miércoles, junio 20, 2007

CAMINO HACIA LA TEOLOGIA DE LA LIBERACIÓN

Si Jesús al que todos conocemos por su bondad y cariño hacia el necesitado, quisiera visitarnos, no cabe duda que echaría del templo a los arzobispos, a los obispos, a toda la jerarquía eclesiástica que sólo presume de poder y de mando, como un ejército con vendas en los ojos. Esas catedrales construidas muchas de ellas con la sangre de los esclavos, con la riqueza robada del pueblo, son mudos testigos de una iglesia que siempre ha estado con el poder y la destrucción, nunca con los pobres o la injusticia. Encima, como meros mercaderes que no respetan a Jesús, se permiten montar museos en la casa de Dios, con entradas muchas veces exageradas para el



turismo, enseñando riqueza eclesiástica, cruces de oro y diamantes para regodeo de su infamia. Una riqueza que bien pudiera invertirse en esos millones de niños que mueren de hambre en el mundo, de esos campos de refugiados abandonados donde la muerte hace un festín diariamente o esos seres humanos que atraviesan el mar buscando una esperanza de vida. Adoran imágenes que según El prohibió. Han montado una iglesia a su capricho, sin llegar a las sandalias del propio Salvador que tanto se jactan rezando y que lo tienen abandonado

Si Jesús llegara a ver todo esto, miraría al cielo y diría: “Dios mío ¿Qué negocio se ha montado entorno a mi persona?”. Desautorizaría al Papa como jefe Supremo del poder de un Estado que siempre odió, de un poder fáctico y machista, que sigue anclado en la antigüedad y que al llegar a un país de pobres, les dice que no utilicen preservativo. Dios mió, que vergüenza y encima les habla que los conquistadores llevaron la fe y la verdad. ¿Qué podemos esperar ante esto?.


Una jerarquía eclesiástica que ataca a la Teología de Liberación, a unos sacerdotes y obispos, que se han despojado de la riqueza, de coches en la puerta con chofer, de escoltas y soldados, de palacios…y se han unido al pueblo con el llanto de su pobreza, que están luchando desde la miseria por conseguir dar un poco de luz y esperanza a los más pobres. Estos son y no los del Vaticano, Obispado o Arzobispado; los verdaderos mensajeros de la iglesia, las verdaderas columnas en las que Jesús sostiene con sus brazos de acero, el único movimiento verdadero que sigue el camino que Jesucristo nos quiso mostrar.


En Madrid, la Parroquia de San Carlos Borromeo ubicada en Entrevías, donde unos sacerdotes del pueblo, de la pobreza, han dado cobijo a toxicómanos, indigentes, gentes que salían de la cárcel sin rumbo; unos sacerdotes que se comportan como hermanos, entregando todo lo que tienen a otros que lo necesitan incluso compartiendo su casa, donde han prestado ayuda a quienes seguro que el obispo de Madrid cerraría sus puertas y su casa, donde celebra una eucaristía sencilla, sin tanta solemnidad pero profunda en la fe, como lo hizo Jesús en la última cena…….incomprensiblemente, de una forma burlesca y repugnante, cómo un demonio salido de las profundidades; el arzobispado de Madrid, a través del Boletín Oficial de la Diócesis, decide retirarles la labor del culto a los tres sacerdotes Javier Baeza, Enrique de Castro y José Díaz. Igualmente por fuentes del arzobispado y del Vaticano de Roma, les dicen que no van a tolerar más catequesis y liturgias “no homologables”.


Pero….¿quién se ha creído esta gente sin escrúpulos de donde sale el dinero que los mantiene? Del pueblo, y es al pueblo con quien hay que estar y no contra él, como lo han hecho siempre y lo seguirán haciendo. ¿Cómo tienen la poca vergüenza de decirles que lo que hacen no es homologable? ¿A caso si que es los coches y chóferes del Obispo, o las cantidad de millones de euros perdido que mueve el Papa cada vez que hace una visita PARA NADA? ¿o la cantidad de riquezas que ostenta el vaticano? ¿o el ejército armado que paga? ¿ o la creación de un Estado? ¿o los millones de niños muertos de hambre? Pero ¿Cómo se puede estar tan equivocado y encima tener la desfachatez de juzgar a unos hombres santos (estos sacerdotes SI son santos no como otros a los que lo han hecho como al fundador del Opus) a sabiendas de la labor tan fundamental e importante que están haciendo?.


No lo comprendo. No comprendo que unos hombres de sotana jerarquizados, machistas e inconformistas para todo, sean capaces de juzgar a unos sacerdotes que sólo han hecho lo que Jesús les dijo que hicieran. Es la llamada Teología de la Liberación, un clavo gordo que tiene el vaticano y que le encantaría arrancar, pero que no van a poder, porque donde esta la razón, siempre saldrán sacerdotes que cojan el testigo, la bandera de la pobreza y de verdad, sean mártires y santos en el silencio y en el corazón de Dios.


El Brasileño Leonardo Boff, uno de los fundadores de la Teología de la Liberación, aseguró en Entrevias que el cierre de la Parroquia “ha empobrecido la iglesia, no ha testimoniado el Evangelio por parte de los que lo han decidido y los pobres se han sentido maltratados y excluidos”.

