Conozco a Alberto Vázquez-Figueroa desde
hace años y puedo asegurar que es una persona transparente, amable, abierto, fácil
de llegar a él y abrirte su casa con los brazos abiertos. Es un escritor que
realiza en sus libros mensajes sociales y propone soluciones ingeniosas para
solucionar diferentes problemas sociales. Un escritor que yo siempre le he
comparado al Julio Verne de nuestros días y que con su sabiduría y experiencia,
puede aportar soluciones sencillas a graves problemas actuales como por ejemplo
el diseño de un dron marino de salvamento que puede llegar al punto de un
naufragio aunque exista temporal en la superficie y así prestar auxilio de una
manera rápida y útil sobre todo para localizar pateras y auxiliar a los
inmigrantes que ponen su vida en peligro.
Alberto me ha pedido que difunda este
escrito suyo donde una vez más, la política es causante de no llevar a la
práctica soluciones acertadas y baratas en beneficio del ciudadano, apoyando
como siempre a las grandes multinacionales y utilizando el dinero público para
beneficios e intereses que se alejan de los intereses de los ciudadanos.
Sus inventos y genialidades están al
alcance de cualquier persona o medio de comunicación que quiera publicar sus
estudios.
Pedro Pozas Terrados
ESPAÑA PODRÍA EVITAR
UNA MASACRE
PERO SUS GOBERNANTES DUDAN
Aunque parezca increíble es
cierto y todos los documentos que se mencionan, cartas de presidentes de
gobierno, contratos, patentes, estudios o presupuestos están a disposición de
las autoridades y medios de comunicación.
Alberto Vazquez-Figueroa
Hace diecinueve años patenté un sistema de
desalar agua por presión natural que no producía salmuera y reducía
considerablemente los costes debido a que consumía muy poca energía eléctrica.
La empresa gubernamental “Tragsa” se intereso por la nueva tecnología,
firme un acuerdo con su Director General, Miguel Cavero, y se realizaron
estudios que, con un coste de doscientos millones de pesetas, pagados a
medias, demostraron su eficacia.
“Tragsa” colaboró de igual modo en el diseño de un
trasvase entre el Mar Rojo y el Mar Muerto que aprovechando el nuevo sistema y
los cuatrocientos metros de diferencia de nivel entre ambos mares desalaba seis
millones de metros cúbicos de agua diarios, suficientes para abastecer
Jordania, Israel, Siria y Palestina.
Un alto funcionario del gobierno israelí-
Gustavo Kronemberg- vino a Madrid con intención de adquirir los derechos de
patente, aunque puntualizando que solamente proporcionaría agua a Israel. No se
llegó a ningún acuerdo.
Poco después Sir Edmund Rothschild- judío
y presidente de la banca del mismo nombre- nos invitó a Londres con el fin de
señalar que a su modo de ver el agua debía ser para todos.
Su abuelo había sido mentor de Theodor
Kerzl, el fundador del sionismo considerado padre de la patria israelí,
quien tras asistir al juicio del capitán Dreyfus predijo que la imparable
corriente antisemita que se estaba extendiendo por Europa acabaría en
holocausto.
A la espera de fundar un definitivo Estado
de Israel que de momento no consideraba factible en una Palestina bajo
influencia otomana, envió a África expertos en alimentación y agricultura con
intención de encontrar emplazamientos alternativos.
Algunos ultra-ortodoxos, que solo
aceptaban volver a “Tierra
Santa”, se opusieron, pero
Kerlz consiguió salvar a muchos judíos rusos y polacos instalándolos en
Kenia.
Su forma de pensar resulta esclarecedora:
“Durante los primeros años
debemos trabajar con humildad, intentando aprender de los nativos, puesto que
más sabe de sus tierras, sus bienes y sus males, el más obtuso pastor local que el más ilustrado filósofo
vienés.
El contenido de un complejo
texto puede asimilarse en meses pero desentrañar los secretos de una
determinada naturaleza exige el esfuerzo de generaciones”.
