martes, noviembre 18, 2008

SELVAS QUE LLORAN A SUS MUERTOS






ÉXODO EN LA CUENCA DEL CONGO






Una vez más y a pesar de la presencia de miles de cascos azules, en la cuenca del Congo, los ríos que bajan hacia el mar atravesando sus selvas, tienen tintes rojizos. Nunca había finalizado la violencia que desde hace once años siembra estos bosques primarios, un lugar maravilloso y lleno de vida, que se ha convertido en un verdadero infierno para todas las especies. La Republica Democrática del Congo (RDC) tiene sobre su manto la riqueza más exquisita: Oro blanco (diamantes), Oro negro (petróleo), Oro amarillo (oro), Oro verde (su gran biodiversidad), Oro azul (coltan empleado para telefonía móvil y armas teledirigidas, con el 80% de su producción mundial). Y sin embargo los nativos se mueren de hambre, las poblaciones locales viven en la más absoluta de las miserias. Existen miles de desplazados por los conflictos anteriores armados y en la actualidad hay un nuevo éxodo donde más de un millón de personas huyen de sus casas abandonando todo en dirección a los centros de refugiados.

Tras los cuatro millones de personas asesinadas en diez años, comienzan una vez más los combates, la misma cantinela de siempre y por los ríos, los muertos flotan como si fueran troncos amputados, de una selva caprichosa y herida que está siendo aniquilada, ante miles de banqueros y empresarios que se reúnen y deciden sobre mesas pomposas procedentes de madera tropical.
¿Qué hace el mundo? La crisis, que es otra historia digna de contar y que contare, acapara los informativos y ahoga una vez más las miserias de África, de sus gentes, de su hambre, de su absoluta pobreza. Se callan conciencias haciendo galas en televisión para recaudar dinero y entregarlo a la FAO. Que mentira más callada, que engaño a la sociedad que se deja engañar. La responsabilidad de lo que ocurre allí y en otras partes del mundo es exclusiva de nuestros gobiernos y de las multinacionales que les dirigen. Esa es la clara realidad y mientras que no sea reconocido así y se les exija cambiar en una verdadera revolución del pensamiento, el hambre y el no desarrollo de los países pobres a nivel mundial continuarán, mientras unos pocos se inflan los bolsillos y sus cuentas corrientes sin saber que hacer con tanta riqueza.

Miles de refugiados que huyen de un nuevo éxodo macabro y que desde hace más de una década no han dejado de padecer, encuentran en su camino un nuevo enemigo, el cólera. Sus vidas se complican más. Los dos ejércitos enfrentados los masacran sin sentido, mientas los cascos azules contemplan impasibles el infierno que los rodea. En los campos de refugiados, donde la pobreza es infinita, el hambre insoportable y la tristeza se une al llanto, hacen que los gobiernos occidentales y africanos se avergüencen si es que tienen el más mínimo sentimiento humano. Organismos como la OMS, realizan llamamientos de alerta mundial, pero la ayuda que pueda llevarse a estos campos por el camino desaparece por la intervención de hombres armados que ven en sus rifles el poder y la gloria, sean de uno o de otros. El caos político y el desorden ensombrecen las selvas de la cuenca del Congo. Diminutas tiendas de plástico más pequeñas casi una persona adulta, se levantan como setas heridas en unos campos manchados de sangre. Ello hace que sean pasto de la desnutrición, de la malaria, del miedo, de la angustia resentida, del odio..

Ante esta situación denigrante y vergonzosa, me cuesta creer que estemos viviendo en un siglo donde la alta tecnología ha envuelto nuestras vidas, donde seres humanos puedan sufrir tanto y lleguen a morir de hambre por millones, donde seamos capaces de crear guerras para beneficio de unos pocos y consentido por muchos, donde pensando colonizar Marte, no hayamos resulto uno de los jinetes del Apocalipsis: el hambre.

Por parte de soldados gubernamentales y los llamados rebeldes, se están ejerciendo violaciones a las mujeres, trabajos forzados de esclavos a los de su propio país y secuestrando a niños para utilizarlos en las minas o como niños-soldados. En Kivati, Sake, Minova y Kangabayonga, centros de refugiados, sus gentes, con mirada triste y sin lágrimas por estar su lagrimal seco, dicen con voz baja inaudible por la debilidad: “Mi vida no tiene ningún valor…..esto es un infierno”. ¿Qué pensaría, que harían si los responsables de esta carnicería (gobiernos y multinacionales) vieran a sus hijos maltratados, esclavizados, obligados a llevar armas y matar, a sus mujeres violadas, a sus hermanos amputados, a sus casas y bienes destruidos?. Cientos de miles de personas en el este de la región no están recibiendo protección alguna. Las Fuerzas Armadas roban dinero y agua. En Kanyabayonga, los centros médicos atienden a decenas de mujeres violadas. ¿Puede el ser humano, sea blanco o negro, comportarse con tanta violencia y desprecio por la vida?
Un país rico en materias primas. Una población olvidada y hundida en el fango de la miseria. ¿Quién tiene la culpa además del propio estado que vive a todo lujo?. En otras zonas los hombres armados obligan a los lugareños acarrear agua y troncos contra su voluntad y roban las lonas de plástico que les sirven de refugio. ¿Quién alimenta tanta maldad?. Muchos niños separados por la huida de sus familias, se convierten en presa fácil de grupos armados.

Mientras tanto, la comunidad internacional se mantiene a la expectativa, con reuniones, con acuerdos de paz que no llegan a ningún lado mientras existe una población civil masacrada. ¿Por qué no se pide el boicot de minerales procedentes de la Republica Democrática del Congo, hasta que sus ciudadanos puedan vivir dignamente? ¿Por qué se permite a multinacionales comerciar con coltan, diamantes, petróleo, madera..mientras sus gentes son asesinadas por los mismos que les comercian el producto? ¿Porqué somos tan hipócritas y consentimos este baño de sangre para beneficio de nuestro bienestar?.

Debemos con urgencia pedir mecanismos de control de aquellos productos que provengan de zonas de conflicto para que no se comercialice y de esta forma, su valor disminuya hasta el punto de no ser rentable su explotación bajo las condiciones de ilegalidad, maltrato o violaciones de los derechos humanos. No utilizar madera tropical proveniente de los bosques primarios. Exigir que el coltán de los teléfonos móviles sea reciclado o que no provenga de la RDC. Por cierto, la palabra República y Democracia tendría que ser sustituidas porque obviamente ni es una ni otra, es una simple y llana dictadura del terror.

Una vez más como tantas otras, ellos, los que no tienen nada, sufren la violencia de sus propios compatriotas que el tener un arma en sus manos les convierte en reyes del odio y de la muerte. Una vez más las multinacionales se salen con la suya y sus arcas a pesar de la crisis económica, se llenan hasta el mismo borde de la ambición y la indiferencia más pura. Una vez más los gobiernos occidentales, los ricos, los que se benefician de la materia prima robada de las entrañas mismas de África, se reúnen y piden un alto para la paz, siendo conscientes de la complicidad más extrema. Una vez más los cascos azules que muchas veces incumplen el propio cometido que se les ha asignado, no hacen nada ante un país invadido por intereses comerciales a nivel mundial.

Y mientras tanto, los ríos se han teñido de rojo, la sangre de inocentes corre por sus venas y el grito del silencio, del terror y del miedo, unido a los gritos de los enfermos por el cólera y la malaria y a los gemidos del hambre y su guadaña; son los mudos testigos de unas selvas que lloran a sus muertos.

PEDRO POZAS TERRADOS (NEMO).

6 comentarios:

Mar dijo...

..y todo esto por la madera, el coltan, ¿cuándo has visto en el telediario que se hable de lo que hay detrás?, jamás, jamás expondrán a la opinión pública mundial lo que esconden estas guerras porque nos avergonzaríamos de nuestras campañas en "Mira quien baila" y demás pendejadas televisivas y navideñas para acallar las conciencias, para adormecer emociones y eso nos haría despreciar esos valores sobre los que hemos construido nuestro gran imperio.
Buen blog Pedro, estamos juntos.

Anónimo dijo...

Gracias por tus animos y tus palabras. Es cierto, estamos viviendo en un mundo de hipocresias, donde se ocultan las realidades, las causas y solo se divulgan las consecuencias.

Un abrazo fuerte y tenemos que seguir luchando hasta el ultimo aliento tal vez en lo más escondido de nuestra ceguera, puede existir una leve esperanza de cambio y mientras exista esa esperanza aunque sea remota, nuestras fuerzas no deben desfallecer.

Pedro Pozas Terrados

Mar dijo...

Gracias, Pedro.
¿Por qué no te creas un chisme de esos de suscripción para que se envíe un email automático a los suscriptores cuando publiques un nuevo post????
Es muy útil por si queremos seguirte cuando publicas.
:-)
Salu2

Anónimo dijo...

Hola Gawi.ya lo tengo, creo que es lo de seguir el blog, esta en el lado derecho y pone: seguimiento del blog. Creo que eso lo que tu me dices.

Si no lo es y es otra cosa, dimelo.

Un beso fuerte por estar ahi siemnpre.

Pedro Pozas

Anónimo dijo...

Gawi: fabuloso tu comentario. Mientras haya gente que siente y es como tu, hay ESPERANZA. Pedro, sabes que estos temas llegan muy dentro porque te salen de muy dentro. Gracias por compartirlo. Tengo mucho dentro, pero no necesitais palabras. Solo me sale darle gracias a mi Dios por vosotros. Ñanduty.

Anónimo dijo...

Gracias Ñanduty, fiel seguidora de este rincón a la esperanza, de esta ventana que se convierte en un grito al mundo y desde la cual lanzo palabras y con vuestros comentarios juntos, unimos las voces del planeta.

Mi Nautilus sigue navegando en la inmensa mar de la vida y sigue encontrando dolor y miseria, pero como dices, hay personas como tu, como Gawi y otros, que son la verdadera esperanza de que alguna vez podamos alcanzar como seres humanos la verdadera dignidad y respeto por nuestros semejantes, por el resto de los seres vivos y por nuestra tierra.

Mientras tanto, tenenmos el deber de convertirnos en guerreros del arco iris y defender la igualdad en toda su magnitud.

Un beso Ñanduty y otro para Gawi

Pedro Pozas