Pedro
Pozas Terrados
En 1997, una expedición descubrió
una población aislada de orangutanes en la región de Batang-Toru, en el
distrito Tapanuli Central, Norte y Sur
de la isla de Sumatra (Indonesia). Esta
población se encontraba aislada en un pequeño número de fragmentos selváticos
que suman un total de alrededor de 100.000 hectáreas. En los primeros estudios
realizados por esa fecha, se constató que se trataba de una población especial
e incluso algunos investigadores proponían calificarla como subespecie de la
población existente al norte de Sumatra Pongo abelli. En 2013 se estudió un
orangután muerto recientemente en la zona y se comprobó que su cráneo tenía
diferencias palpables al resto de los existentes en Sumatra y Borneo, además de
ser más pequeño, esbelto, diferencias en sus dientes y con más pelo en todo el
cuerpo.
Hasta
el momento eran solo dos especies de orangutanes que habitaban en Indonesia y Malasia, los del Norte de
Sumatra y Pongo pygmaeus de la isla de Borneo. Pero para asegurarse de que
estos orangutanes encontrados en una zona aislada de Sumatra separada por al
lago Toba de sus compañeros del Norte eran diferentes al resto de las dos
especies existentes en Indonesia, había que estudiar su genoma.
Hace
escasamente poco tiempo, en 2017, un análisis internacional realizado por
científicos de la Universidad de Zúrich y con destacada participación del
Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona, un centro entre el CSIC y la
Universitát Pompeu Fabra, publicado en la revista científica Current Biology,
demostraron que los orangutanes del distrito de Tapanuli presentaba
características diferenciadas de las otras dos especies de orangutanes, por lo
que sin duda y a raíz de las numerosas comparaciones y estudios realizados, se
llegó a la conclusión que se trataba de una nueva especie de orangután, la más
primitiva, por lo que las otras dos hasta ahora descritas especies se habrían
separado de ella hace 700.000 años.
Este
gran hallazgo en el mundo de la ciencia y en el campo evolutivo de los
homínidos no humanos, saltó a las agencias de noticias de todo el mundo que
durante una semana presentaban a la nueva especie Pongo tapanuliensis, llamado
comúnmente Tapanuli, como un gran descubrimiento.
La
familia de los homínidos vivos ha pasado a ser de siete especies (Orangután de
Borneo, Orangután de Sumatra, Gorila Occidental, Gorila oriental, Chimpancé,
Bonobo y Humanos) a ocho especies con los Tapanuli, el último de los homínidos.
Pero sin embargo en 2012 se estimó la población de los Tapanuli en 800
individuos, pasando de este modo actualmente a ser la especie de grandes simios
con mayor peligro de extinción en el mundo. Con una particularidad importante,
la estimación se efectuó hace siete años, por lo que urge de forma de forma
inmediata realizar un nuevo balance de la población de los Tapanuli debido a la
gravedad de su aislamiento, el reducido entorno en donde se encuentran y la acometida de grandes infraestructuras
que ponen aún más en peligro al último homínido vivo descubierto.
Debido
a los altos niveles de fragmentación del hábitat de los Tapanuli, la matanza
ilegal de sus poblaciones, las
plantaciones agrícolas, la exploración y explotación minera y un plan
hidroeléctrico a gran escala, esta nueva especie de los grandes simios con un
gran valor evolutivo, corre el riesgo de desaparecer en pocos años si no se
pone freno a estas políticas abusivas de explotación de su territorio. A pesar
de estar en una zona protegida, los Tapanuli se enfrentan a un genocidio veloz
si no se ponen las medidas necesarias para que su población sea justamente
protegida a nivel nacional e internacional.
Según
datos de Amigos de la Tierra en Indonesia que están actualmente en juicio contra el
gobierno regional por las irregularidades que la construcción de la presa
hidroeléctrica presenta, la tala de árboles ha
comenzado y si no se pone fin a esta barbarie, tendrá un grave impacto a su
reducida población, ya que a día de hoy se ignora el número de ejemplares que
sobreviven en condiciones caóticas y de exterminio. Detrás de esta mega
construcción se encuentra el Banco de China. Se están preparando acciones en
todo el mundo a las puertas de esta multinacional que no valora ni respeta el
medio ambiente y menos a las especies en peligro de extinción como los grandes
simios y en particular a los Tapanuli.
