¿Qué le ocurre a la sociedad
española? ¿Cómo permite que la corrupción haya entrado en muchas de las
instituciones y se sigan votando a los mismos? ¿Dónde está la cultura política
y la capacidad intelectual de tener una visión amplia y apoyar y votar a las
formaciones políticas que nos presentan nuevos rumbos de esperanza? ¿Porqué se
permite que los medios de comunicación en lugar de informar se posicionen a
favor de unos o de otros atacando a los nuevos y ocultando a los malos? Ante la
situación crítica de una España desinformada, debemos razonar y analizar el
porqué no se castiga la corrupción y se sigue votando a un partido que se
encuentra muchos de sus dirigentes y su propia sede en los tribunales de justicia.
En cualquier país europeo, los escándalos que han protagonizado el Partido
Popular y muchas de sus declaraciones que han sido muy criticadas, hubiera
supuesto la inmediata dimisión de muchos de sus dirigentes y el castigo en las
urnas. Pero por desgracia, España es diferente. No hay una oposición real que
pueda combatir en el Parlamento los desmanes del Partido del Gobierno y así nos
va. Casi un año sin gobierno para que ahora los socialistas se unan a la
derecha como muchas veces hacen en el parlamento europeo o para quitar derechos
a los ciudadanos cambiando a sus anchas la Constitución. Esa es la realidad. Se
gobierna con el miedo a quitar las pensiones sabiendo que existen muchas
personas mayores que dependen de las mismas. Se criminaliza a un partido nuevo,
joven, con ganas de hacer política en beneficio de los ciudadanos como Podemos
y las multinacionales y consejos de los medios de comunicación les atacan de
una forma feroz, investigando sus vidas casi desde que nacieron, buscando
sombras con la única finalidad de hundir a un partido que poco a poco está
conquistando las instituciones. Hay miedo si, a que la política se convierta en
política real, a que la democracia no sea solo una palabra en boca de los que
quitan los derechos a la sociedad, a que los políticos de autenticidad nos
representen y el Parlamento y Senado sean de verdad la casa del pueblo y no el
muro de la intolerancia.
Es
una vergüenza que un partido socialista haya permitido de nuevo gobernar a un
partido que se encuentra diariamente implicado en los tribunales por
corrupción, que se haya unido a un partido que permitió el perdón fiscal a
miles de ciudadanos por no llamarles otra cosa, que insolidariamente y
cometiendo delitos fiscales, han robado a la sociedad de una manera descarada y
consentidA por el Ministerio de Economía mientras se expulsaban a familias
enteras de sus casas, se subían los impuestos, se dañaba la sanidad pública y
la educación e imponía leyes que recortaban las libertades y en contra de la
Constitución. Es una vergüenza que un partido que dice llamarse socialista esté
castigando a unos Diputados que con el corazón y con conciencia para no engañar
al electorado, han votado NO a permitir un nuevo gobierno del PP que dice
públicamente no va a cambiar nada de lo aprobado y que es mayoría en el senado.
Es una vergüenza que se les llene la boca de Constitución y demócratas y por
otro lado crean que un reglamento socialista está por encima del la
Constitución que ampara a los Diputados que voten en conciencia. Estamos
llegando a un punto, donde la
Constitución sólo es válida en la boca de los políticos que la incumplen y no
sea válida a la hora de aplicarse a la sociedad.
Es
una cobardía como ha declarado Pedro Sánchez, que se permita a las
multinacionales presionar y advertir a los políticos que si no pasan por el
agujero de la aguja para hilar, activarán toda la maquinaria contra los que no
obedezcan sus directrices. ¿En qué país estamos viviendo? ¿Es acaso esto
democracia? ¿Cómo se permite investigar a los nuevos políticos de Podemos como
si fueran delincuentes rastreando su vida pasada para después compararlos con
los mismos que han robado millones de euros de las arcas públicas? Esta no es
una España libre, culta y abierta. Pero lo triste de todo esto y que me llena
de amargura, es ver como aún existen ciudadanos que votan a unos partidos que no tienen respeto con el lector, que
incumplen los programas políticos, que sus palabras se las lleva el viento del
engaño y utilizan las instituciones para dar miedo y mantener así una política
abusiva que favorece a las grandes riquezas mientras les llena de fango a los
ciudadanos que de verdad sostienen un país roto desde hace décadas. Un país envidioso
que aún no ha enterrado las graves heridas de su historia y que sin embargo
abre nuevas heridas que hunden a la sociedad.
