“Los grandes simios se encuentran clasificados
científicamente dentro de la familia de los
Homínidos junto a los seres humanos. Son las únicas especies que
comparten nuestra herencia genética y poseemos un mismo ancestro común. Sin
embargo por el hecho de estar en medio entre las otras especies de animales y
nosotros, se encuentran desprotegidos tanto moral como judicialmente”
Pedro
Pozas – Proyecto Gran Simio
Desde que fueron conocidos los grandes simios (bonobos,
chimpancés, orangutanes y gorilas), tanto los investigadores y exploradores
como la gente en general cuando comenzaron a ser capturados y expuestos en
zoológicos, se sorprendieron del gran parecido con los humanos. No en el
aspecto exterior, pero si en numerosas capacidades cognitivas y expresiones
gestuales. Desde entonces, no ha dejado de existir estudios sobre su
comportamiento y su vida, descubriendo que además son capaces de resolver
problemas que los infantes humanos no consiguen solucionar y que incluso han
llegado a desarrollar mediante enseñanza, diálogos comprensibles mediante el
lenguaje de símbolos o aprendiendo el lenguaje de signos humano.
La ciencia y
el estudio del genoma de los grandes simios, han calificado sin ninguna duda su
pertenencia por derecho propio a nuestra familia, son los más cercanos a nosotros
y tenemos un mismo ancestro común. ¿Qué más necesitamos para que también por
derecho sean protegidos de su exterminio, de su hacinamiento en cautividad y de
sus derechos básicos fundamentales?
Los grandes
simios, homínidos no humanos, se encuentran en la misma rama evolutiva que los
ya desaparecidos homínidos humanos como los Australopithecus, Cromañon o
Neandertal. Y mi pegunta es..¿Qué pasaría si una población de Australopithecus
o de Neandertales se descubriera en pleno siglo XXI en un rincón no explorado
de la Cuenca del río Congo?. Sin duda sería el descubrimiento científico más
grande de la historia de la humanidad. Pero….¿procederíamos a cazarlos, a
llevarlos a los zoológicos para que fueran expuestos, a experimentar
médicamente con ellos, a utilizarlos para nuestro beneficio en estudios de
salón para comprobar sus capacidades cognitivas, los utilizaríamos en
espectáculos públicos, entrarían dentro de un programa de conservación de la
especie para su reproducción intensiva separando a sus familias y sus hijos
nada más nacer….? Posiblemente no. Serían considerados miembros por derecho de
nuestra familia y por consiguiente protegidos por nuestras leyes. Su hábitat
sería respetado y su protección sería total.
Entonces…¿porqué
no hacemos lo mismo con los homínidos no
humanos que aún sobreviven y que sin embargo los mantenemos encerrados sin
ningún tipo de derecho ni protección?. Los animales domésticos se encuentran
protegidos por las leyes. Su maltrato, abandono o muerte injustificada está
penada por el artículo 337 de nuestro código penal. Los animales de granja
destinados al consumo humano, también tienen reguladas leyes que deberían
mejorar su bienestar. Sin embargo, los grandes simios no tienen ningún tipo de
protección. Sólo cuenta con el Convenio Internacional CITES para especies en
peligro de extinción y que sin embargo, este Convenio no vela por la integridad
de la especie sino sólo por su valor económico. De hecho, casi todas las
intervenciones existentes en nuestro país de incautación de especies amenazadas se les aplican sólo y
exclusivamente la Ley de Contrabando. Y es más, según el Real Decreto 1333/2006
del destino de las especies intervenidas CITES, en su artículo 8, sentencia sin
ningún tipo de juicio y sin importar el objetivo del CITES que es la protección
de las especies, que si no se encuentra un lugar de depósito, podrán ser
entregados a un centro de experimentación o bien ser sacrificados.
