¿Crisis económica? Todos estamos viendo como con dinero público, con nuestros ahorros, las empresas que SIEMPERE han ganado al alza, que SIEMPRE han exprimido al que no tiene nada, las que SIEMPRE han robado todo lo que han podido, ven ahora que no siguen ganando como antes, amenazan con despidos y reciben a cambio millones de euros que les llueve del cielo sin que aquí no pase nada.
Mañana, estas mismas empresas se habrán beneficiado altamente de esta crisis inventada. Los políticos inyectan dinero público que no es suyo a las mismas empresas que debían haber vigilado. Todos tan contentos. Apretémonos el cinturón, que el suyo, los del sombrero de copa y la corbata bien puesta para salir en los medios, lo tienen bien holgado, con altos sueldos, viajes gratis, cenas y comidas a costa del Estado y reuniones y convenciones pagadas.
Si yo entrego un cheque sin fondos..inmediatamente soy detenido y puesto a disposición judicial. ¿Donde están todos los detenidos que han estado realizando operaciones de riesgo con dinero que no era suyo? ¿Dónde están entre rejas los que han concedido créditos sin fondos? ¿Qué hace la justicia que no los detienen? O es que a estas alturas nos quieren hacer ver que la crisis ha caído del cielo. Alguien tiene que ser responsable y ese alguien son los propios políticos que no han sabido vigilar a los bancos y a los inversores. Son responsables el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional.....¿Porque no se les juzga por llevar al mundo a un desastre económico? ¿Donde esta el dinero que supuestamente ha volado? ¿Dónde estan las dimisiones de todos los gobiernos por lo que están haciendo?
Es indudable que vivimos en una dictadura económica que tiene a su servicio a los políticos y como esclavos a la sociedad que es minada diariamente con programas basura y con deporte (futbol, campeonatos de tenis, etc.) para distraer las verdaderas realidades de esto mundo globalizado. Si, somos víctimas de este criminal acto contra todos nosotros, contra los pueblos pobres, contra la propia humanidad.
Es una verdadera sinvergonzería, un verdadero genocidio consentido, un asesinato en masa lo que estos lideres mundiales han consentido sin pestañar y sin escrúpulos. Nosotros estamos pasando un periodo malo, pero al menos tenemos. ¿Y lo que antes no tenían y ahora tienen menos? El hambre en el mundo se ha acentuado y la culpa son de ellos, de esos que se juntan para la foto, que se reúnen en Nueva York como si fueran héroes que nos sacaran de la crisis cuando son TODOS UNOS INÚTILES y unas MARIONETAS del Poder económico y ellos lo han fomentado. Pueden inyectar millones de euros para salvar a empresas y bancos que siempre han tenido beneficios y no son capaces de hacer lo mismo, con menos dinero, para erradicar el hambre en el mundo y que millones de niños y personas no mueran de hambre y que sus países tengan un desarrollo sostenible digno.
NO TENGO MAS COMENTARIOS AL RESPECTO, LO QUE ES CIERTO ES QUE ESTE SISTEMA MUNDIAL NO FUNCIONA Y MIENTRAS ESTE ASI ESTABLECIDO, SEGUIRAN MATANDO A LIDERES INDÍGENAS, A CAMPESINOS, DESTRUYENDO LAS SELVAS, LA BIODIVERSIDAD, ENGENDRANDO VIOLENCIA, INVENTANDO GUERRAS.
DEBEMOS HACER UNA REVOLUCIÓN CONTRA EL PODER ECONOMICO, CONTRA LAS MULTINACIONALES, CONTRA EL SISTEMA, UNA REVOLUCIÓN PACÍFICA, DE ENTENDIMIENTO, DE PRESIÓN. DEBERÍAMOS SER CONSCIENTES DE QUE ESTAMOS SIENDO MANIPULADOS COMO ROBOTS.
Os dejo con unas palabras publicadas en 1998 por un periodista español y que refleja sin lugar a dudas lo que pasaría (que ha pasado) con ese PRIMER PODER y Único del MUNDO.
PEDRO POZAS TERRADOS.
LOS AMOS DEL MUNDO
Arturo Pérez-Reverte
(Artículo del escritor español Arturo Pérez-Reverte, publicado en 'El Semanal' el 15 de noviembre de 1998, y que ahora, diez años después, parece una visión de Nostradamus).
Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla antro del computador, su futuro y el de sus hijos.
Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro.
Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio, o al revés, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street , y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo.
Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo. Porque siempre ganan ellos, cuando ganan; y nunca pierden ellos, cuando pierden.
No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tienen que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la Tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro.
Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder. El riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia.
Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático, y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.
Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días. Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.
Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad.
Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces, ¡oh, prodigio!, mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no.
Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros.
Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos, y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda.. Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la paga con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con su puesto de trabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.
Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena.
Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.
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