sábado, noviembre 07, 2015

ESPAÑA PODRÍA EVITAR UNA MASACRE - PERO SUS GOBERNANTES DUDAN





Conozco a Alberto Vázquez-Figueroa desde hace años y puedo asegurar que es una persona transparente, amable, abierto, fácil de llegar a él y abrirte su casa con los brazos abiertos. Es un escritor que realiza en sus libros mensajes sociales y propone soluciones ingeniosas para solucionar diferentes problemas sociales. Un escritor que yo siempre le he comparado al Julio Verne de nuestros días y que con su sabiduría y experiencia, puede aportar soluciones sencillas a graves problemas actuales como por ejemplo el diseño de un dron marino de salvamento que puede llegar al punto de un naufragio aunque exista temporal en la superficie y así prestar auxilio de una manera rápida y útil sobre todo para localizar pateras y auxiliar a los inmigrantes que ponen su vida en peligro.

Alberto me ha pedido que difunda este escrito suyo donde una vez más, la política es causante de no llevar a la práctica soluciones acertadas y baratas en beneficio del ciudadano, apoyando como siempre a las grandes multinacionales y utilizando el dinero público para beneficios e intereses que se alejan de los intereses de los ciudadanos.

Sus inventos y genialidades están al alcance de cualquier persona o medio de comunicación que quiera publicar sus estudios.

Pedro Pozas Terrados


  ESPAÑA PODRÍA EVITAR UNA MASACRE    
                       PERO SUS GOBERNANTES DUDAN

Aunque parezca increíble es cierto y todos los documentos que se mencionan, cartas de presidentes de gobierno, contratos, patentes, estudios o presupuestos están a disposición de las autoridades y medios de comunicación.
                                                         Alberto Vazquez-Figueroa

