PEDRO POZAS TERRADOS
Todas
las indicaciones científicas y evaluaciones realizadas en numerosos países de
sus ecosistemas naturales, indican claramente que nos hallamos ante la
denominada “Sexta extinción de especies” a nivel global, protagonizada y ejecutada por la especie más
dominante del planeta, el hombre. La destrucción de las selvas tropicales y la
constante extracción de los recursos naturales, hace que estemos viviendo lo
que los investigadores ya llaman “la era del antropoceno” que comenzó con la
revolución industrial, en la que el ser humano está arrasando el único planeta
donde vivimos y poniendo en peligro la supervivencia de la vida incluso de sí
mismo.
Ante este negro panorama que nos envuelve, los datos son
estremecedores. Según el Índice Planeta Vivo de WWF, las poblaciones de las
especies terrestres disminuyeron en un 38% debido a la pérdida y la degradación
del hábitat y por la sobreexplotación; las de agua dulce en un 81% por su
pérdida, contaminación de las aguas y degradación de su hábitat y las marinas en
un 36% por sobreexplotación, agotamiento de los caladeros de pesca y pérdida y
degradación de los ecosistemas marinos. Los porcentajes se incrementan
alarmantemente según pasan los años y por el momento no hay voluntad política
para que estas cifras disminuyan, al contrario, aumenta de forma precipitada.
Aunque es verdad que el CITES es un instrumento válido para combatir el tráfico de
animales y que lo han firmado numerosos países que cada año añaden en la lista
de especies en peligro de extinción aquellas en las que en sus países están
desapareciendo o necesitan entrar en un tipo de protección intermedio, no deja
de tener importantes lagunas, con unos documentos CITES que deben acompañar a
los animales para mostrar su legal procedencia, que ni son iguales para todos
los países y son fáciles de ser
falsificados.
Por otro lado, el tráfico se ha
extendido a las nuevas tecnologías y en internet existe un verdadero descontrol
y un acceso rápido, eficaz y más seguro para seguir anunciando ventas de
especies en peligro de extinción que son enviadas muchas de ellas en paquetería
(cuando son animales pequeños como ejemplo loros, titis, tortugas, serpientes,
etc.) sin riesgo alguno.
El Servicio de Protección de la
Naturaleza de la Guardia Civil (SEPRONA), es uno de los cuerpos policiales
mejor preparados del mundo para perseguir delitos contra el medio ambiente, así
como contra la fauna y flora protegida. Pero se topa muchas veces con la
torpeza de los políticos y las competencias de las Comunidades e incluso a la
hora de una incautación, muchas veces no saben donde depositarlas, siendo los
zoológicos para los animales exóticos los principales receptores de estos
animales. Pero hay un grave problema. ¿Con que moral en una inspección a esos
zoológicos concertados, si ven alguna norma que se incumple, pueden
denunciar? El Estado es el responsable
de esta situación porque debe de tener Centros de rescate Oficiales para evitar
precisamente situaciones de este tipo o que más tarde esos zoológicos o centros
que han recogido especies intervenidas pidan dinero públicamente para mantener
a estos animales.
Sacrificio
de animales en peligro de extinción
Proyecto Gran Simio
lleva denunciando desde hace tiempo esta situación en España y ha tenido que
recurrir a la Unión Europea para que sea admitida a trámite una denuncia contra
diversos artículos del Real
Decreto 1333/2006, que regula el destino de especímenes CITES incautados en
España. El Citado RD infringe la
normativa internacional sobre CITES estando muy lejos de los objetivos reales
de su creación, ya que en su artículo 8 Apartado Cuatro dice textualmente: "En el caso de que sea imposible o inadecuada
la reintroducción del espécimen al medio silvestre, su cesión para su
mantenimiento en cautividad o su donación para fines de investigación, o los
especímenes padecieran de una enfermedad incurable, crónica o infecciosa, podrá
aplicarse la eutanasia y, en su caso, la destrucción del espécimen
vegetal." ¿A caso se protege a las especies
amenazadas de extinción con un artículo donde se autorice su sacrificio por el
mero hecho de no encontrar un lugar para su cesión o mantenimiento? ¿Es
realmente el CITES en España un organismo de protección animal o sólo un
organismo para recaudar? Por otro lado, a los infractores se les aplica
la Ley de Contrabando, siendo sólo delito cuando el valor de lo incautado
supera cierta cantidad. Pero, ¿quién pone precio a la vida? Nos encontramos una
vez más con la ineptitud de los políticos a la hora de luchar contra este tipo
de delincuencia. Debería ser delito todo aquel que traficara con especies
protegidas? ¿Es así como se trata las
especies protegidas en peligro de extinción en España?
