros a la medicina
natural, pero la imagen de un niño muerto en la playa como estampa del
sufrimiento de millones de niños y de gentes desesperadas que han destruido sus
casas y que huyen del horror para después encontrarse con la indiferencia del
llamado “el mundo del bienestar y de los derechos humanos”, me ha revuelto el
estómago y quiero desahogarme en este diario de un indignado porque hoy más que
nunca, me siento indignado de pertenecer a una especie, única en los albores de
los tiempos, que mata y asesina sin rubor a su misma especie y que levanta
alambradas y campos de concentración a seres inocentes, víctimas precisamente
del atropello de los propios países llamados civilizados.
Cuando hablamos de Hitler, todo el
mundo se echa las manos a la cabeza por lo asesino que fue y las matanzas en
los campos de concentración. Sin embargo, cuando vemos estas guerras como en
Siria cuyos gobernantes están asesinando a su pueblo, países en conflictos
muchas veces originados por los propios “occidentales”, riadas de refugiados que
huyen de una muerte segura habiéndoles destruido sus casas y sus pertenencias y
vemos con angustia como son prisioneros y llevados a campos de concentración en
detenciones violentas dentro de los países europeos por el mero hecho de buscar
la paz..¿no es acaso un comportamiento similar a Hitler?. Las imágenes que estamos
viendo por televisión de los trenes abarrotados de personas huyendo de la
guerra y esos llamados “campamentos de refugiados..¿no se parecen a las
imágenes del horror de los campos de concentración nazi que tantas veces hemos
visto en reportajes o películas?. Y mientras, la Unión Europea cómplice de activa
de este espanto, levanta muros y alambradas para que las “alimañas” humanas no
lleguen a nuestros países que pueden derrumbar las economías de los mismos. Una
barbaridad que todos los ciudadanos de bien deberíamos estar en contra y
rechazar las políticas y los gobiernos que colaboran con esta masacre, el mayor
éxodo humano desde la segunda guerra mundial. Las homilías de las iglesias
callan, los partidos principales callan, el mundo occidental se entretiene con
deportes que son puro negocio como el futbol y pasan hoja o pantalla a la
realidad de un drama humano que está ocurriendo a pocos kilómetros de
distancia. También España, además de apoyar las políticas erróneas de la Unión
Europea, tiene su propio muro de la vergüenza, donde se emplean a cientos de
personas para impedir que unos seres humanos puedan llegar a las puertas de
nuestra civilización y son entregados muchas veces al otro lado de la frontera
donde tendrán sin duda una muerte segura o maltrato asegurado. ¿Somos humanos o
depredadores? ¿A caso esto no es lo mismo que el muro de Berlín que tantas
muertes supuso para muchas personas que buscaban la libertad y que tanto se
criticó durante decenas de años? Que poca memoria tienen todos los políticos de
la Unión Europea. Que poca memoria tiene España cuando miles de refugiados salían
de España huyendo de la muerte por los fascistas y no encontraban ningún muro
que les privara de su vida angustiosa y su persecución.
Este éxodo como esas muertes por
hambre y enfermedades, hacen tambalear el sistema actual de nuestra
civilización. Exterminamos a los animales, a los ecosistemas, originamos un
cambio climático que está afectando a millones de personas en todo el mundo,
nos matamos masivamente entre nosotros…..hemos perdido la humanidad y la razón
de ser “civilizados”, de conseguir un mundo mejor. Muchos de nuestros políticos
son responsables de todas estas mezquindades mundiales porque no ponen remedio
y la mayoría de ellos se arrodillan ante el poder económico originando recortes
graves para la sociedad y la dignidad de las personas. Ahora ya se alzan voces
y se tapan los ojos para no ver esa imagen, ese niño muerto en la playa. Mañana
se olvidará y mientras tanto lo importante es salvar el efecto mediático, hacer
que se reúnen para tomar medidas dirigidas a paliar este holocausto y mientras los muros son cada vez más altos y la
soluciones se toman sólo para parar el éxodo que llega a nuestros hogares, en
lugar de arreglar los focos que ocasionan estos dramas. ¿De dónde sacan las
armas para estas matanzas? ¿Quién ha impulsado estos enfrentamientos? ¿Quién se
beneficia de ello? Preguntas fáciles de contestar.
¿Qué podemos hacer ante tamaña
injustica? ¿A caso no se les cae la cara de vergüenza a los dirigentes de las
naciones ver a niños llorando, separados de sus padres, muertos en la playa?
Ojala que el mundo estuviera hecho de otra forma y que los que ocasionan estos
genocidios lo pudieran sentir de por vida en sus propias carnes, en sus hijos,
en sus familias, en su estatus blindados de poder y ambición. En unas
declaraciones de uno de estos refugiados lo dijo bien claro y fuerte por
televisión y que debería de haber sido titular de todos los medios: “Huimos de
nuestras guerras que en su origen fueron vuestras”. Qué verdad. En lugar de
alambradas de sangre, hay que solucionar los problemas desde su mismo origen.
Pero claro. No interesa, porque somos tan responsables como los que ahora mismo
están asesinando a su propio pueblo.
¿Qué nos está pasando? ¿Por qué ese
odio entre partidos políticos en lugar de trabajar para el bienestar de la
sociedad? ¿Por qué cuando el ser humano tiene poder se corrompe como una
manzana podrida y se olvida del árbol que le da la vida?. No hay palabras ni
tampoco justificación para tantas injusticias que el ser humano está cometiendo
a la vista de todos. Se ha perdido la dignidad, el orgullo de ser persona, la
vergüenza, la estabilidad de nuestras sociedades. ¿Qué nos puede deparar el
futuro? ¿Qué lecciones de armonía y ejemplo estamos dejando a nuestros hijos?
¿Qué mundo van a encontrar las generaciones futuras en este caos de poder,
guerras y éxodos?.
Cuando era pequeño soñaba que allá
por el año 2000 o 2020, los coches volarían, las ciudades serían perfectas y
limpias, que todo el mundo tendría un trabajo, que los campos serían jardines
del edén, que las enfermedades serian curadas de forma inmediata y que incluso
nadie enfermería…..así al menos nos lo pintaba algunos libros y artículos
haciendo referencia a los adelantos de la ciencia. Que iluso hemos sido. Seguimos con vehículos contaminantes en lugar
de motores limpios, con un cambio climático que ha llegado a su no retorno y
sin haber dado ni un solo paso en la
dignidad y en el adelanto de nuestra mente hacia un mundo mejor, más bello. No,
al contrario, los pasos hacia atrás son bestiales hasta el punto de que a los
seres humanos los seguimos tratando como masas comerciales y fango que hay que
limpiar. Patético e insultante. Selvas que desaparecen, pueblos indígenas que
son masacrados, pueblos enteros exterminados en guerras….este no es el futuro
que yo pensaba, sino el infierno del que tanto habla la Iglesia. Claro nos
engañaron al decirnos que el infierno
estaba bajo tierra pero donde reside es en los corazones de muchos
hombres. Que el demonio tenía un gran tenedor cuando el demonio son los Bancos
Mundiales y el dinero. El infierno es lo que padecen esos millones de personas
que han sido expulsados de sus casas y vagan errantes buscando la paz. El
infierno son los millones de personas que mueren de hambre, que son asesinados
sin que la justicia divina y terrenal implore y castigue a sus culpables.
¿Hasta cuándo podemos seguir así? El ser humano se ha convertido en un gran
depredador de la vida. Hay mucha gente buena como usted lector/a que lee este
alegato a la sociedad. Pero los otros, los malos aunque sean menos, tienen el
poder económico en sus manos, por lo tanto la vida de nuestro planeta.
No se puede tirar la toalla, pero es
muy difícil solucionar este grave problema del Homo Sapiens sapiens, salvo que
sin duda se dirige hacia su propia extinción. El engranaje esta tan bien
formado y fortalecido que un intento por cambiar nuestro sistema radicalmente,
seria aplastado por el propio sistema de poder que dirige los designios del
mundo y lo lleva hacia una asfixia y un control que ni soñado por Ceorge Orwell
en su novela “1984”.
Sin embargo nuestra es la decisión
de seguir así o plantar cara ante este camino que solo nos lleva al precipicio
de la ignorancia y destrucción.
Mientras, los muros de la vergüenza
humana se siguen levantando y el éxodo continua con miles de muertos en
regueros rojos de sangre sin que ni una lágrima salga por los ojos opacos de
unos dirigentes ciegos que solo buscan su propio beneficio y hacer méritos para
después instalarse en los despachos de grandes multinacionales cobrando en un
mes lo que esos refugiados podrán obtener en 20 años. Miles son los ahogados en
busca de la vida. ¿Cuál es la solución? Poner fin al tráfico de personas. ¿Y
porque no poner fin a conflictos originados por nosotros? Como se intenta
desviar la verdadera realidad de lo que ocurre hacia otros problemas surgidos
precisamente por el éxodo masivo. ¿Dónde queda la declaración de las Naciones
Unidas por los Derechos Humanos? ¿Qué país la está cumpliendo? ¿Dónde está la
normativa internacional que impide que tratemos a los refugiados e inmigrantes
como conejos de cacería?
Me apena saber que lo que nos habían
enseñado en la escuela es mentira y solo basado en la prepotencia. Nos dijeron
que el hombre era sabio, el más inteligente de los seres vivos. Pero estamos
viendo que esto no es cierto y que desde tal vez la revolución industrial, el
hombre ha ido decayendo cada vez más hasta convertirse en el peor enemigo de la
vida en sí misma, en un asesino sin escrúpulos que está matando a su propia
especie, a su propia morada sin remordimientos, cayendo a lo más bajo y
rastrero que uno pueda imaginarse.
PEDRO POZAS
TERRADOS (NEMO)
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