¿Cómo
es posible que el PSOE no se haya unido con Podemos? ¿Cómo es posible que desde
el mismo nacimiento de Podemos, todas las fuerzas políticas tradicionales se
hayan unido intentando hundir un nuevo partido que está libre totalmente de
corrupción? Solo lo puedo entender de una forma. Tanto el PP como el PSOE, con
intereses de las empresas y multinacionales (ahí vemos las puertas giratorias
para premiar sus servicios), tienen miedo que se les acabe la torre de oro que
tanto tiempo han alimentado y de la cual se han surtido amigablemente hasta que
ha irrumpido un nuevo partido que intenta derrumbarla en beneficio de los
ciudadanos. ¿Cómo estos partidos que tienen en sus filas a corruptos se
permiten con descaro de llamar populistas a quienes están luchando por los
derechos de los ciudadanos? ¿Cómo tienen la vergüenza de llamar populistas a
Podemos y las fuerzas políticas nuevas que han surgido en las Comunidades,
cuando ellos no cumplen numerosos artículos de la Constitución? ¿Cómo pueden
tener el descaro de lanzar mensajes diciendo que no se puede romper España por
los nacionalistas, cuando primeramente son ellos con sus políticas agresivas
los que han impulsado esos nacionalismos? La incultura política acampa en
nuestra sociedad y en lugar de visionar globalmente los acontecimientos,
cerramos los ojos ante unas informaciones fijas sin pensar que nos están manipulando.
Es la nueva manera de gobernar que tienen los políticos de siempre. Sus
reglamentos y sus decisiones políticas están por encima de la Constitución,
cuando debería ser al revés.
Ira,
descontento, frustración, angustia….es lo que siento viendo a un Partido
Socialista rendirse a los pies del PP que tanto dolor y sufrimiento ha sembrado
en millones de ciudadanos. Un partido que ha dejado de ser socialista y se ha
convertido en el felpudo donde se limpian las botas manchadas de fango.
Pero
por desgracia, esta es la España de siempre, la dividida, la envidiosa, la que
no se pone de acuerdo excepto con el futbol, la que cierra los ojos a la corrupción
masiva y ataca la nueva política, la que jamás ha tenido una izquierda unida
que pueda hacer frente a la derecha neoliberal, la que se olvida muy pronto de
los atropellos institucionales, la que no le importa la subida de impuestos ni
el sufrimiento del más pobre, la que busca en su entorno formar un capullo
ciego olvidando el mundo. Una España que no aprende de los errores del pasado
ni es capaz de unirse para caminar juntos con un proyecto común, renovado,
ilusionado, eficaz y lleno de esperanza.
¿Quién
puede creerse los programas políticos de los partidos tradicionales cuando de
forma continuada no se cumplen? ¿Quién puede creerse en las promesas lanzadas
en los mítines cuando a los pocos días cambian de parecer con disculpas que no
tienen sentido? ¿Quién puede creerse sus palabras cuando a la vuelta de la
esquina se ríen a carcajadas y cambian sus declaraciones como el que se cambia
de pantalones? Esto no es serio ni responsable y están mostrando a la sociedad
y al mundo, la ineptitud de sus decisiones y la burla a unos ciudadanos que les
han votado creyendo en su dignidad y honor. Pero ahora sabemos que normalmente
esos valores también se cambian como el que se muda de ropa interior.
La
política en España está hundida en el barro de la indignación, de la
desesperación, de ver como se ha robado millones de euros públicos, como se ha
jugado con la voluntad de un pueblo, con sus recursos, con su riqueza, con su
historia, con su voto. Si yo fuera militante de alguno de los dos grandes
partidos políticos, sin duda me daría de baja porque apoyarlos es contribuir
con sus políticas nefastas, con su incumplimiento de la Constitución que tanto alardean
de cumplirla y que sin embargo la cambiaron para hundir a España en los
recortes insolidarios. Más no se puede decir ni más claro tampoco. La incultura
política de nuestra sociedad, entorpece el cambio esperado hacia un rumbo más
decoroso y prometedor, más de acorde con las sociedades avanzadas. Aún nos quedará
ver fuertes tempestades y máxime con el triunfo de un Presidente de los Estados
Unidos que niega el cambio climático, que trata a los inmigrantes como
delincuentes y a las mujeres como meros objetos de deseo ¿Qué le pasa al mundo?
¿Cómo es que una sociedad que se supone avanzada y primordial en las políticas
mundiales como la de Estados Unidos, votan a una persona que desprecia los
progresos y avances de las sociedades modernas? Solo puedo comprenderlo si
llego a la conclusión que la ceguera de la visión real o global ha sido impuesta
en los ojos de los ciudadanos del mundo mediante el miedo y debido a un gran
trabajo realizado desde el propio tejido social en el poder de la información
manipulada y el trabajo incansable de las marionetas que se encuentran al
servicio de las multinacionales.
No
se entiende como instituciones, partidos políticos, multinacionales, gobierno y
muchos otros personajes incluido la mayoría de los medios de comunicación,
atacan sistemática a Podemos que representa a más de cinco millones de
personas, despreciando la democracia, insultándolos, levantando falsos
testimonios, inventándose falsas subvenciones y en definitiva difamando, para
que el ciudadano se crea que es cierto, ya que las mentiras dichas muchas veces
se convierten popularmente en verdades.
Y
esta es la historia nefasta de una España que siempre ha estado partida en dos
y una democracia enmascarada en una Constitución que por un lado quita derechos
y por el otro los concede pero no se cumple. Una Constitución violada y
manchada de estiércol, donde los grandes partidos políticos incumplen el
mandato soberano del pueblo.
PEDRO POZAS TERRADOS (NEMO)
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