Por lógica y porque hay muchos técnicos
expertos que saben más de animales, la Secretaría CITES debería estar ubicada
en el Ministerio de Transición Ecológica,
en una Dirección General de Protección Animal que englobara todo lo referente a
los animales. Tal vez de esa forma se podría conseguir una mayor coordinación y
avance contra la tenencia de animales exóticos y el control de especies en
peligro de extinción
El tráfico de especies de grandes
simios y en concreto de chimpancés continua de una forma alarmante, al existir
demandas de mascotas en domicilios particulares de gente adinerada o destinados
a zoológicos, donde un bebe de chimpancé puede llegar a tener un precio como
mínimo de 12.500 dólares. El costo de este tráfico es terrible para las
poblaciones en libertad, ya que se asesinan a todos los adultos de la familia y
del resto del grupo para que no impidan la captura del bebé. Una vez en poder
de los furtivos, los adultos muertos son vendidos en mercados como carne de
caza. Para obtener un bebé vivo, más de 10 adultos son sacrificados.
En esta cadena que se extiende desde
los cazadores furtivos, intermediarios, falsificación de documentos CITES de
exportación, transporte y en última instancia los compradores, muchos de los
animales mueren de miedo, tristeza o de hambre. El destino de este tráfico internacional
debido a la fuerte demanda y por sus altos precios en el mercado negro, se
extiende a los países del Golfo, Asia
sudoriental y China, siendo muchos de ellos blanqueados y pasando a formar
parte de la población cautiva nacidos en los zoológicos y dirigidos después
muchos de ellos a otros países.
Según el Programa de Naciones Unidas
para el Medio Ambiente, unos 3.000 grandes simios (chimpancés, orangutanes,
gorilas y bonobos) son extraídos de su
hábitat con destino a la cautividad. Pero el número es mucho más alto de las
cifras oficiales ya que no hay un control sobre sus poblaciones y además se
añade la muerte de los adultos de su familia. Sobre el resto de las especies ni
se sabe que cantidades son las empleadas para este tráfico criminal de la vida.
La obtención de permisos falsos, su
comercio ilegal, la corrupción de los organismos oficiales, conexiones de las redes, la facilidad de las leyes
internacionales sobre la compra y venta de especies en peligro y los papeles
CITES que son fáciles de falsificar e
incluso de amparar más de un individuo utilizándolo las veces que sea
necesario, hacen de este comercio ecocida un negocio jugoso imparable.
Circos
sin animales.
Poco a poco, cada vez son más los
municipios y ciudades que están cerrando la entrada a los circos donde se
utilizan animales en sus espectáculos y
algunos de ellos, ante la presión de la sociedad, están reconvirtiéndose donde
sólo los humanos realizan sus representaciones artísticas. Pero..¿Qué ocurre
con todos los animales que esos circos tienen? Existe el peligro de que sean
sacrificados, ya que dependiendo de la especie, los zoológicos cierran las
puertas a especies que supongan un gasto fuerte económico cómo pueden ser
leones, tigres o elefantes. Entonces ¿qué salida tienen?
El
Estado debe crear como le ha aconsejado la Unión Europea, un Centro Nacional de
recuperación especies CITES, donde tenga cabida todas las especies que se
incauten en las fronteras o por parte de las fuerzas de seguridad y un lugar
donde puedan ser depositados los animales de los circos que se reconvierten.