Asociaciones
como Save Tapanuli Orangutan, Jakarta Animal Aid Network (JAAN), Amigos de la
Tierra, Ecologistas en Acción, Proyecto
Gran Simio (PGS); están luchando para que a nivel internacional se reconozca la
importancia de los Tapanuli y su protección inmediata. Activistas como Roser
Gari, psicóloga y naturalista,
colaboradora de JAAN y recién nombrada representante del PGS en
Indonesia, se encuentra realizando grandes esfuerzos en distintos países
europeos para que la voz de los Tapunuli sea escuchada, para que su hábitat sea
protegido y para dar voz a este genocidio premeditado y consentido. Roser se
encuentra entrevistándose con equipos de abogados internacionales para realizar
acciones legales contra la construcción de la hidroeléctrica.
Los
propios científicos que han anunciado al mundo el descubrimiento por parte de
los humanos de esta nueva especie de homínido, anuncian que si no se emprenden
medidas urgentes para reducir las amenazas estaremos siendo testigos del
descubrimiento y extinción del último homínido vivo encontrado desde que en
1.929 se descubriera a los Bonobos en la República Democrática del Congo.
Solo
alrededor del 10% del rango geográfico de los Tapanuli se encuentra en un área
reconocida por la Base de Datos Mundial de Áreas Protegidas. El 76% está en
Hutan Lindung, bosque de Protección en
Indonesia que como hemos visto no se respeta y el 14% no tiene ningún tipo de
protección, a pesar de que es un bosque primario accidentado con las densidades
más altas de Tapanulis en el ecosistema Batang Toru. Además una empresa
mantiene un polémico permiso de tala de 300 kilómetros cuadrados de bosque
primario en plena área de los Tapanuli.
Tras
la noticia de su descubrimiento al mundo, los Tapanuli, los últimos homínidos
que son los descendientes directos de los oranguntanes iniciales que habían
emigrado de Asia Continental y que por lo tanto constituyen la línea evolutiva
más antigua dentro del género Pongo, han sido olvidados y dejados a su suerte
por parte del gobierno y la comunidad científica internacional. Sus vidas están
pendientes de un hilo que puede romperse en cualquier momento y que sin duda
contiene una gran información evolutiva de la propia historia de la humanidad.
El
hombre sigue empeñado en permanecer como homínido único, exterminando al resto
de las siete especies con las que comparte familia, como ya lo hizo con otros
homínidos que ahora se busca sus restos en cuevas para completar nuestra
historia evolutiva. No debemos permitir bajo ningún concepto que el exterminio
de los grandes simios continúe sin ningún tipo de protección. En Proyecto Gran
Simio lleva luchando más de 20 años para
que los homínidos no humanos sean declarados Patrimonio de la Humanidad y de
esta forma proteger su hábitat y para una Ley de grandes simios que les
reconozcan sus derechos básicos.
El 60% de
los primates en el mundo están amenazados de su extinción. Precisamente es un
primate llamado humano el que ha decidido extinguir a sus parientes y a su
propia especie en los genocidios contra los pueblos indígenas o su
responsabilidad directa en el cambio climático.
Las multinacionales
como el Banco de China o el Mundial, no hacen más que apoyar megaproyectos sin
respeto a la naturaleza, a los seres vivos o los ecosistemas, amparados por
políticos de turno que facilitan la labor destructora de la biodiversidad de
nuestro planeta.
¿Vamos a
permitir una vez más que se salgan con la suya y hagan desaparecer a los
Tapanuli, símbolo de los grandes simios
y eslabón importante en la cadena evolutiva de nuestra propia familia
homínida? Una sola persona, Dian Fossey logró parar la extinción de los gorilas
de montaña ¿Seremos capaces de realizar su misma proeza en el siglo XXI, siendo
muchas las personas que queremos la protección de los Tapanuli? ¿Porqué de una
vez por todas la Unesco no declara a los grandes simios como patrimonio de la
humanidad y así proteger su hábitat? En algunas cuestiones y en lo referente
principalmente a la protección animal y el medio ambiente, en lugar de avanzar
como sociedades civilizadas, parece que retrocedemos a tiempos en la que los
animales se cazaban en su hábitat para después exponerlos disecados en museos o
cautivos en zoológicos.
Los Tapanuli son los últimos
homínidos descubiertos. Necesitan nuestra ayuda. No les dejemos solos. Su
extinción será el declive de la propia existencia de la humanidad.
PEDRO POZAS TERRADOS
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