Mi más sincera enhorabuena por esta decisión errónea. Han torpedeado una vez más su propia estructura y seguro, que muchos de los que tenían fe en esas sotanas granates, en esa jerarquía dictatorial, ya no la tienen.


Esta Parroquia, que para mi sigue siéndolo porque no tienen el más mínimo derecho de quitársela al Pueblo y ni mucho menos la más mínima representación de Dios, tienen que ser modelo y ejemplo a seguir por el resto de las Parroquias. Al igual que debe de existir una revolución verde, una revolución industrial por el cambio climático, debe de existir una revolución de la fe hacia la Teología de la Liberación. Animo a todos los sacerdotes a seguir el ejemplo, romper la jerarquía dictatorial.

En muchos países donde la pobreza es extrema y donde el Papa jamás pondrá su pié, existen mujeres y hombres, que en nombre de Jesús, se dedican a ayudar con todas su fuerzas a esas gentes que se mueren en la pobreza. Ellas con su fe interna pero sin hacerse gala de discursos de evangelización, porque lo primero es la ayuda humana, son las que están realizando la verdadera labor de la iglesia, entregando su esfuerzo, su ejemplo y su vida, en el silencio de su trabajo, amando a ese niño que no puede jugar o que esta enfermo por beber agua, a ese otro donde su cuerpo esta tan maltrecho y delgado que solo sus ojos resplandecen para que el ser humano no olvide.

Si Jesús visitara Madrid y le dan a elegir entre la Catedral de la Almudena y la Parroquia de San Carlos Borromeo, sin duda alguna elegiría ésta última y daría la eucaristía en la única homologación posible: en el amor hacia el hermano, con pan y vino, como lo hizo en su última cena.


PEDRO POZAS TERRADOS

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mirad como se aman, se decía de los cristianos de los primeros tiempos. Ellos respondían así a las enseñanzas del Maestro: en esto, en que os amáis los unos a los otros, conocerán todos que sois mis discípulos. En verdad hay gran contradicción entre el vivir en un palacio y aquel "las aves tienen su nido y las raposas su guarida más el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza". Entre aquel "no llevéis oro ni plata..." y los imponentes tesoros museo de catedrales como la de Sevilla, la cual he visitado este verano. Entre aquel "id y decir a Juan Bautista que los ciegos ven, los cojos andan... y los pobres son evangelizados" y la situación hoy de la cual se podría decir: y los pobres viven escandalizados. A Dios -otra enseñanza de Jesús- se le puede adorar en cualquier lugar, y ese empeño en eregir, contrariamente, grandes catedrales o edificios suntuosos costosísimos
Gran contradicción, en fin, entre un cristianismo descarnado, de tejas arriba, cuando el Reino de Dios está entre nosotros y cuando Jesús se identifica con cada uno de nosotros...

La verdad es que sólo en la Teología de la liberación se vive el auténtico Cristiano: Dios se "encarnó" y los cristianos de la liberación hacen otro tanto; Dios nos amó a nosotros antes de que nosotros le amáramos a Él, pues así Casaldáliga, por ejemplo, dejando el palacio por una choza, mirando en torno suyo a los pobres, vistiendo sus mismos arapos, viendo a Cristo en cada uno de ellos, amándolos, en fin, antes de que los pobres le amen a el, nunca contemplando las estrellas en busca de no se qué...

ESTOY CON LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN.

Anónimo dijo...

Mirad como se aman, se decía de los cristianos de los primeros tiempos. Ellos respondían así a las enseñanzas del Maestro: en esto, en que os amáis los unos a los otros, conocerán todos que sois mis discípulos. En verdad hay gran contradicción entre el vivir en un palacio y aquel "las aves tienen su nido y las raposas su guarida más el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza". Entre aquel "no llevéis oro ni plata..." y los imponentes tesoros museo de catedrales como la de Sevilla, la cual he visitado este verano. Entre aquel "id y decir a Juan Bautista que los ciegos ven, los cojos andan... y los pobres son evangelizados" y la situación hoy de la cual se podría decir: y los pobres viven escandalizados. A Dios -otra enseñanza de Jesús- se le puede adorar en cualquier lugar, y ese empeño en eregir, contrariamente, grandes catedrales o edificios suntuosos costosísimos
Gran contradicción, en fin, entre un cristianismo descarnado, de tejas arriba, cuando el Reino de Dios está entre nosotros y cuando Jesús se identifica con cada uno de nosotros...

La verdad es que sólo en la Teología de la liberación se vive el auténtico Cristiano: Dios se "encarnó" y los cristianos de la liberación hacen otro tanto; Dios nos amó a nosotros antes de que nosotros le amáramos a Él, pues así Casaldáliga, por ejemplo, dejando el palacio por una choza, mirando en torno suyo a los pobres, vistiendo sus mismos arapos, viendo a Cristo en cada uno de ellos, amándolos, en fin, antes de que los pobres le amen a el, nunca contemplando las estrellas en busca de no se qué...

ESTOY CON LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN.

Anónimo dijo...

Estoy contigo amigo jomargo y comparto todas las puntualizaciones que has puesto en este comentario. Yo también estoy con Casaldáliga y la Teologia de la Liberación. Es donde se vive la verdadera entrega a los demás.

Un abrazo amigo mio.

Pedro Pozas Terrados