Un siglo más tarde Sir Edmund Rothschild opinaba que Israel no debía seguir
acogiendo a cuantos deseaban instalarse en su territorio ya que ello provocaría
sangrientos conflictos entre colonos y palestinos. Según él había llegado el
momento de buscar asentamientos aprovechando las enseñanzas de Kerzl, los
nuevos sistemas de desalación y la asombrosa experiencia de Almería.
Con apenas doscientos kilómetros de costa
desértica, Almería había pasado de ser un erial a convertirse en un emporio de
riqueza que proporciona alimentos a millones de europeos.
África dispone de nueve mil kilómetros de
costas desérticas y aunque casi la mitad no resultan aprovechables, el resto
ofrece la oportunidad de instalar modernos invernaderos a los que proporcionar
agua por medio de “Desaladoras
de Presión Natural” e incluso
por medio de “Desaladoras
Transportables”.
Estas últimas funcionan con electricidad,
gasoil e incluso energía eólica o solar, no precisan grandes infraestructuras y
su tamaño se adapta a las necesidades de cada lugar. Van instaladas en
contenedores que se acoplan entre sí, y cuando han llenado los depósitos de reserva
de los invernaderos se trasladan a otra explotación.
El 23 de abril de 1998 Sir Edmund Rothschild le escribió al primer ministro inglés,
pidiéndole que se implicase en un proyecto que proporcionaría trabajo y
frenaría la avalancha de inmigrantes. El 17 de mayo Tony Blair le
respondió que su Ministro de Asuntos Exteriores, Robín Cook, se pondría en
contacto con los gobiernos de Jordania, Siria, e Israel.
El 2 de octubre del 2002 Sir Edmund envió
una carta al entonces Ministro de Agricultura español, Miguel Arias Cañete,
solicitando que continuara colaborando en el proyecto, y el 14 de noviembre
este le confirmó que seguiría haciéndolo.
Así fue y además consiguió que la
“Oficina de Expansión Exterior” corriera con los gastos de viaje tanto a
Jordania como a Siria donde mantuvimos reuniones con sus primeros ministros que
dieron luz verde al proyecto.
Durante un almuerzo en Lanzarote al que
asistían José Saramago, Premio Nobel de Literatura, Bernardo Bertolucci,
“Oscar” por su película “El último emperador”, el eurodiputado Manuel Medina,
el más tarde Ministro de Justicia, Juan Fernando Lopez Aguilar, y Jose Luis
Rodriguez Zapatero, éste me prometió que si llegaba a la presidencia
respaldaría la iniciativa.
Cumplió su palabra y tras dos años de
trabajo y una nueva inversión de millón y medio de euros, la empresa
gubernamental “Acuamed” diseñó la primera gran “Desaladora de
Presión Natural” que proporcionarían agua barata y de bajo consumo energético
al sur de España.
El estudio final consta de dos mil
páginas.
No obstante, en junio del 2006, la
Ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, ordeno archivarlo y construir
cincuenta desaladoras de alto consumo. La disculpa que se publicó en el
“Boletín Oficial del Estado” fue que con el nuevo sistema se podían
electrocutar las gaviotas.
Se invirtieron tres mil doscientos
millones de euros pero de las cincuenta desaladoras tan solo se terminaron seis
que funcionan al diez por ciento de su capacidad.
La Comunidad Europea reclamó mil millones
que había concedido de antemano, pero nadie sabía a dónde habían ido a
parar.
Cuando denuncié que el mayor escándalo
económico de la era socialista beneficiaba a las empresas de agua y energía
pero perjudicaba a los consumidores, entro en acción la Agencia Tributaria que
en lugar de localizar el dinero perdido acabó confiscando todas mis patentes y
derechos de autor.
Años después, en enero del 2015, el nuevo
director de Gabinete de la Secretaría de Estado de Hacienda, don Manuel Jose
Diaz Corral, me telefoneó con el fin de comunicarme que había revisado mi
expediente y admitía que se habían cometido “graves errores” que daban pié a su
revocación o nulidad de pleno derecho.