Este Centro debe ser gestionado por profesionales de calidad, donde los
animales se encuentren bien y en espacios suficientes y donde se intervenga con
métodos no invasivos para que no puedan reproducirse. Casi todas las
Comunidades Autonómicas ya tienen su propio Centro de rescate pero sólo para
especies autóctonas.
Con
la creación de este Centro Nacional, además de dar puestos de trabajo y ser un
refugio seguro para los animales incautados CITES, se debe de realizar las
gestiones oportunas para que las denuncias que se efectúen contra el tráfico de
especies, tenencia ilícita de especies…además de estar castigadas por el Código
Penal, sus infractores sean sancionados y el dinero recogido, sea empleado para
la gestión del mencionado Centro.
Algunas medidas que se
podrían implantar
De forma urgente se deben de poner
en práctica soluciones inmediatas para paliar en la medida de lo posible la
sexta extinción de especies que estamos originando en todo el planeta. Para
ello, al menos en España, debemos implantar una batería de medidas que
dificulte el tráfico de especies y con unas leyes impecables que castigan a los
infractores. Algunas de ellas podrían ser:
*
Los grandes simios son las únicas especies que comparten con nosotros el tener
huellas dactilares. Se propone que el CITES que acompañe a un chimpancé,
gorila, bonobo o orangután, tenga que tener una fotografía de su cara y su
huella dactilar que son únicas en cada individuo.
*
Las multinacionales que operen en los países donde haya pueblos indígenas,
ecosistemas tropicales, poblaciones de grandes simios y de otras especies
protegidas, deben de tener en sus productos elaborados, un sello que certifique
sus buenas prácticas y respeto con los animales, los humanos y los ecosistemas.
El sello deberá ser entregado por un Comité científico independiente y
compuesto en su mitad más uno por ONGs conservacionistas.
*
El cese de los Programas de reproducción para los grandes simios en los
zoológicos y de otros animales exóticos, ya que no sirven para la conservación
de los mismos, sino como un negocio de intercambio entre zoológicos excepto si
se trata de animales autóctonos con programas específicos de reintroducción a
su hábitat.
*
La reproducción en cautividad debe cesar, excepto para especies autóctonas. La
jaula que quede vacía, debe quedar vacía para siempre.
*
Que los Organismos que se dediquen al control de especies amenazadas dependan del
Ministerio de Transición Ecológica bajo la dirección de técnicos especializados.
*
La creación de una policía cibérnetica que dependa del Servicio de protección
de la Naturaleza de la Guardia Civil.
* El cese inmediato de
los acuerdos para depositar especies CITES intervenidas en Zoológicos o Centros
Privados, debiendo el Estado Español de tener su propio Centro de Rescate.
* Realizar continuas
campañas de concienciación.
* Control riguroso y
estricto de las tiendas de animales, prohibiendo la exhibición de especies vivas
sea cual sea su categoría, incluido animales domésticos.
* Modificación inmediata
del artículo 8 del Real Decreto 1333/2006 que regula el destino de los
especímenes CITES intervenidos por estar en contra de la propia finalidad de
protección de las especies protegidas al permitir su sacrificio.
Esta batería de medidas por parte de España podría
suponer un arma eficaz en la lucha contra el tráfico de especies. Como en muchas otras causas, los políticos son
responsables de este tráfico de la vida
porque tienen en sus manos el poder de legislar y tomar las medidas suficientes
para evitar o al menos paliar en gran parte, este negocio abusivo de la
biodiversidad de nuestro planeta. La sociedad tiene a su vez la responsabilidad
de evitar este tráfico mediante el uso responsable de la razón. No hay que
olvidar que sin comprador no hay vendedor y sin vendedor la vida florece en
todo su esplendor protegiendo la belleza de nuestros ecosistemas que son el
motor de nuestro planeta, el único que poseemos y que tenemos la obligación de
proteger para las generaciones futuras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario