Hace treinta años, los que realizábamos
acciones como voluntarios en la defensa del medio ambiente o contra algunas de
las barbaridades que las multinacionales han protagonizado en nuestro país, nos
tachaban de comunistas, de jóvenes inconformistas que querían torpedear el
avance de la sociedad y volver a las cavernas, de sandias (verdes por fuera y
rojos por dentro), de estar mintiendo a los ciudadanos con nuestras
exageraciones y dinamitando el estado de bienestar. Yo incluso en mi propio
trabajo donde precisamente también tocábamos el tema de la protección medio
ambiental, me llamaban algunos compañeros “ecologista de mierda”. Si, éramos la
peste de la juventud, drogados fracasados que no teníamos nada mejor que hacer.
Eso decían. Después fueron pasando los años y los científicos que estaban
callados comenzaron a dar la voz de alarma. Los políticos ignorantes, fueron
admitiendo poco a poco que la destrucción de nuestro planeta se estaba
produciendo a un ritmo acelerador y que el cambio climático era culpa de los
hombres. ¡Eureka!. Vaya descubrimiento. Ellos sin embargo no tuvieron que
soportar lo que nosotros soportamos. No los llamaron “políticos de mierda”, ni
que eran drogados fracasados…..era una realidad que se imponía ante las
verdades y que nadie ha pedido perdón por los calificativos impuestos a los que
primeramente anunciamos a viva voz de los destrozos que estábamos haciendo a la
naturaleza, a nuestro planeta y a todos los seres vivos que en ella convivimos.
Bien es cierto que una vez más la
culpa no fue de los políticos ciegos que solo vivían para mantener sus cargos y
sus grandes privilegios, sino de la sociedad callada, del pueblo estanco, de
unos ciudadanos que la protección del medio ambiente la veían muy lejana, no
les afectaba por lo que escondían sus cabezas de avestruces en el agujero de la ignorancia. Ahora sí, ya nos
afecta, los años cada vez son más calurosos, las estaciones del año se están convirtiendo
en verdaderos problemas para las especies de flora y fauna y para los cultivos,
las aguas se contaminan, las enfermedades tropicales proliferan, los refugiados
mediambientales crecen por miles cada día, el ártico se descongela, los
monzones y los huracanes cada vez con más fuerza azotan las costas y las islas
con cientos de muertos, 6,5 millones de personas murieron en 2012 en el mundo a
causa de la contaminación del aire en las ciudades…….ya no son advertencias de
ecologistas que protestaban sin causa hace décadas, ahora son advertencias
evidentes, muerte y desesperación en la que se enfrentan millones de personas
por no haber cambiado en su momento el camino hacia la sostenibilidad y
protección de todos nuestros ecosistemas. La OMS alerta que el 92% de la
población mundial vive en lugares con alta contaminación. Nos están matando y
mientras, como antaño, nuestros políticos solo se preocupan en mantener sus
poderes y sus privilegios, en justificar muchos de ellos la corrupción y sin
embargo son responsables directos por no poner soluciones a esos millones de
asesinatos producidos por respirar un aire contaminado y que podrían haberse
evitado.
Y así, llegamos a la extinción de
las especies y la destrucción de los ecosistemas que a su vez favorecen la
alteración de los vientos planetarios y el aumento de huracanes, terremotos y
deshielo. El planeta lanza voces de alarma. Pero no seamos ingenuos. No nos
necesita. Si el hombre dejara de existir, el planeta seguiría evolucionando y
otras formas de vida ocuparían nuestro nefasto lugar en la Tierra.
Hasta tal punto es grave la
situación, que el Papa ha exigido a los gobernantes que escuchen “el grito de
la tierra” y respeten la naturaleza. Los miembros de la iglesia obispos
incluidos, ya no pueden ver como lo hicieron hace décadas, a los
ecologistas y defensores de la naturaleza
como gentes en “pecado”. Es más, el Papa
ha advertido a los católicos que maltratar la tierra es un pecado y propone al
público en general un cambio de vida de acorde con la naturaleza y ha añadido “el
cuidado de la casa común” a las obras de misericordia tradicionales (visitar a
los enfermos, dar de comer al hambriento) ya que cuando se maltrata a la
naturaleza se maltrata también a los humanos. Me alegra saberlo, ya no soy un
“ecologista de mierda”, sino un defensor de la naturaleza que está amparado
entre las obras de misericordia de la iglesia. Muchos sacerdotes y sobre todos
obispos deberían seguir las palabras infalibles de su Jefe y no estar aún con
pensamientos retrógrados de siglos pasados.
Este llamamiento a los miles de
millones de católicos, debería ser el comienzo de una revolución ecológica que
obligara a los gobiernos y multinacionales a cambiar sus planes y negocios,
para levantar los muros de una nueva sociedad encaminada en el respeto a la
vida en todas sus formas y a la conservación de todos nuestros ecosistemas en
una gran burbuja que abarcara la sostenibilidad mundial, el progreso hacia un aire
limpio y de respeto a la naturaleza.
Seguramente muy pocos católicos han leído el “Laudato Si” sobre el cuidado de la casa común, una encíclica del
Papa Francisco que no tiene desperdicio. Un llamamiento que seguramente no ha
convenido publicitar el los púlpitos de las iglesias por temor a herir a sus
creyentes y que mucho menos los obispados han querido dar a conocer en toda su
grandeza. Sin embargo, desde estas líneas animo a que se lean los 246 apartados
que contiene la encíclica y que puede consultarse y bajarse perfectamente por
internet. Ya no puede existir ignorancia, ya no nos pueden insultar por
defender nuestro planeta, ya es reconocido por todos incluso desde la fe, que
es pecado atentar contra la naturaleza.
Para mí, es un gran honor que por
fin se reconozca nuestra lucha de décadas en defensa de nuestro planeta. No han
sido los políticos que siguen la mayoría mirándose al ombligo o al bolsillo, no
ha sido la sociedad agradecida por la lucha altruista que hemos mantenido
durante decenas de años. Ha sido las declaraciones responsables de un Papa que
por fin ha llegado a una conclusión acertada y digna del ser humano. “Que los seres humanos destruyan la
diversidad biológica en la creación divina; que los seres humanos degraden la
integridad de la Tierra y contribuyan al cambio climático, desnudando a la
Tierra de sus bosques naturales o destruyendo sus zonas húmedas; que los seres
humanos contaminen las aguas, el suelo, el aire. Todo esto es pecado. Porque un
crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado
contra Dios”. El Papa reconoce que el daño a la naturaleza es un pecado que
los cristianos no han sabido reconocer ni confesar y que por ello, la Iglesia
tiene que dar “pasos concretos en el
camino de la conservación ecológica”. Es decir, ser ECOLOGISTA.
Sin embargo, aún precisamos de
voluntarios altruistas para seguir abriendo los ojos del mundo y que nos
convirtamos en “guerreros del arco iris” como cuenta una leyenda del Pueblo
Indio de los Cree. Y desde estas líneas os pido que apoyéis el proyecto que he
presentado al Ayuntamiento para la creación de un Gabinete de Historia Natural
en el Aula de Medio Ambiente de Las Vaquerizas y que no costaría absolutamente
nada a las arcas municipales, sólo dar el visto bueno y tener la voluntad de
conceder a los ciudadanos y a nuestros jóvenes, de un rincón, de una ventana en
defensa de nuestros ecosistemas naturales. El sentido común y la
responsabilidad en la sostenibilidad de nuestro planeta, deben primar a los
intereses políticos o particulares de nuestros representantes públicos.
(Quien
quiera conocer el Proyecto del Gabinete de Historia natural – Nautilus, puede
pedírmelo al correo electrónico nautilusmar@yahoo.es)
ALGUNOS
LLAMAMIENTOS DEL PAPA FRANCISCO
LAUDATO SI
14.- El movimiento ecológico mundial ya ha
recorrido un largo y rico camino, y ha generado numerosas agrupaciones
ciudadanas que ayudaron a la concientización. Lamentablemente, muchos esfuerzos
para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados no
sólo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de
los demás. Las actitudes que obstruyen los caminos de solución, aun entre los
creyentes, van de la negación del problema a la indiferencia, la resignación
cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas. Necesitamos una
solidaridad universal nueva.
38.-
Mencionemos, por ejemplo, esos pulmones del
planeta repletos de biodiversidad que son la Amazonia y la cuenca fluvial del
Congo, o los grandes acuíferos y los glaciares. No se ignora la importancia de
esos lugares para la totalidad del planeta y para el futuro de la humanidad.
Los ecosistemas de las selvas tropicales tienen una biodiversidad con una
enorme complejidad, casi imposible de reconocer integralmente, pero cuando esas
selvas son quemadas o arrasadas para desarrollar cultivos, en pocos años se
pierden innumerables especies, cuando no se convierten en áridos desiertos. Sin
embargo, un delicado equilibrio se impone a la hora de hablar sobre estos
lugares, porque tampoco se pueden ignorar los enormes intereses económicos
internacionales que, bajo el pretexto de cuidarlos, pueden atentar contra las
soberanías nacionales. De hecho, existen «propuestas de internacionalización de
la Amazonia, que sólo sirven a los intereses económicos de las corporaciones
transnacionales». Es loable la tarea de organismos internacionales y de
organizaciones de la sociedad civil que sensibilizan a las poblaciones y
cooperan críticamente, también utilizando legítimos mecanismos de presión, para
que cada gobierno cumpla con su propio e indelegable deber de preservar el
ambiente y los recursos naturales de su país, sin venderse a intereses espurios
locales o internacionales.
82.- Pero
también sería equivocado pensar que los demás seres vivos deban ser
considerados como meros objetos sometidos a la arbitraria dominación humana.
Cuando se propone una visión de la naturaleza únicamente como objeto de
provecho y de interés, esto también tiene serias consecuencias en la sociedad.
92.- El corazón es uno solo, y la misma miseria que
lleva a maltratar a un animal no tarda en manifestarse en la relación con las
demás personas. Todo ensañamiento con cualquier criatura «es contrario a la
dignidad humana»
PEDRO POZAS TERRADOS (NEMO)
Fotografía y montaje: Pedro Pozas Terrados
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