Pero aun no lo han anulado ni me han
devuelto los derechos sobre mis obras y patentes.
Con la ayuda económica de mi familia y la
familia Serrano, que puso a mi disposición un lugar para trabajar, continué
haciéndolo, y el 16 de diciembre del 2008, la Universidad Politécnica de Madrid
concluyo un estudio según el cual, aplicando progresivamente mi sistema se
conseguía equilibrar la curva eléctrica nacional, lo que significaría un ahorro
anual de miles de millones.
Se remitió al Ministerio de Industria,
pero pese a estar firmado por tres catedráticos de universidad- los
ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Jose Román Wilheimi, Jose Angel
Sanchez Fernandez y Juan Ignacio Perez Diaz- fue desestimado puesto que iba en
contra de una política que preconiza que cuanto mas costosa sea la energía- una
de las mas caras de Europa- mas ganan las eléctricas y por lo tanto la
administración.
Algo semejante a lo que sucede con la
gasolina.
Muerto Sir Edmund, habiendo perdido casi tres millones de
euros y duramente escarmentado, decidí darme por vencido.
No obstante, la crisis de los refugiados y
ver como se ahogan me ha hecho cambiar de idea porque si humildes pescadores
arriesgan a diario sus vidas por salvarlos resultaría indigno temer a
funcionarios marulleros, empresarios avariciosos o políticos corruptos, por lo
que me puse en contacto con el director de“Acuamed”- Arcadio Mateo- del que me consta que
es uno de los hombres más valiosos de ésta administración.
Y el que más sabe de agua
A finales de septiembre vino a verme en
compañía de su “Directora de
Ingeniería”, doña Gabriela
Mañueco, y se sorprendieron al constatar que dos gobiernos españoles de
distintas ideologías habían invertido millones de euros y miles de hora de
trabajo en buscar soluciones a un problema social que ahora se está volviendo
acuciante.
Decidieron ponerlo en conocimiento de sus
superiores y a los pocos días el señor Mateo me comunicó que había
telefoneado a don Miguel Arias Cañete ya que al fin y al cabo era quien, trece
años antes, había decidido financiar el proyecto.
El actual Comisario de la Comunidad
Europea lo recordaba y señaló que en cuanto regresara a Madrid nos reuniríamos
con el fin de para diseñar una propuesta que ofrecer a las organizaciones
internacionales que buscan solución a la crisis migratoria.
Evidentemente el sistema nada puede hacer
por países desérticos sin salida al mar, pero si por el resto, y de momento se
han seleccionado ocho que poseen terrenos muy apropiados pero carecen de mano
de obra cualificada y soportan una gran deuda externa.
Lo sensato sería proporcionarles lo
primero y librarles de lo segundo.
Todos ellos cuentan con una densidad de
población de unos quince habitantes por kilometro cuadrado frente a los
trescientos de Israel y si
los organismos internacionales les dotasen de estructuras adecuadas en pocos
años serían autosuficientes, sus habitantes no se verían obligados a emigrar y
no tardarían en poder acoger a refugiados que dispondrían de muy aceptables
condiciones de vida y un futuro esperanzador.
No obstante hay quien opina que “es
preferible expulsar a unos intrusos que constituyen un peligro y una carga”, lo
cual no deja de ser una actitud claramente egoísta. Y racista.
Otros son partidarios de internarlos en
campos de refugiados a la espera de “una solución definitiva”, lo cual
demuestra que lo único que ha cambiado en un siglo es el nombre del dios al que
adoran aquellos a quienes odiamos o tememos.
Un tercer grupo afirma que los dirigentes
locales suelen ser corruptos, pero cabe preguntarse si alguno será capaz de
enseñar algo nuevo a nuestros propios corruptos
Ha pasado otro mes y el goteo de muertos
no cesa.
A.V-F.
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