domingo, abril 29, 2007

LÁMPARAS DE BAJO CONSUMO: ¿PORQUÉ NO?

Ahorrar energía es el camino más eficaz para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, y por tanto detener el calentamiento global del planeta y el cambio climático. Es también el camino más sencillo y rápido para lograrlo. Por cada kilovatio-hora de electricidad que ahorremos, evitaremos la emisión de aproximadamente una tonelada de CO2 en la central térmica donde se quema carbón o petróleo para producir esa electricidad. Además, ahorrar energía tiene otras ventajas adicionales para el medio ambiente, pues con ello evitamos: lluvias ácidas, mareas negras, contaminación del aire, residuos radiactivos, riesgo de accidentes nucleares, proliferación de armas atómicas, destrucción de los bosques, devastación de parajes naturales, desertización y lo que es más importante, desacelerar el cambio climático al que estamos sometidos.


Pero esas ventajas también alcanzan a nuestros bolsillos: cada kilovatio-hora le cuesta al consumidor aproximadamente 16 pesetas de las de antes, de forma que cambiar los hábitos o sustituir los aparatos por otros menos despilfarradores nos ahorra dinero. Pero voy más lejos. Al igual que se subvenciona el despilfarro de agua por parte de numerosos agricultores que al ser barata, prácticamente inundan sus campos; las lámparas de bajo consumo energético y máxime ante un cambio climático anunciado de forma oficial y sin reparo alguno, deben de estar subvencionadas y costar lo que una bombilla convencional. Claro, que quien perdería serían las empresas eléctricas y no están por la labor como es ya habitual. Otra cosa más. Es muy fácil que nos digan que la lucha contra el cambio climático comienza en la casa de cada ciudadano. No sólo es fácil sino vergonzoso. Porque mientras dicen que hay que ahorrar energía con el sufrimiento de nuestro esfuerzo, vemos sorprendidos como dos meses antes de las navidades, las calles se encienden de colores en un despilfarro abrasador y sin sentido, pero claro esta, invitan al consumo. Como numerosas tiendas durante toda la noche derrochan luz y energía para nada, como muchos kilómetros de autovía son alumbrados sin que prácticamente se necesite, como en los adelantos y atrasos de la hora, encienden o quitan las luces a destiempo, viendo muchas veces encenderse el alumbrado público siendo de día. Como nos hacen gastar energía en cortes de tráfico y obras precisamente en las horas punta de salida. Cómo se despilfarra la energía en los edificios públicos sin que existe un mínimo control.......seamos serios. Si, el ciudadano tiene que responder ante un cambio climático, pero las administraciones y precisamente por ser dinero público y no propio, tienen que estar a la cabeza de estas campañas de ahorros. Hay que prohibir el exceso de luz y acabar con las luces de navidad al menos hasta una semana antes de las fiestas. Toda la culpa no es del consumidor, del ciudadano, del currito de a pié, aunque quieran tacharle como responsable de todas las calamidades de la Tierra. Tenemos unos dirigentes que deben ser conscientes con su política, que tienen que velar por la sociedad de donde provienen y gestionar el dinero de todos de una forma justa.


Para ello, el Gobierno de Australia nos ha dado una lección magistral. Es cierto que no ha firmado el protocolo de Kioto (la verdad, según esta amañado no me extraña, ya que sólo se valoran las compras y ventas de las toneladas DE CO2....puro negocio), sin embargo ha lanzado una propuesta a nivel nacional que ya la tendría que haber lanzado nuestros amigos participantes en las Conferencias sobre el Cambio Climático a Nivel Mundial Prohibir por Ley las típicas luces incandescentes, que desperdician calor y sustituirlas por las de bajo consumo. Para ello estas últimas podrán adquirirse al mismo precio que las primeras, las obsoletas, convencionales, las de Tomas Edison que han cumplido con su labor de dar luz hasta nuestros días.


Las bombillas de bajo consumo gastan DIEZ veces menos que las convencionales y dan la misma intensidad de luz, incluso más fuerte, más blanca.. ¿Os imagináis si cada pueblo, cada ciudad, cada nación, cada continente usaran sólo lámparas de bajo consumo? ¿cuanto supondría de ahorro? Incalculable. Y si a ello le añadimos la ayuda de centrales fotovoltaicas en las que ya se han inventado nuevas placas cuatro veces más potentes de recogida de energía que las actuales y otras fuentes de energía como la de biomasa...¿no habremos solucionado el problema del CO2?. Y eso, sin contar con el combustible de los vehículos, muchos de los cuales han sido compradas sus patentes para que no salieran al mercado deliberadamente y así seguir con el negocio del petróleo, el oro negro de la muerte y la destrucción, que puede ser tema para otra reflexión.
Todas estas ventajas se traducen por sí mismas en una mejor calidad de vida y más aún, si consumir menos energía va unido a la mejora de los servicios que ésta nos proporciona (luz, calor, movimiento..), es decir, se trata de mejorar la EFICIENCIA ENERGÉTICA.


El futuro de la humanidad depende de las acciones que se tomen a nivel particular y estatal, de forma conjunta, ayudando y gestionando a los políticos de una forma responsable y eficaz. El calentamiento global del planeta es un hecho. Existen lámparas de bajo consumo para prácticamente todas las necesidades y aplicaciones domésticas: de casquillo grande, pequeño y de bayoneta; de forma esférica, tipo "globo", o circular, para lámparas de campana, apliques de mesa o pie, o con pantalla difusora. Existen igualmente modelos, de pequeño tamaño, para iluminación de espejos de baño y pequeñas lámparas, o cono focos concentradores, para rieles y arañas. A las ventajas de su bajo consumo, estas lámparas añaden la de que no desprenden calor.
Si, parece que a los políticos ya se les ha olvidado el cambio climático, que los inviernos se vuelven suaves y los veranos calurosos. Por cierto, preparémonos para soportar altas temperaturas este verano. Se han adelantado las fechas de alerta en incendios forestales y Castellón ya ha tenido cuatro fuegos de importancia.

Las bombillas de bajo consumo compactas, son un símbolo de la eficiencia energética. Pero hay que hacer como Australia, subvencionar estas lámparas para que el ciudadano no note el gasto en su bolsillo. Y se puede hacer, lo mismo que se subvencionan unas elecciones, o el agua para los agricultores (cosa que prohibiría también porque se debe usar el agua de forma correcta, sin derrocharla, con goteo..), o el gasoil para los pescadores. El consumo eléctrico en hogares y ciudades de la isla continente, se reducirá en un 66% en un país donde la desertización avanza a pasos agigantados.


Esta medida , sin contar con otras de apoyo, son verdaderos desafíos a escala planetaria para frenar el calentamiento global si todas las naciones hicieran lo mismo. Lástima, que ni aún cuando peligra la existencia de vida en la Tierra, el ser humano es incapaz de ponerse de acuerdo. Pienso que la naturaleza cometió un error al darnos tanto poder sobre el resto de las especies de nuestro planeta., incluida la nuestra.



PEDRO POZAS TERRADOS

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, Sabes a ciencia cierta si existen bombillas de bajo consumo para casquillo de bayoneta?
No para coches, para lámparas convencionales...
Un saludo