Esta es la
lamentable situación en la que se encuentran los grandes simios encontrándose
desprotegidos en una tierra de nadie. Se realizan esfuerzos importantes en
buscar restos de homínidos y sin embargo, los homínidos no humanos , que están
vivos, que tienen poblaciones en su hábitat y que están siendo exterminados,
son ignorados de forma continuada, explotados sexualmente, trasladados de un
zoo a otro como si fueran cromos o comodines sin sentimiento, arbitrariamente
se les separa de su familia y de sus amistades sin ningún tipo de control moral
y se les mantiene encerrados en jaulas desprovistas muchas veces de toda
intimidad y tranquilidad. Son los nuevos esclavos homínidos no humanos y los
utilizamos para beneficio exclusivo de otro homínido que además es responsable
directo de un cambio climático acelerado que está destruyendo todos los
ecosistemas de la Tierra.
Es por ello
que tienen el derecho propio a ser respetados y nosotros la obligación de
protegerlos. Sin embargo los grandes simios no tienen una defensa adecuada y en
consecuencia se necesita una Ley específica que regule su protección y derechos
básicos para los que se encuentran cautivos. Que su maltrato físico, muerte
injustificada, abandono, tráfico, uso indebido, utilización en beneficio de
terceros, explotación sexual, carencia de bienestar, abusos, maltrato
psicológico..sean penados y castigados severamente; que exista una herramienta
eficaz que sea utilizada a favor de estos hermanos evolutivos vivos que comparten la historia de la humanidad y
que son olvidados cómo también lo fueron los esclavos negros en épocas no tan
lejanas.
El 25 de
junio de 2008, hace casi una década, la Comisión de Medio Ambiente del Congreso
de los Diputados de España, acordó aprobar una Proposición No de Ley sobre el
Proyecto Gran Simio que puede ser consultada en el Diario de Sesiones del
Congreso de los Diputados Nº 48 de la citada fecha, en la que entre otras
cuestiones relacionadas con Proyecto Gran Simio, se acuerda en su apartado 2 aprobado por 21 votos a favor y 17 abstenciones que:
“….en el plazo máximo de un año a partir de esa
adhesión al Proyecto Gran Simio se lleven a cabo los trámites para la
adecuación de la legislación española a los principios del proyecto Gran Simio,
para establecer la prohibición expresa de la
experimentación o la investigación cuando se cause daño a los simios y
no redunde en su beneficio, garantizando, por tanto, que no se generalicen las
prácticas que hoy existen de malos tratos y de experimentación con los
chimpancés en aquello que no nos atrevemos a hacer con humanos, aprovechando
esa coincidencia genética con ellos; se establecen condiciones rigurosas en
ambientes óptimos para su desarrollo, para su tenencia o custodia, siempre con
propósito de conservación la prohibición de la tenencia con fines comerciales o
en cualquier tipo de espectáculo, así como un tipo penal agravado para los
casos de comercio, tenencia ilegal o maltrato de simios”.
A pesar de de haber transcurrido diez años de esta
aprobación por parte de la Comisión de Medio Ambiente, estos puntos no han sido
llevados a efecto.
Jose María Bermúdez de Castro, Profesor de Investigación del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas y Coordinador del Programa de Paleobiología de
Homínidos del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH)
de Burgos y Premio Príncipe de Asturias ha expresado su total apoyo a que se
apruebe una Ley en España de apoyo y protección de las integridad física y
moral de los simios antropoides:
“La propuesta no es ni
capricho ni una ocurrencia. Cualquier acción humana tendente a la protección
del medio ambiente y de las especies del planeta redunda en nuestro propio
beneficio. Los grandes simios, chimpancés, gorilas y orangutanes, representan las
especies vivas más próximas a nuestra especie, desde el punto de vista de su
parentesco filogenético. Las similitudes entre nuestro genoma y el de las dos
especies de chimpancé, Pan paniscus y Pan troglodytes, se ha estimado en el
99%. La similitud es del 98% en el caso de los gorilas, y se acerca a esta
misma cifra en el caso de los orangutanes. Los seres humanos estamos incluidos
en el orden de los primates, y la similitud genética con todos ellos es
extraordinaria.
En primer lugar, no
podemos permitir que los seres vivos más parecidas a nosotros terminen por
extinguirse, simplemente por la codicia humana de poseer todas las riquezas del
planeta, sin considerar el derecho a la vida de otras especies. Ese
comportamiento terminaría, más tarde o más temprano, por volverse contra
nosotros.
Por todo ello, deseo
insistir en mi total apoyo a las propuestas que se realizan desde el Proyecto
Gran Simio, para la legislación de una Ley que los proteja y que nos dignifican
como seres humanos.”
Científicos de la
calidad de José María Bermúdez que ha lanzado públicamente esta llamada de
atención y el apoyo de muchos otros científicos, académicos, Asociaciones,
Fundaciones, en definitiva la sociedad civil, ven con buenos ojos este paso
importante en la protección de los grandes simios. Tenemos mucho que aprender
aún de ellos para poder entender nuestra
propia especie y no podemos permitirnos el lujo de tratarlos despectivamente o
ignorarlos por diversas causas, muchas de ellas debido a la ignorancia. Por
ello es necesario regular una Ley que los pueda de alguna forma blindar ante
los peligros con que se enfrentan como especies únicas. Si no lo hacemos,
seremos responsables directos de un acto criminal hacia unas especies vivas de
nuestra propia familia, un acto de xenofobia imperdonable en el siglo en que
vivimos y que seguramente las generaciones futuras nos culpabilizarán de cómo
los estamos tratando en la actualidad.
Cuando
llevamos a nuestros hijos a disfrutar de un día entretenido equivocadamente a
un zoológico y nos reímos de ese chimpancé que se come sus propios excrementos,
que nos tira objetos, que nos extiende la mano, que se desliza por las cuerdas
con mirada fija en nosotros o se orina delante nuestro; nos estamos riendo de
nosotros mismos, de nuestros antepasados, de la humanidad. No somos conscientes
que estamos frente a homínidos vivos, frente a nuestro propio espejo evolutivo.
Son muchas las voces que piden una protección
especial a estos homínidos no humanos y al igual que se han legislado ciertos
derechos a los animales domésticos, los grandes simios por sabiduría y
acercamiento a nosotros también tienen que tener un reconocimiento jurídico que
les ampare ante la Ley.
Jorge Riechmann, escritor, investigador y profesor
titular de Filosofía Moral de la Universidad Autónoma de Madrid que apoya
incondicionalmente la ley para los grandes simios, en su excelente libro “Ética
extramuros”, sostiene que: “Sólo los
seres humanos hemos creado una tecnociencia capaz de borrar a nuestra propia
especie y a todas las demás especies de animales superiores de la faz de la
Tierra. Sólo nosotros tenemos la tremenda capacidad de impacto ambiental, de
alteración y devastación de la naturaleza, que nos convierte en una “fuerza
geológica planetaria”. Y yo añado que sólo nosotros somos capaces de
reparar lo dañado, de recuperar el tiempo perdido en destruir para construir,
de legislar y proteger la esencia misma de la vida y como no, a nuestros
compañeros de linaje que por evolución llegamos a un nivel más alto y como tal,
tenemos la responsabilidad de protegerlos y otorgarles sus derechos básicos.
Seguramente que si ellos nos hubieran adelantado en esta carrera evolutiva,
también hubieran hecho lo mismo.
Por todo ello, lanzo este alegato a la sociedad
civil para que apoyen una Ley de grandes simios o Ley de homínidos no humanos,
donde su personalidad jurídica sea concedida o al menos sus derechos más
fundamentales, sin que les explotemos para nuestro beneficio y donde sea
reconocida y protegida su dignidad como parte fundamental de la humanidad.
PEDRO POZAS TERRADOS
Director Ejecutivo del Proyecto
Gran Simio (GAP/PGS-España)
Presidente Internacional
Miembro del Comité Español de la
UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza)
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