Hace diecinueve años patenté un sistema de desalar agua por presión natural que no producía salmuera y reducía considerablemente los costes debido a que consumía muy poca energía eléctrica.
La empresa gubernamental “Tragsa” se intereso por la nueva tecnología, firme un acuerdo con su Director General, Miguel Cavero, y se realizaron estudios que, con un coste de doscientos  millones de pesetas, pagados a medias, demostraron su eficacia.
“Tragsa” colaboró de igual modo en el diseño de un trasvase entre el Mar Rojo y el Mar Muerto que aprovechando el nuevo sistema y los cuatrocientos metros de diferencia de nivel entre ambos mares desalaba seis millones de metros cúbicos de agua diarios, suficientes para abastecer Jordania, Israel, Siria y Palestina.
Un alto funcionario del gobierno israelí- Gustavo Kronemberg- vino a Madrid con intención de adquirir los derechos de patente, aunque puntualizando que solamente proporcionaría agua a Israel. No se llegó a ningún acuerdo.
Poco después Sir Edmund Rothschild- judío y presidente de la banca del mismo nombre- nos invitó a Londres con el fin de señalar que a su modo de ver el agua debía ser para todos.
Su abuelo había sido mentor de Theodor Kerzl, el fundador del sionismo considerado  padre de la patria israelí, quien tras asistir al juicio del capitán Dreyfus predijo que la imparable corriente antisemita  que se estaba extendiendo por Europa acabaría en holocausto.
A la espera de fundar un definitivo Estado de Israel que de momento no consideraba factible en una Palestina bajo influencia otomana, envió a África expertos en alimentación y agricultura con intención de encontrar emplazamientos alternativos.
Algunos ultra-ortodoxos, que solo aceptaban volver a “Tierra Santa”, se opusieron, pero Kerlz consiguió salvar a muchos judíos rusos y polacos instalándolos en Kenia.  
Su forma de pensar resulta esclarecedora:
“Durante los primeros años debemos trabajar con humildad, intentando aprender de los nativos, puesto que más sabe de sus tierras, sus bienes y sus males, el más obtuso pastor local que el más ilustrado filósofo vienés.
El contenido de un complejo texto puede asimilarse en meses pero desentrañar los secretos de una determinada naturaleza exige el esfuerzo de generaciones”.
Un siglo más tarde Sir Edmund Rothschild opinaba que Israel no debía seguir acogiendo a cuantos deseaban instalarse en su territorio ya que ello provocaría sangrientos conflictos entre colonos y palestinos. Según él había llegado el momento de buscar asentamientos aprovechando las enseñanzas de Kerzl, los nuevos sistemas de desalación y la asombrosa experiencia de Almería.
Con apenas doscientos kilómetros de costa desértica, Almería había pasado de ser un erial a convertirse en un emporio de riqueza que proporciona alimentos a millones de europeos.
África dispone de nueve mil kilómetros de costas desérticas y aunque casi la mitad no resultan aprovechables, el resto ofrece la oportunidad de instalar modernos invernaderos a los que proporcionar agua por medio de “Desaladoras de Presión Natural” e incluso por medio de “Desaladoras Transportables”.
Estas últimas funcionan con electricidad, gasoil e incluso energía eólica o solar, no precisan grandes infraestructuras y su tamaño se adapta a las necesidades de cada lugar. Van instaladas en contenedores que se acoplan entre sí, y cuando han llenado los depósitos de reserva de los invernaderos se trasladan a otra explotación.
El 23 de abril de 1998 Sir Edmund Rothschild le escribió al primer ministro inglés, pidiéndole que se implicase en un proyecto que proporcionaría trabajo y frenaría la avalancha de inmigrantes. El 17 de mayo Tony Blair  le respondió que su Ministro de Asuntos Exteriores, Robín Cook, se pondría en contacto con los gobiernos de Jordania, Siria, e Israel.
El 2 de octubre del 2002 Sir Edmund envió una carta al entonces Ministro de Agricultura español, Miguel Arias Cañete, solicitando que continuara colaborando en el proyecto, y el 14 de noviembre este le  confirmó que seguiría haciéndolo. 
Así fue y además consiguió que  la “Oficina de Expansión Exterior” corriera con los gastos de viaje tanto a Jordania como a Siria donde mantuvimos reuniones con sus primeros ministros que dieron luz verde al proyecto. 
Durante un almuerzo en Lanzarote al que asistían José Saramago, Premio Nobel de Literatura, Bernardo Bertolucci, “Oscar” por su película “El último emperador”, el eurodiputado Manuel Medina, el más tarde Ministro de Justicia, Juan Fernando Lopez Aguilar, y Jose Luis Rodriguez Zapatero, éste me prometió que si llegaba a la presidencia respaldaría la iniciativa.
Cumplió su palabra y tras dos años de trabajo y una nueva inversión de millón y medio de euros, la empresa gubernamental “Acuamed” diseñó la primera gran “Desaladora de Presión Natural” que proporcionarían agua barata y de bajo consumo energético al sur de España.        
El estudio final consta de dos mil páginas.
