domingo, enero 25, 2009

DESIERTOS VERDES


Imaginaros un bosque enorme, alineado, con sus copas de los árboles verdes, haciendo frontera con las cada vez más reducidas selvas tropicales. Imaginaros que salís del camino y os adentráis en su interior con la intención de sacar fotografías o de gravar el paisaje. Lo primero que notáis es que no existe esa vegetación baja que se encuentra en la selva, es fácil andar, saber donde pone uno el pié. Parece ser cómodo. Pensáis que vais a disfrutar. Pero cuando habéis encontrado el lugar idóneo para inmortalizarlo y os paráis para enfocar, veis que algo ocurre, que hay algo anormal en el ambiente…un silencio aterrador atraviesa tus tímpanos y la intuición te dice que pasa algo serio en ese lugar. Y si, una vez que intentas encontrar el motivo, rápidamente percibes que estas dentro de un bosque en silencio y que no escuchas ningún canto de pájaro, nada de nada. Todo silencio y cuando ves que con tu mirada tampoco ves aves volando por el cielo, comprendes que estas ante un bosque muerto, ante un monocultivo, un desierto verde.

Las plantaciones de árboles a gran escala, provocan graves impactos ambientales, sociales y en las economías locales. Impactos como la escasez de agua, dada la alteración de los ciclos hidrológicos y el deterioro de ríos y quebradas; contaminación de aire debido al uso de agroquímicos; el desplazamiento de comunidades enteras debido a la ocupación del territorio; violaciones de los Derechos Humanos, laborables y ambiéntales; impactos en las mujeres, así co
mo grave deterioro de la diversidad cultural, la violencia generalizada, la contaminación por pesticidas y la grave pérdida biológica que han sido ampliamente documentados alrededor del mundo.

Instituciones internacionales como la FAO y el Banco Mundial, así como agencias estatales de algunos países, definen incorrectamente a las plantaciones como bosque, pese a la amplia documentación que prueba que lo único que tienen en común es la presencia de árboles. Los monocultivos sustituyen bosques tropicales u otros sistemas, provocando una grave deforestación, que trae aparejada la pérdida de biodiversidad, inundaciones, el agravamiento de las sequías, la erosión de suelos, la consiguiente contaminación de los cursos de agua por el empleo masivo de pesticidas y la aparición de plagas por la ruptura del equilibrio ecológico y cambios en las cadenas alimentarías; además pone en peligro la conservación del agua, de los suelos, de la flora y de la fauna. La degradación de los bosques disminuye sus funciones en materia climática y su desaparición afecta a la humanidad en su conjunto. En este sentido se traslado esta misma queja en la Declaración internacional en contra del “maquillaje verde” de monocultivos.
Además de todas las problemáticas mencionadas, estos desiertos verdes originan disminución de la producción de alimentos básicos para los asentamientos humanos de la zona, pérdida de culturas indígenas y tradicionales dependientes de los ecosistemas originales, conflictos de empresas forestales con las poblaciones locales, llegando incluso al asesinato de lideres campesinos y la expulsión violenta de la población rural, deterioro del paisaje en zonas turísticas y fuerte disminución de fuentes de empleo en zonas de tradición agropecuaria convirtiéndose de esta forma, en gentes más pobres y aumento del hambre y la malnutrición en la población local.
¿Podemos permitirnos este lujo? ¿Es que los gobiernos no se dan cuenta que los desiertos verdes, los monocultivos solo benefician a unos pocos y destruyen la vida de una forma brutal y sin sentido? ¿Dónde están los asesores científicos y las Organizaciones Internacionales como la FAO que callan ante este estos ecocidios y violaciones de los derechos humanos?.

El Movimiento Mundial por los Bosques con sede en Uruguay, en un reciente informe sobre “Mujeres, comunidades y plantaciones. Testimonio sobre un modelo forestal social y ambientalmente destructivo” , denuncia que esta pasividad gubernamental debe buscarse en dos ámbitos :por un lado, el peso político de la
industria de la madera en manos de poderosos grupos económicos locales y por el otro, en igualmente poderosos intereses económicos extranjeros, que buscan aprovecharse de los bajos costos locales para obtener sus ganancias.

La lucha silenciosa debido a la censura informativa de los medios de comunicación locales y nacionales de las comunidades locales contra los monocultivos de árboles es un asunto cotidiano en el mundo. Una lucha que ninguna comunidad pidió sino que le fue impuesta. En Asia y el pacífico, comunidades locales en Malasia, Indonesia y Papúa Nueva Guinea luchan contra las plantaciones de palma aceitera y la Jatropha; en África hay luchas contra las plantaciones de caucho, la palma aceitera o para celulosa en Nigeria, Camerún, Liberia, Swazilandia y Sudáfrica y en América Latina, países como Brasil, Argentina, Chile, Ecuador y Uruguay sufren impactos del “desierto verde” de pinos y eucaliptos, mientras que en Colombia avanzan las plantaciones de palma para agrocombustibles, al igual que en Brasil, Venezuela y Centroamérica.


