NAUTILUS - BITÁCORA DE NAVEGACIÓN

NAUTILUS
04/septiembre/2007

Pocas novedades han ocurrido desde mi última anotación en el Cuaderno de Bitácora. Los días han transcurridos en el interior de mi refugio sin sobresaltos fuertes. Hace unos días una pareja de delfines se introdujo en la gruta y ha sido una estampa idílica hasta que ellos mismos optaron por regresar a su grupo. Una visita agradable. No como lo que esta ocurriendo en algunos lugares de nuestro planeta herido.

Diariamente sigue la masacre de personas inocentes, de vidas truncadas por el fanatismo de la violencia en Irak. Sólo en el mes de Agosto, 1.771 personas (niños, mujeres, hombres) civiles, han perdido la vida a causa de los atentados y asesinatos masivos, sin contar las que las propias Fuerzas invasoras siguen ocasionando.

No comprendo como el ser humano puede llegar a estos extremos y ser capaz de matar por un ideal, por una religión o por el petróleo y el poder. Parece como si la sociedad de la que he huido hace años por estas mismas razones, se haya vuelto loca, enfermiza, ciega y sin dignidad para poder levantar la cabeza dignamente. Niños que se mueren de hambre, empresas que negocian con los fármacos, el cáncer y el sida, sin importarles los millones de muertos y el sufrimiento……no se, creo que el ser humano se dirige irremediablemente hacia una era de insensibilidad, en la que nada importa, sólo el propio bienestar.

Son muchas cosas las que pienso desde este refugio inalcanzable para el resto de los mortales. Más de una vez pienso y casi afirmo con toda seguridad, que el hombre en su amplio contexto de significado, es un error evolutivo y ha sido el único fallo causado en la creación de la vida.

Podemos seguir con ejemplos que adornen mi exposición, como los incendios de Grecia, la mayoría intencionados por intereses económicos y políticos, la guerra de diez años en la Republica Democrática del Congo con millones de muertos por la explotación de diamantes y minerales que hace falta a los países occidentales, las matanzas de los palestinos, las invasiones de países……no podemos seguir así y si por mi fuera, nuestro apellido científico debería cambiarse en Homo horribilus.

Sentado en mi biblioteca, sumergido a cientos de metros sin que nadie pueda molestarme, no hago más que preguntarme para que Dios se molestó en crear al hombre si ahora esta destruyendo su obra. ¿Qué estaría haciendo ese día? ¿Se descuidó o estaba dormido? ¿No tenía la inspiración necesaria para la creación en ese momento?.

Los delfines me han alegrado en estos días mi estancia en mi reino submarino, pero me siento sólo. Muchas veces la lucha si es compartida o comprendida por los que te rodean, es más llevadera, comprensible, eficaz y te da ánimos en los momentos en que deseas tirar la toalla porque nadie se merezca tu esfuerzo. Si, yo tengo una tripulación, hombres y mujeres que quisieron abandonar sus hogares para crear este pequeño mundo aislado de toda civilización. Pero aún así, la soledad nos llega venida desde el mismísimo interior de nuestro ser, como si estuviera heredada, como si nuestros antepasados la llevaran consigo en la mochila genética del olvido.

Antes de llegar aquí, cuando pase por Mozambique, me entere de una historia real, bella, tupida de colorido, donde el choque de las especies de unieron formando una amistad sin precedentes. Hacía meses que unas severas inundaciones azotaron la región, causando miseria y extensos daños a bienes y cosechas y también a los animales. Un perro llamado “Billy” desapareció en Caia ( al norte de Mozambique). Al cabo de varios meses apareció, había regresado del bosque, pero no iba sólo. En su lomo un pequeño mono se le abrazaba con fuerza. Los aldeanos le pusieron el nombre de Kiko. No se sabe de que manera surgió esta curiosa amistad. Probablemente mientras luchaban por sobrevivir. Sólo ellos saben lo que ocurrió. Billi y kiko desde entonces comen, se pasean e incluso duermen juntos. Tal vez este ejemplo sirva para que los humanos aprendamos también de las lecciones que nos dan otros miembros de otras especies.

Dentro de varios días salimos de nuevo a navegar y tenemos que empezar ya los preparativos. El Nautilus de nuevo vuelve a patrullar el mar como un caballero solitario, como un guardián del planeta.

Pedro Pozas Terrados - Nemo