No obstante, en junio del 2006, la Ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, ordeno archivarlo y construir cincuenta  desaladoras de alto consumo. La disculpa que se publicó en el “Boletín Oficial del Estado” fue que con el nuevo sistema se podían electrocutar las gaviotas.
Se invirtieron tres mil doscientos millones de euros pero de las cincuenta desaladoras tan solo se terminaron seis que funcionan al diez por ciento de su capacidad.
La Comunidad Europea reclamó mil millones que había concedido de antemano, pero  nadie sabía a dónde habían ido a parar.
Cuando denuncié que el mayor escándalo económico de la era socialista beneficiaba a las empresas de agua y energía pero perjudicaba a los consumidores, entro en acción la Agencia Tributaria que en lugar de localizar el dinero perdido acabó confiscando todas mis patentes y derechos de autor.
Años después, en enero del 2015, el nuevo director de Gabinete de la Secretaría de Estado de Hacienda, don Manuel Jose Diaz Corral, me telefoneó con el fin de comunicarme que había revisado mi expediente y admitía que se habían cometido “graves errores” que daban pié a su revocación o nulidad de pleno derecho.
Pero aun no lo han anulado ni me han devuelto los derechos sobre mis obras y patentes.
Con la ayuda económica de mi familia y la familia Serrano, que puso a mi disposición un lugar para trabajar, continué haciéndolo, y el 16 de diciembre del 2008, la Universidad Politécnica de Madrid concluyo un estudio según el cual, aplicando progresivamente mi sistema se conseguía equilibrar la curva eléctrica nacional, lo que significaría un ahorro anual de miles de millones.
Se remitió al Ministerio de Industria, pero pese a estar firmado por tres  catedráticos de universidad- los ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Jose Román Wilheimi, Jose Angel Sanchez Fernandez y Juan Ignacio Perez Diaz- fue desestimado puesto que iba en contra de una política que preconiza que cuanto mas costosa sea la energía- una de las mas caras de Europa- mas ganan las eléctricas y por lo tanto la administración.
Algo semejante a lo que sucede con la gasolina.
Muerto Sir Edmund, habiendo perdido casi tres millones de euros y duramente escarmentado, decidí darme por vencido.
No obstante, la crisis de los refugiados y ver como se ahogan me ha hecho cambiar de idea porque si humildes pescadores arriesgan a diario sus vidas por salvarlos resultaría indigno temer a funcionarios marulleros, empresarios avariciosos o políticos corruptos, por lo que me puse en contacto con el director de“Acuamed”- Arcadio Mateo- del que me consta que es uno de los hombres más valiosos de ésta administración.
Y el que más sabe de agua
A finales de septiembre vino a verme en compañía de su “Directora de Ingeniería”, doña Gabriela Mañueco, y se sorprendieron al constatar que dos gobiernos españoles de distintas ideologías habían invertido millones de euros y miles de hora de trabajo en buscar soluciones a un problema social que ahora se está volviendo acuciante.
Decidieron ponerlo en conocimiento de sus superiores y a los pocos días el  señor Mateo me comunicó que había telefoneado a don Miguel Arias Cañete ya que al fin y al cabo era quien, trece años antes, había decidido financiar el proyecto.
El actual Comisario de la Comunidad Europea lo recordaba y señaló que en cuanto regresara a Madrid nos reuniríamos con el fin de para diseñar una propuesta que ofrecer a las organizaciones internacionales que buscan solución a la crisis migratoria.
Evidentemente el sistema nada puede hacer por países desérticos sin salida al mar, pero si por el resto, y de momento se han seleccionado ocho que poseen terrenos muy apropiados pero carecen de mano de obra cualificada y soportan una gran deuda externa.
Lo sensato sería proporcionarles lo primero y librarles de lo segundo.
Todos ellos cuentan con una densidad de población de unos quince habitantes por kilometro cuadrado frente a los trescientos de Israel y si los organismos internacionales les dotasen de estructuras adecuadas en pocos años serían autosuficientes, sus habitantes no se verían obligados a emigrar y no tardarían en poder acoger a refugiados que dispondrían de muy aceptables condiciones de vida y un futuro esperanzador.  
No obstante hay quien opina que “es preferible expulsar a unos intrusos que constituyen un peligro y una carga”, lo cual no deja de ser una actitud claramente egoísta. Y racista.
Otros son partidarios de internarlos en campos de refugiados a la espera de “una solución definitiva”, lo cual demuestra que lo único que ha cambiado en un siglo es el nombre del dios al que adoran aquellos a quienes odiamos o tememos.
Un tercer grupo afirma que los dirigentes locales suelen ser corruptos, pero cabe preguntarse si alguno será capaz de enseñar algo nuevo a  nuestros propios corruptos
Ha pasado otro mes y el goteo de muertos no cesa. 
                                                                                                                                                                                                                                                                   A.V-F.




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