Para empeorar la situación, las plantaciones a gran escala de árboles están siendo pro
movidas como una solución falsa al cambio climático. Por un lado el parlamento Europeo y otras instituciones impulsan la llamada segunda generación de agrocombustibles que se suma a la primera tradicional, basada en madera y que llevará a una rápida y amplia expansión de este monocultivo incluyendo árboles transgénicos. Por otro lado, algunos países en desarrollo ven en un posible fondo bajo la Convención sobre Cambio Climático en una posibilidad de financiamiento a las grandes plantaciones de monocultivos como sumideros de carbono para compensar la pérdida de los bosques que por otro lado fomentan y realizan concesiones a las mismas empresas forestales. Todo un negocio redondo a costa de engaños y mentiras que falsean la realidad.
En diciembre del 2005, el principal general birmano Than Shwe, ordenó el inicio de una campaña nacional de plantación de Jatropha para la producción de biodiesel. El país debía plantar ocho millones de acres (3,2 millones de hectáreas) en un plazo de tres años. Todos los estados y divisiones de Birmania, sea cual fuera su tamaño, debían plantar al menos 500.000 acres. En Rangún el 20% de la tierra disponible quedará cubierta de Jatropha, un pequeño árbol o arbusto originario de México y América Central, cuyo aceite de sus semillas rinden mas aceite por hectárea que otros agrocombustibles. Los funcionarios públicos e inve
rsores, afirman que la gente ha sido multada, arrestada y amenazada de muerte por no cumplir con las cuotas asignadas, dañar las plantas o críticas el programa. Birmania está amenazando la seguridad alimentaría de su propio pueblo. Se está cultivando en campos agrícolas, en jardines domésticos. Se confiscan tierras para cumplir con la cuota impuesta, muchos agricultores están huyendo hacia Tailandia. Los agricultores son forzados a cuidar de la Jatropha en detrimento de su propio trabajo pues no reciben nada del gobierno, es una ley impuesta, es una esclavitud que la Comunidad Internacional debería denunciar. Los aldeanos se ven forzados a “aportar mano de obra voluntaria” en las plantaciones a razón de una persona por familia. Deben traer sus herramientas, su comida y si se niega, son objeto de represalias. El trabajo forzado no es utilizado sólo para plantar Jatropha, sino también para la construcción de fábricas procesadoras de aceite. Sin embargo la Comunidad Internacional permanece en silencio, sin intervenir con claros intereses comerciales.

Sobran una vez más las palabras. Los monocultivos son verdaderos monstruos al servicio de unos pocos, fábricas de muerte y desolación, producto de bosques en silencio, desiertos verdes que se extienden amenazantes a nivel mundial.

PEDRO POZAS TERRADOS (NEMO)

10 comentarios:

Perico dijo...

Un post bien interesante. Por cierto, hay una foto que que me recuerda a un "campo de concentración" para árboles.

El término "desiertos verdes" me parece muy acertado. Y si te fijas, al fin y al cabo es lo que demandan muchos, el verde, pero nadie se para a pensar en si eso verde tiene inquilinos en su interior porque estamos tan vacíos como esos desiertos.

Un saludo chaval y continúa informándonos tan bien como hasta el momento.

Anónimo dijo...

Pues si amigo mio y la verdad es que incluso las Naciones Unidas no da por perdida una cobertura vegetal, si despues de destruir una zona de selva se planta un monocultivo. Son tan huecos de cabeza y razonamiento, que no comprenden que no solo es importante lo verde, que los inquilinos como dices son imprescindibles para la riqueza ecologica del ecosistema, para la biodiversidad.

En fin, gracias portu comentario y seguiremos denunciando a todos los vientos.

Pedro Pozas Terrados

Perico dijo...

Hablando en plata, mientras la ONU no tenga capacidad de decisión, es decir, que no tenga quien le vete ni le ordene cómo proceder.... Perdona la expresión, pero "se las va a comer dobladas". Lo que comentas del monocultivo... Sin comentarios.

Seguimos en contacto chaval.

Perico dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Si amigo mio, el poder economco es el unico que tiene el poder en el mundo y tambien gobierna y manda en todos los organismos estatales e internacionales.

Un abrazo

Pedro Pozas

Perico dijo...

Creo que era en El País ¿Leíste la entrevista a uno de las cabezas visibles de Monsanto? Dijo dos cosas. Una lo de siempre: que los transgénicos son la solución al hambre en el mundo ¡Claro!. Y otra que no había oído hasta el momento: que eso de la semilla de punto final es una leyenda urbana. Pues si no me falla la memoria, esta polémica la he visto discutir en una mesa de ingenieros agrónomos, así que no creo que sea tanta leyenda.

Otro abrazo para ti.

Perico dijo...

Se me olvidaba, me refería a la edición del lunes.

Anónimo dijo...

Pedro, estoy leyendo "El mundo según Monsanto" De la Dioxina a los OGM. Una multinacional que les desea lo mejor.

Es increible el daño que esta haciendo a nivel mundial y como los gobiernos se lo estan permitiendo. esta escrito por una inverstigadora francesa llamada Marie-Monique Robin.

En breve pondre en el blog un nuevo articulo titulado "BIOPIRATERÍA: un crimen contra la vida" y hablo de las semillas, del robo de estas multinacionales, de las farmaceuticas, etc.

Un abrazo fuerte

Pedro Pozas Terrados

Perico dijo...

Quedamos a la espera de que nos cuentes. Si te acuerdas, algún día de estos, coloca la referencia completa al libro que comentas.

Un abrazo chaval.

Perico dijo...

Por cierto, te dejo la foto de Víctor, quien recientemente estuvo en Bioparc en Valencia y sacó fotos a los gorilas. Pincha aquí.